Por Ro Tierno/ Recientemente publicada por la Editorial Teatro Sin Paredes, esta obra trae memoria e identidad de una parte olvidada de México: la afrodescendencia. Del 10 de mayo al 24 de junio en la Sala Xavier Villaurrutia del CCB.

“Lo importante de Yanga en la actualidad es justo recordar que aquí en México hay esa tercera raíz, esa afrodescendencia, no olvidar la historia”, dice Marisol Castillo, actriz y una de las responsables de esta obra escrita por el dramaturgo Jaime Chabaud, dirigida por Alicia Martínez Álvarez y presentada por Mulato Teatro, Paso de Gato y la Coordinación Nacional de Teatro.

Según el último censo realizado en el 2015, más de un millón de mexicanos se consideran afrodescendientes. Una parte de la historia mexicana que se ve en el día a día, aquí en la ciudad y más marcado en estados como Guerrero o Veracruz. ¿Por qué es silenciada esta raíz? Pues porque en toda Latinoamérica la historia la escribieron los blancos y sigue prevaleciendo su discurso hegemónico de poder. “Cuando vemos a los afrodescendientes en la calle se piensa esto de ‘son extranjeros’, y hay gente que nació aquí, no es de ahora, sino de cinco generaciones atrás, por eso es importante contar esta historia”, dice Marisol.

Yanga es una localidad de Veracruz, reconocida oficialmente por Nueva España en 1630, que fue fundada y liberada por un grupo de esclavos liderados por Gaspar Yanga, un príncipe negro africano que fue esclavizado y traído para México.

La historia que escribe Chabaud se basa en la historia de este personaje, aunque contiene muchos elementos de ficción, no sólo por ser una obra de teatro, sino además porque no hay suficiente información, ni sobre Yanga, ni sobre la comunidad afrodescendiente. “En ningún libro de la Secretaria de Educación vas a encontrar ni un solo capítulo que hable sobre la tercera raíz de la mexicanidad que es la negritud, es una cosa negada, el secreto mejor guardado de México, que también somos negros. Aunque hay una negativa total a reconocerlo, te subes al metro y hay una nariz ancha, unos labios gruesos, y tú dices ah el bisabuelo, el tatarabuelo sin dudas era negro”, comenta Chabaud.

Yanga entonces narra la historia de Gaspar Yanga, interpretado por Jesús Delgado (Hamlet en Caracas) en lucha con el régimen colonial. Su gran enemigo es don Pedro González Herrera (Diego Garza), un blanco hacendado que tiene como amante a Santiaga (Marisol Castillo), una esclava que corresponderá al amor de Yanga.

“Dentro de esta historia real Jaime creó una ficción, donde está el triángulo amoroso entre Yanga, Pedro y Santiaga. Santiaga en su nombre original africano es Niaaba, y Pedro la bautiza como Santiaga de San Miguel, ella es la detonante de estas dos pasiones”, explica la actriz.

El actor Diego Garza, expresó que el tema central en la obra es la memoria, “me parece pertinente contarla ahora con lo que está el sucediendo en nuestro país política y socialmente. Creo que los mexicanos tenemos muy poca memoria, olvidamos lo que sucedió en otras épocas, repetimos los mismos patrones, es como un nuevo canal para hablar de la afrodescendencia, que no se le reconoce”.

Como teatro, como arte, sin dudas esta obra viene a cumplir su misión: interpelar, abrir puertas, ojos, mentes, dar luz sobre un tema olvidado, echado a la sombra, donde miles de personas son perjudicadas por la desigualdad y la discriminación. No es solo un tema de la afrodescendencia, ya que como explica Marisol, “la pelea constante es reconocer a una población pequeña, porque el estado tendría que reconocer a todos los grupos minoritarios. Los afrodescendientes no son de una generación, sino de cinco generaciones atrás o más, que empezaron justo con Yanga, con este negro cimarrón que logró la independencia, por eso es una raíz muy fuerte.”

“Estamos igual de cosificados hoy en el siglo XXI, nuestra vida está hipotecada, siempre estamos pagando algo, no somos dueños de nuestro tiempo ni de nuestra vida, tratamos de sobrevivir. El capitalismo salvaje nos dice no te preocupes y no dejes de desear cosas porque mientras más desees más esclavo eres”, expresa Chabaud.

Entonces no se queden sin ver esta puesta en escena que es un ejemplo del arte eficaz, aquel que rompe con discursos establecidos. Quizá Yanga nos contagie su rebeldía, Santiaga su empoderamiento, y así salgamos del teatro con las cadenas más rotas, transformados y transformadas, con más ansias de cambio y de libertad. No estamos en Disney ni somos prisioneros y prisioneras de un castillo, se trata de consciencia, de conocer la verdadera historia, de involucrarse y no olvidar.

Para más información sobre esta obra aquí

No dejes de recibir en tu correo, Facebook o Twitter toda la información y los estrenos de las obras de teatro de la Ciudad de México.