Por Kerim Martínez/ Si algo caracteriza a un mexicano es que a pesar de encontrarse en el peor de los panoramas sabe reírse de sus propias desgracias. Puede temblarle, lloverle sobre mojado o estar oprimido por uno de los peores gobiernos pero siempre buscará la manera de ver todo con humor. Quique y Angie, la pareja imperial es un espectáculo que muestra con rayos X la deplorable situación política actual de México.
Después de dos años de representaciones en distintos escenarios (El vicio, Foro a poco no, Youkali Cabaret) regresa esta sátira con una breve temporada en el Bataclán, lugar acogedor ubicado en la Condesa que se enfoca más en los standuperos y conciertos acústicos pero que de vez en cuando abre sus puertas para la representación teatral.
Leticia Pedrajo, actriz de larga trayectoria, encabeza la compañía La teatrera solitaria que lleva varios años presentando espectáculos de corte cabaretesco en la CDMX y se ha posicionado como uno de los exponentes principales de este género junto con Las reinas chulas o Tito Vasconcelos. La intérprete cuenta con una amplia gama de personajes: logra recrear a la excéntrica Pita Amor (Pita en cuatro tiempos), puede encarnar una lumbrera histórica como la Güera Rodríguez (Cabaret Risentenario), causa terror como la temible Elba Esther Gordillo alias Miss Teté (El Monsther Gordillo freak show) o es posible encontrarla a mediados de año haciendo una pastorela unipersonal (¿Por qué no te callas?).
En esta ocasión, Pedrajo hace una parodia de la primera dama, Angélica Rivera, quien fuera actriz de televisión antes de desempeñar su más complicado papel: ser la esposa perfecta del presidente de México, representado por Armando Tapia (El penal, Tu oráculo está en caos, El mural). Los dos realizan un estupendo trabajo actoral y logran que el público esté de su lado a pesar de meterse en la ropa de la pareja más odiada del momento. En el sexenio de Fox, Raquel Pankowsky le sacó jugo al personaje de Martita Sahagún y estuvo presente en muchos escenarios teatrales. Además de su talento la actriz contaba con un físico similar al del personaje. Leticia y Armando no son copias fieles de Enrique y Angélica pero esbozan las particularidades de esta dupla con mucho detalle y al final convencen.
Quique y Angie se desnudan simbólicamente ante los espectadores para hacer un recuento de los errores y situaciones embarazosas por las que han atravesado desde que llegaron al poder. La obra está compuesta por siete cuadros o sketches escritos con mucho ingenio por la dramaturga (Camila González), los actores (Leticia Pedrajo y Armando Tapia) y los directores del montaje (Antonio Cerezo y Lizeth Rondero). La compañía recopila las frases más famosas de Peña Nieto y al juntarlas surge un juguete cómico-fársico-musical que hace que aparezca la risa involuntaria en el centro nocturno desde que inicia la función. Deciden colocar a la pareja en situaciones íntimas para acentuar la incomodidad y tal vez para vengarse de su tiranía aunque sea a través de la ficción: el presidente sentado en el retrete o agoviado por no cumplirle sexualmente a su esposa.
Durante una hora y diez minutos se abordan ligeramente temas escabrosos, se critican los excesos familiares, se cuestionan sus comportamientos a nivel internacional o en redes sociales. La escena está aderezada con canciones de los años ochenta que se reconocen fácilmente y que el equipo creativo adaptó de forma ocurrente para que las letras entraran en el contexto de la historia que presentan. Destaca “Me alimento de ti” que fuera interpretado por Daniela Romo/Mijares y que en esta versión se titula “Me alimento del PRI”. En general el diseño sonoro (Yurief Nieves) funciona para que los actores se luzcan, sin embargo la realización de algunas pistas musicales podría mejorar; por momentos da la sensación de escuchar maquetas de audio inacabadas y la acústica del restaurante-bar no es la óptima.
La escenografía está compuesta por un linoleo blanco y cinco cubos que los actores manipulan hábilmente y que al abrirlos funcionan como lugar de almacenaje de vestuario y utilería para evitar que salgan de escena y se pierda el ritmo del montaje. La dirección escénica es pulcra y permite que de vez en cuando Pedrajo y Tapia rompan la ficción y se desahoguen con el público. Alivia recordar que enfrente se encuentra un par de irreverentes actores y no el dúo dinámico que llegó al poder hace casi seis años.
Citando al presidente, Quique y Angie han “volvido” con esta obra únicamente los sábados de febrero a las 7 p.m. Vale la pena adentrarse en trabajos que no sólo provocan risa sino también llevan a la reflexión.
Para horarios y boletos de esta obra aquí.
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