Por Saúl Campos/Esta es la historia de 4 actores acompañados por un músico. Estos actores quizás estaban destinados a la grandeza, a escenarios magnos, al reconocimiento, a la vida del lujo, del éxito y la fama. A ser reconocidos como grandes artistas, maestros de la escena, camaleones de las tablas. Sin embargo, hoy no son más que un grupo de segundones que lejos de pisar un escenario grande, deben de conformarse con el sótano de ese teatro en el que amarían estelarizar un gran clásico, dejarlo todo en un soneto, en un verso, en un soliloquio, de Shakespeare, de Byron, quizás. ¿Pero hasta dónde puede ser una persona parte de un éxito propio, si la envidia ante el ajeno es latente?
El Teatro del Bosque Julio Castillo presenta prácticamente en TODO el teatro, No soy lo que soy, escrita y dirigida por Roberto Eslava, con actuaciones de Jaklyn Bejarano, Luis Ernesto Verdín, Medín Villatoro e Irene Repeto. Una fábula sobre la necesidad de ser reconocido y la envidia que esto conlleva sobre los logros de los demás.
Para esta “Cantanta Parateatral” como su autor ha decido designarla, el elenco se presta a un verdadero tour de forcé en el cual deberán comprobar necesariamente la calidad de la que están hechos como intérpretes, para entonces convencer a la audiencia de que el ser relegados a un espacio menor, lúgubre y sin vida no es sitio para ellos.
A través de este viaje lleno de simbolismos, coreografías y retazos de Shakespeare, Milton y Byron mezclados entre la dramaturgia original, el autor propone un viaje a la ridiculez, a la falta de autoestima y al desprecio. Más allá de mostrarnos una ventana sobre la envidia, el autor logra explorar a la condición humana en búsqueda del punto de reconocimiento en medio del gregarismo, punto clave que decide ilustrar mediante la figura del actor.
Aquí tenemos a la actriz mediocre, recluida en su ideal de que nunca será reconocida, a tal nivel que su depresivo discurso la tiene odiando a sus sueños solo por existir. La acompaña el actor talentoso que quizás está con ellos por lástima o quizás, por que es tan bueno que no pertenece al mundo del éxito.
Unido a ellos, el actor mediocre, consciente de su mediocridad, pero con un enorme talento por encontrar dentro de él, pero quizás nadie nunca se atreva a buscarlo. Cerrando con la actriz perfecta, multifacética y talentosa, pero con tan poca apreciación por sí misma y al mismo tiempo tan desesperada por brillar, que entorpece su camino y se auto oculta de la gloria, para admirar la de otros.
Esta galería de seres rotos permite ver un punto bastante álgido de la realidad. Es un diálogo absurdo con severas dosis de verdad permeadas que anhela ser resuelto, o quizás dejar dudas más precisas sobre, ¿Quiénes somos y qué queremos realmente de nosotros mismos?
Si bien la dramaturgia se torna repetitiva en la primer parte, se sostiene fuertemente al grado de entregarnos momentos de verdad escénica impactantes y bien planteados desde la dirección, dónde la presencia de Mauricio Delgadillo, como músico y un actor más en juego, se vuelve precisa para llenar de los matices necesarios a la representación. Esta misma dupla nos permite momentos de gran genialidad con cada uno de los actores, instantes que simplemente dejan helado al espectador y con ganas de más de esa fantasía tan cruel que está frente a nosotros.
Definitivamente, es una obra que necesita apuntar mucha más agilidad a su dirección, recortar su duración total restando los momentos en lo que el texto vacila sobre el mismo peldaño, lo suficiente quizás para odiar dicho escalón. Sin embargo, No soy lo que soy, logra ser una auténtica fiesta escénica, que sin duda exprime el talento al máximo y logra cuestionar al espectador en más de una forma.
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Me gustaría me enviaran un link para ver “No soy lo que soy”soy de Buenos Aires Agentina