Por Ro Tierno/ A partir del 27 de abril se presenta esta obra que retoma y continúa una dramaturgia escrita en 1879 donde el feminismo se hace presente, al parecer, lejos de los prejuicios y el cliché.

Al joven dramaturgo estadounidense Lucas Hnath se le ocurrió una idea aventurada: retomar la obra del noruego Henrik Ibsen creada en 1879, Casa de Muñecas, para continuar la historia de Nora, una mujer que abandonó su casa y su familia para seguir sus ideales y vivir su independencia. Estamos hablando del siglo XIX, por lo que la obra y su autor se posicionaron como referentes del movimiento y pensamiento feminista en ese entonces. En esta segunda parte, Doll’s House Part 2, Hnath hace regresar a Nora luego de 15 años de ausencia y se reencuentra con su hija, su marido y su nana. La obra se presentó el año pasado en el Broadway de Nueva York con gran éxito.

Ahora llega a México este 27 de abril al Teatro Julio Prieto, producida por Mejor Teatro, Morris Gilbert y OCESA, dirigida y traducida por Mauricio García Lozano (Macbeth), y con la interpretación principal de Cecilia Suárez en el papel de Nora. El elenco se completa con Juan Carlos Colombo en el personaje de Torvaldo, Breatriz Moreno como Ana María (que además está celebrando 45 años de trayectoria), y Paulette Hernández y Assira Abbate alternando el papel de Emmy, la hija.

“No hace falta haber visto o haber leído Casa de Muñecas para entender esta segunda parte, porque básicamente de lo que trata es de algo que ocurre hoy en día en cualquier país del mundo. Trata del proceso de emancipación de la mujer dentro del matrimonio. Nora es una de las primeras feministas curiosas de la historia del arte. Lucas Hnath retoma la idea de este personaje tan revolucionario y la coloca 15 años después a regresar a su casa. Esto da como resultado una comedia delirante, donde la gente se vuelve loca de gracia por la situación en la que compromete a los personajes que se quedaron en la casa”, comentó García Lozano.

Henrik Ibsen creía que el género femenino estaba juzgado a partir de los códigos de los hombres y rezagado a vivir una vida desde un punto de vista masculino, por lo que las mujeres no podían ser realmente ellas en la sociedad. Si bien luego de más de un siglo después no podemos decir que las cosas siguen iguales, porque hay derechos ganados y el tema está latente, la lucha continúa, va lento, retrocedemos, avanzamos, pero artistas, escritoras, cineastas, mujeres, todas, estamos alzando la voz, por lo que esta obra cae oportuna y bienvenida.

Cecilia Suárez expresó al respecto que “el texto es inquietante y pertinente para los tiempos en que vivimos. No podría haber tenido un mejor momento para ser montada esta obra y para permitirnos dialogar sobre ella una vez que abandonemos el teatro”. Además agregó que etiquetar de “feministas rabiosas es parte del discurso patriarcal para restar fuerza a un movimiento como el feminismo, replantearnos eso es importante hoy en día”.

Sobre esta cuestión del feminismo, los clichés y los prejuicios, García Lozano comentó que “la obra elude de entrada cualquier arquetipo, cualquier etiqueta de la mujer liberada, feminista, ve el problema de todos los ángulos, esto de alguna manera mete el dedo en la llaga, complejiza la discusión del problema, la gente cuando salga del teatro va a estar de un lado o del otro. Es una mujer que abandonó a su familia, trae el discurso perfectamente armado, lleno de profundos argumentos, y sin embargo la familia también tiene los suyos y es justamente la discusión la que hace que la situación se vuelva hilarante y también dolorosa. Hay que verle porque uno de los elementos para evitar el cliché es complejizar el personaje”.

El montaje tiene escenografía por Andrés Martínez Frausto, vestuario de Mauricio Ascencio y música por Pablo Chemor. Respeta la ambientación del siglo XIX, aunque el director aclaró que el tema y el lenguaje es tan vigente que conecta con la actualidad y descarta una apreciación anticuada.

“Va poner al mundo de cabeza, va hablar de la mujer, del matrimonio, de la familia, de la libertad y de la necesidad de escuchar la propia voz. Consigue algo que es muy importante en el teatro: nos conmueve con risas otras y con lágrimas, porque nos sorprende constantemente el proceso humano, creo que el buen teatro debería de ser eso. Me gusta pensar en el estreno como un punto de partida de un misterio que se abre incluso ante los ojos del director, como algo que se va a seguir moviendo como un río. La obra sale en un muy buen momento, hay vida en el teatro, hay relaciones verdaderas en las tablas y claridad en el discurso. Esperamos que esta obra transmita reflexión y espejo en la gente”, concluyó García Lozano.

Después de Casa de Muñecas tendrá temporada del 27 de abril al 2 de septiembre en el Teatro Julio Prieto. Para boletos y más información aquí.

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