Por Roberto Sosa/Tres mujeres, personajes emblemáticos de la literatura universal dan forma al espectáculo: Ofelia, Medea y Blanche. La obra a través de la docuficción (en inglés Docufiction, género cinematográfico que trata de captar la realidad y a si mismo introduce elementos irreales o de ficción) plantea los trastornos emocionales y mentales de la mujer de hoy. La depresión es la tara que trastoca su existencia.
El dispositivo escénico es un conjunto de espacios que simbolizan una prisión existencial donde habitan las protagonistas. Ofelia (W. Shakespeare), es una adolescente inmersa en la problemática que viven las chicas de hoy: las redes sociales. La relación amorosa con su “Hamlet”, es más virtual que real. Medea (Eurípides) desde esta visión no cuenta con las pociones y ungüentos mágicos para enamorar a Jasón, acá es un ama de casa atrapada en la rutina y en una vida que no quiere.
Por último Blanche DuBois (T. Williams) altiva, atractiva y alcohólica, encarna la mujer que anhela una estabilidad emocional, una pareja y el amor de un hombre. En esta narración, a Blanche la vemos sumergida dentro de una bañera y en su ruina sentimental. Las tres son presas de sus propios designios dentro de un espacio que representa lo que toda mujer desea: un hogar. Un telón traslúcido permite ver parcialmente su deprimente universo.
La autoría y dirección son de Edurne Goded (Manual de desuso. Egresada del Colegio de Literatura Dramática de la UNAM), tiene la percepción contextual para dialogar con el público, sobre todo femenino. Su obra no pretende ser un discurso victimario a favor de la mujer, sin embargo la disertación del texto, no deja bien parado al género masculino. Conjunta de forma acertada elementos vitales en el desarrollo de la pieza: el video mapping y la animación. En este sentido la obra desde la estética, está por encima de la dramaturgia.
Las actuaciones son de Mabel Cadena (Ofelia), Myrna Moguel (Medea) y Karen Espinoza (Blanche). Su labor fue construir personajes desde el mito y la ficción y demostrar que son reales; dan vida a tres mujeres que viven circunstancias que las atrapan. La paradoja de habitar presas un mundo que ellas mismas edifican y demandan. La convergencia de esfuerzo y talento se plasma sobre el escenario, el resultado es favorable. La narración es de Natalia Goded.
Me hago la muerta hasta que el oso se va, es una reflexión, un común para cavilar y sacudir la conciencia de la mujer de hoy. La pieza tiene la mirada en el pensamiento y sensibilidad de tres personajes femeninos, iconos de la literatura universal, que la ficción del teatro los ciñe a una realidad contemporánea.
Cabe destacar el trabajo del equipo creativo: Hombre en videos, Julian Segura; Iluminación, Ingrid Sac; Diseño sonoro, Emiliano López; Composición musical, Canek Goded y María Giménez; escenografía y vestuario, Aldo Vázquez; Diseño de video, Isabel Campaña y Daniel Ulacia; Realización de corset, Brisa Alonso; Mapping, Aldo Cañedo y Mar Namihira; y Diseño gráfico y animación María Lorenzo. Creatividad desbordada.
Verbo Delta la presenta en el Teatro El Milagro hasta el 19 de septiembre, consulta precios y horarios, aquí.
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