Por Mariana Mijares/ Macbeth es una de las obras más representadas de Shakespeare; y con cada nuevo montaje, una producción tiene el reto de mantener este clásico vigente.

Actualmente, en el Teatro Milán se presenta uno de los mejores montajes de Macbeth que yo haya visto; mucho de ello es gracias a la adaptación de Alfredo Michel Modenessi; el único miembro mexicano de la Shakespeare Association of America, de la International Shakespeare Association – de cuyo comité ejecutivo ahora es parte – y de la International Shakespeare Conference del Instituto Shakespeare de la Universidad de Birmingham.

A esta adaptación se le suma un sólido elenco que incluye a Juan Manuel Bernal, Lisa Owen, Hamlet Ramírez, Miguel Santa Rita Sandoval y Assira Abbate, entre otros, bajo la dirección de Mauricio García Lozano, quien el año pasado fue responsable de otros montajes de Shakespeare como Romeo y Julieta, Medida por Medida y Ricardo III.

Fotos: Alberto Clavijo

Pero en este trabajo, además de revisitar a personajes como ‘Lady Macbeth’, ‘Duncan’ o las Tres Brujas; hay un personaje más: el agua, elemento que acompaña siempre a los actores; y en ocasiones, hasta el público.

La escenografía es creación de Adrián Martínez Frausto, escenógrafo con el que tuvimos la oportunidad de platicar sobre cómo su concepción de este espacio es un espejo de los personajes y de la historia, que se presentará hasta el 21 de enero.

-Adrián, ¿cómo te integraste a este proyecto?

Hace aproximadamente un año me buscaron Ana Bracho y Paula Sánchez Navarro (las productoras) para ver si me interesaba entrarle al proyecto que estaban armando y si tenía disponibilidad de tiempo. Mi primera reacción fue de pánico, Macbeth es un texto que siempre he adorado pero francamente no estaba seguro de tener la madurez emocional o la experiencia de vida para poder aportar algo. Si a eso le sumas que la propuesta incluía trabajar con Mauricio (con quien siempre había sido un sueño trabajar) y con una adaptación de Alfredo cuyo trabajo admiro profundamente… fue un micro segundo de pánico antes de decir que claro que sí quería. Desde la primera reunión todos nos subimos al barco y generamos una visión compartida acerca del texto y el universo de la obra.

-Antes de Macbeth, ¿cuál era tu relación con Shakespeare? ¿Habías hecho otras escenografías con alguno de sus textos?

Hice una maestría en una escuela en donde trabajar Shakespeare, es una parte bastante importante del currículum; trabajé varios de sus textos a nivel proyecto y diseñé un par de producciones dentro de la escuela. Ya después trabajé en un par de adaptaciones en ópera de textos de Shakespeare. Sin embargo, esta es mi primera producción profesional de un Shakespeare hecho y derecho.

-¿Cómo trabajaste con Mauricio para decidir que el agua fuera un personaje más dentro de la obra?

Nunca, no fue un personaje. El agua nació de la inquietud que tuvimos desde un inicio de hacer que el espacio fuera un espejo de los personajes y de la historia.

Probablemente fue en la primera discusión que tuvimos, en la primera junta, que hablamos de generar un universo transgredido, paralelo, de reflejos rotos, eclipsado. El interior de la cabeza de Macbeth y sus demonios.

Un espacio donde todo se contamina por la sangre y la ambición. Un vacío contenido donde se gesta la maldad y la culpa; una y otra y otra vez. El agua fue simplemente el resultado de estas ideas.

-¿Cómo fue la logística para decidir cómo jugarían los actores con el agua, y hasta con el público?

Una de las cosas que hizo que funcionara tan bien este montaje, es que justamente no hubo tal logística, la obra se armó en seco sin pensar mucho en ‘jugar’ con el agua; y una vez que estaba lista, se le añadió ese elemento. Eso hizo que el agua se convirtiera en una cosa completamente natural y que no pareciera que estábamos intencionalmente jugando en una alberca. De hecho, creo firmemente que si mañana quitáramos ese elemento, la obra seguiría siendo igual de fuerte y contundente.

Fotos: Alberto ClavijoEn cuanto al público… (risas) Creo que era inevitable; aunque no lo habíamos pensado así hasta el día del primer ensayo que se empapó toda la primera fila… Tuvimos que hacerle cara de niños buenos a las productoras y pedir que nos compraran impermeables para el público…

-¿Cuáles han sido los comentarios del público que se moja en las funciones? ¿Han recibido puras porras o algún otro sombrerazo?

En general les parece divertido, y siendo muy honestos, lo que salpica el agua es muy poco. Si hubo ajustes al trazo para evitar que se convirtiera en un elemento que distrajera o que fuera cómico.
En lo particular no he recibido comentarios de parte del público; de un lado o del otro. Eso sí, a mis padres los senté pasando el pasillo, por si las dudas… (risas)

-¿Fue difícil convencer a los actores de que se mojarían cada función?

Más que convencimiento, fue un tema de ajuste. Todos sabían que el agua era un elemento importante y ellos fueron los primeros en querer que estuviera ahí; así que en realidad no hubo que convencer a nadie.

Pero, efectivamente, la temperatura del agua y el invierno en la ciudad, fueron temas importantes con todos ellos; con justa razón. Al final fue una conversación conjunta con todo el equipo creativo para encontrar la mejor manera de que el elenco estuviera cómodo y en óptimas condiciones para hacer su trabajo.

-Y finalmente, ¿Por qué te gustaría que el público que no ha ido vaya a ver Macbeth?

Porque es un texto increíblemente vigente, completamente contemporáneo, reflejo de nuestro mundo tanto nacional como internacional. Es imposible no hacer símiles con personajes que vemos a diario en las noticias.

Pero, sobre todo, porque lo que está en escena está potencialmente dentro de cada uno de nosotros, Macbeth habla sobre lo más básico de la condición humana; de los demonios con los que todos y cada uno de nosotros nos enfrentamos a diario. Es un espejo y una oportunidad de decidir qué hacer al respecto…

Macbeth se presenta hasta el 21 de enero en el Teatro Milán, ubicado en Lucerna 64, esquina Milán. Colonia Juárez, consulta precios y horarios de la obra aquí.

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