En una fusión de danza y arquitectura, la instalación coreográfica se presentará en La Caja el 24, 25 y 26 de mayo.

Memoria in -corporada es una colaboración entre Casida Madrazo y Adriana David, una bailarina y una arquitecta que fusionaron sus profesiones para generar un diálogo creativo que dio vida a esta instalación coreográfica. Por un lado, busca entender profundamente las cualidades del espacio/lugar, y por el otro, evidenciar la apropiación del espacio a través de la memoria.

Se trata de un work in progress donde Casilda y Adriana han experimentado una especie de paseo por una variedad de ideas, conceptos, preguntas e hipótesis. Si bien ambas se han profesionalizado en distintas ramas, coinciden en que existe un punto de convergencia latente: la columna vertebral de la reflexión se revela como el interés por observar la construcción de los espacios a partir de la memoria encarnada: la memoria corpórea.

Casilda explica que después de que las dos entraron en un proceso de reflexión, seguía el reto de sintetizar sus ideas en una pieza escénica: “De ahí nace la idea de crear una instalación danzada que manifieste las intuiciones y sensaciones de dicho diálogo. Después de explorar varios caminos, decidimos recrear la atmósfera de un espacio cotidiano; en este caso, la vivienda de la bailarina. La casa es un lugar donde nos apropiamos con mayor libertad, tanto de nosotros mismos como del espacio. Es el lugar que creamos para ESTAR y SER y ello se logra a partir de la memoria (nuestra relación con los espacios del pasado) y la imaginación”.

Las dos creadoras explican que el proceso creativo de Memoria in-corporada comenzó con una descripción textual de la casa de la bailarina hecha por ella misma durante cuatro momentos de su vida. De esta manera, la arquitecta interpretó gráficamente cuatro textos del mismo lugar. Así, la bailarina usó su memoria corporal para describir el lugar y la arquitecta usó su memoria encarnada para interpretarlo.

Y para reproducir este experimento en escena, la arquitecta dibujó las líneas especiales de la vivienda de la bailarina a partir de un proceso de eliminación. La idea de la eliminación es borrar todas las líneas, muebles, objetos o entornos que sean de poca importancia para la apropiación espacial. Elementos que forzosamente existen en el espacio pero que su valor en el hogar es menor. La arquitecta definió un módulo base para cada habitación y posteriormente dibujó la planta completa del departamento a partir de este módulo. Una vez dibujado todo el departamento, aplicó el proceso de eliminación de líneas sin valor; aquellas líneas que se sobreentienden con la existencia de su otra mitad.

“Con la ayuda de las descripciones de los espacios que yo realicé, Adriana modificó algunos lugares a partir de las sensaciones y percepciones espaciales. De esta manera algunas habitaciones se sienten más amplias que otras o más oscuras que otras. Concluidas estas modificaciones, volvió a reducir la cantidad de líneas sobreentendidas en el espacio y esto dio como resultado la creación de seis elementos espaciales que logran, dependiendo de su distribución en escena, sintetizar mi hogar completo”, dijo Casilda.

El espectador verá en escena algunos elementos arquitectónicos dispersos en el espacio: sillas, objetos divisorios, materiales acogedores, tazas, entre otros, que motivan a la bailarina a IN corporarse con el lugar para crearse su espacio. Al tener este “trazo”, la bailarina empieza a experimentar con movimientos y gestos inspirados en sus acciones cotidianas, la imaginación expansiva y reductiva del espacio, sus deseos y las sensaciones personales de apropiación cuyo fin es crear una danza comprometida con el lugar/espacio”

Casilda Madrazo es bailarina y creadora versátil. Si bien comenzó su carrera como bailaora de flamenco, su pasión por la búsqueda personal en el arte la han llevado a recorrer varios caminos creativos: desde los tablaos y espacios escénicos hasta las calles y ojos de agua. Colabora con músicos de diversos géneros, artistas visuales, coreógrafos y directores artísticos de la talla de Robert Wilson.

Por su parte, Adriana David es arquitecta/escenógrafa. En 2011 funda DOMA, una oficina para la experimentación de arquitectura, escenografía y espacios efímeros. Su práctica gira entorno a la relación poética y funcional entre el ser humano y el espacio que le rodea. Ha realizado diversos proyectos residenciales, comerciales y escénicos en la Ciudad de México con artistas como Casilda Madrazo y Marien Luévano, entre otros. Gracias a su proyecto LIMBO semillas, ha sido acreedora de dos apoyos FONCA y nominada a la mejor acción por el medio ambiente en los Premios Ciudad 2017.

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