JUEGO DE DAMAS CRUELES: Los sueños de los que no podemos despertar

Fotos: Roberto Sosa

Por Roberto Sosa/ Perversas, siniestras… retorcidas. Ulrica, Leopolda y Juliana inician un juego macabro, la intención es establecer contacto con Enrique, su hermano muerto. Ulrica toma el rol de vengadora, se viste de hombre; Leopolda en el borde emocional; y Juliana se refleja a si misma. Enrique se hace presente en la imaginación de sus hermanas, viste con colores distintos.

A través de él intentan reconstruir y vislumbrar el pasado. Entender “la historia del padre y el hijo en el monte”. Enrique sacó su cuchillo y lo hundió en el cuerpo de su padre: “El hijo besa la herida del padre…”. Ellas sabían que solo volvería uno de los dos. “Papá no puedo hundir mi sexo en tu boca como tu querías…”. Ellas nunca olvidaron el ruido de la bragueta de su pantalón y el olor en la habitación de aquella noche.

Juegos de damas crueles es fuerte por el tema que aborda; la historia retrata una situación familiar donde acontecieron abusos, incesto y asesinatos, el lenguaje es violento y obsceno. No busca la reflexión, no tiene mensaje, ni se trata de un texto que nos hable de la situación que estamos viviendo. Es una puesta en escena oscura; las escenas asemejan sueños de los que no podemos despertar.

La dirección es de Harif Ovalle, su trabajo es impecable, cuida a detalle cada escena y todo lo que sucede sobre el escenario. Desde su perspectiva los “Enriques” que imaginan las protagonistas no son muñecos, Ovalle opta por la presencia real de los personajes que encarnan y simbolizan las necesidades que ellas desean cumplir. Cada uno de ellos lo significa un color; un Enrique polifacético.

Las actuaciones son de: Mar Aroko (Ulrica), Daniela Miranda / Danya Samantha Torres (Leopolda), Daniela Plaza Gómez y Ange Fragoso Mendoza (Juliana), Abraham Villafaña (Enrique), Andrés Córdova (Enrique 1), Roberto Jerr (Enrique 2) y Domingo Mijangos (Enrique 3). Buen trabajo, nivelado, sin altibajos, labor que refleja su buena preparación académica; su vocación por la actuación lo manifiestan sobre el escenario.

Juegos de damas crueles, la escribe Alejandro Tantanian en 1995. Tantanian nace en Buenos Aires, Argentina en 1966. Se inicia como actor a principios de los años 80, en la actualidad –además de dramaturgo-, se desempeña como director, cantante, docente, traductor y gestor cultural. Sus obras han sido traducidas al inglés, portugués, francés, italiano y alemán. En enero de 2017, inicia su gestión como Director General y Artístico del Teatro Nacional Argentino– Teatro Cervantes.

El diseño de escenografía (Marga González) es interesante, se aprecia un tablero de juego de damas deformado, con un solo color, contrapuesto, con subidas y bajadas. En medio está un cuarto cuya puerta abre la imaginación y deja salir a los “Enriques”. La iluminación (Daniela Caloca) es coherente con el relato y el vestuario (Andrea Lumbreras). Todo se ajusta a la perfección. La obra finalmente es un trabajo impecable en todo su conjunto. Con esta obra inicia la Temporada Académica 2018 de la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT), Examen de 4º año de las Licenciaturas en Actuación y Escenografía.

Juegos de damas crueles nos habla de una familia que es transgredida por quien debe cuidar su bienestar. El tono es la farsa teñida de negro. El juego duele, no es divertido. Es teatro que no te da esperanzas de un mundo mejor, ni crítica a nadie, ni trata de conmover a nadie. Es teatro que hay que ver y aplaudir por lo bien realizado que está, por su buena hechura, nada más.

Las funciones son el en Foro Antonio López Mancera de la ENAT, de miércoles a viernes, consulta precios y horarios de la obra, aquí.