Se trata de un espectáculo que lleva a escena la cotidianidad argentina durante la dictadura militar. Tendrá funciones los lunes 1 y 15, y martes 2 y 16 del mes de octubre en el Teatro de la Danz Guillermina Bravo.

La fuerza, la pasión y la estética del tango se convirtieron en las cómplices de una reconocida compañía para plasmar en escena el ambiente social y cultural de una típica familia argentina, como preámbulo para abordar un tema crucial de aquel país latinoamericano: la dictadura militar de los años sesenta y setenta.

Se trata de Íntimo Tango, reconocida agrupación en nuestro país que ha decidido volver a la historia de los años setenta de la sociedad argentina a través de su espectáculo El casorio, que se presentara en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo del Centro Cultural del Bosque los lunes 1 y 15, así como martes 2 y 16 de octubre, 20:00 horas.

Desde su creación hace 15 años, Íntimo Tango ha orientado su trabajo con miras a la fusión del tango tradicional con la danza contemporánea y el teatro, procurando generar productos artísticos originales, creativos y audaces que provoquen sentimientos diversos en el espectador y promuevan nuevas miradas hacia el tango. Se ha presentado en los mejores recintos culturales de México.

Los maestros Jorge Bartolucci y Elisa Rodríguez, fundadores y directores de esta compañía, explican que la pieza representa una fiesta familiar que evoca momentos sociales, culturales y políticos del suburbio bonaerense, en el marco de las dictaduras militares argentinas de los años sesenta y setenta. Están convencidos que este festejo tan especial es un motivo para reflejar diferentes situaciones y emociones cotidianas que vivió la sociedad argentina en aquella época.

Para ambos creadores, El casorio es un montaje simbólico porque fusiona dos hechos culturales que han marcado a los argentinos: el tango y la dictadura. “El primero es, sin lugar a duda, la expresión cultural popular más destacada de la cultura argentina. Por lo que respecta a la Dictadura Militar que se vivió en Argentina durante la década de los setentas hay que decir que es uno de los momentos de la historia contemporánea de este país que ha marcado a varias generaciones. En principio, la angustia e incertidumbre que se vivió en esa época y después, el costo social, político, económico, que tanto a nivel personal como familiar ha comprometido la recomposición de la libertad y la democracia”.

Los directores de Íntimo Tango, ambos argentinos y contemporáneos de esa época y amantes del tango, consideran que contar esa historia a su peculiar ritmo y compas musical, es una excelente forma de poner en contacto al público con una de las narrativas contemporáneas argentinas más significativas.

A través de El casorio, el espectador podrá reflexiona sobre lo que se fue y lo que se es, al llegar a una edad donde no hay vuelta atrás; podrá evocar la inocencia y la solidaridad de los miembros más jóvenes de la familia, empeñados en los preparativos y arreglos de una fiesta que se verá interrumpida por la brutalidad de la represión militar. A la postre, será testigo de la obligada superación de las dolorosas experiencias transcurridas, expresando esa suerte de resignación que la vida obliga a aceptar para continuar con su curso normal.

¿Qué lectura buscan generar en el espectador? 

A través de la música y la imagen se busca conectarlo con la cotidianidad argentina que se vivía en la década de los setenta, fundamentalmente, con las implicaciones sociales que tuvo dictadura militar, los secuestros, las muertes, los desaparecidos, etcétera. El mensaje es implícito, y la mezcla del tango con la danza contemporánea permite generar un lenguaje abstracto que deja a la interpretación del espectador la tragedia llevada a la escena.

Los maestros Bartolucci y Elisa Rodríguez se muestran satisfechos de los resultados obtenidos con El casorio, ya que utilizaron una exquisita selección musical y un atinado montaje coreográfico, desde sus expresiones más clásicas a las actuales: “Su forma de presentar la narrativa con la fusión de éste con la danza contemporánea genera en el montaje algo que no se había visto antes. Completamente alejado de los clichés de los espectáculos de tango tradicionales, le brinda al espectador una historia completa llena de contenidos dramáticos que van de la nostalgia a la comedia, del miedo a la fuerza, de la muerte a la vida”.

Finalmente, los fundadores de Íntimo Tango señalan que este espectáculo conjuga la madurez adquirida por la compañía a lo largo de su trayectoria, tanto en términos del dominio que posee sobre su original lenguaje coreográfico como de la fuerza escénica que acostumbra proyectar.

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