Por Ro Tierno/ Dirigida por Diego del Río, esta obra clave del realismo norteamericano se presentará en el Teatro Helénico a partir del 3 de mayo.
“Una de las grandes historias de amor escritas en el siglo pasado. Y no es una historia de amor entre una mujer y un hombre, un hombre y un hombre o una mujer y una mujer, es un amor entre tres miembros de una familia”, expresó Óscar Uriel, productor de El zoológico de cristal junto a La Rama Teatro y Bh5.
La obra es del reconocido dramaturgo, novelista y poeta estadounidense Tennessee Williams (1911-1983), creador de obras maestras como Un tranvía llamado deseo (Premio Pulitzer 1948), entre otras. Estamos hablando de un clásico contemporáneo de un autor que los críticos han caracterizado como de un género gótico sureño.
Fue traducida y adaptada por Paula Zelaya, quien comentó que “Es difícil traducir a Tennessee Williams porque maneja una poesía de lo coloquial, esto es muy aterrizado, tiene tripas y corazón y al mismo tiempo una musicalidad que es difícil mantener al traducirlo al español. Una de las cosas más complicadas fue traducir al personaje Amanda, porque es un personaje muy gracioso, pero al mismo tiempo muy controlador, el público debe decidir si le cae bien o no, si es encantador o es desesperante, y parte del reto es traducir manteniendo este balance sutil entre las dos cosas. Es una memoria, entonces cómo hacer que algo se sienta real y aterrizado, y al mismo tiempo tener esto del ensueño que caracteriza este texto en particular”.
Amanda, interpretada por Blanca Guerra, es una mujer que vive con su hija Laura (Adriana Llabrés), y su hijo Tom (Pedro de Tavira Egurrola). La trama cuenta la vida cotidiana de esta familia, donde la madre no acepta a sus hijos tal cual son y debe lidiar por un lado con la discapacidad física e inmadurez emocional de su hija Laura, y con la desilusión de Tom, un joven que debe trabajar en una fábrica para mantener a su familia pero que en realidad es poeta.
“Es un personaje que lo disfruto mucho, me duele mucho, con muchos puntos donde se siente el dolor y un profundo amor. Una mujer abandonada por el marido en un contexto muy difícil de la historia de Estados Unidos”, aclaró la actriz Blanca Guerra.
En este contexto, Amanda y Tom pretenden encontrarle un pretendiente a Laura, entonces aparece un cuarto protagonista, Jim, interpretado por David Gaitán y Mariano Palacios alternadamente. “El texto es muy generoso con este personaje porque se generan muchas cosas en la obra en torno a él, entonces cuando de facto entramos en la escena hay un contexto planteado que favorece mucho, hay una serie de sutilezas ya establecidas”, comentó Gaitán.
La obra es considerada como lo más cercano a una autobiografía del autor de Misisipi, depositando en el personaje de Tom parte de sus inquietudes y creando una especie de alterego. “Es un gran reto hacer un personaje tan biográfico como Tom, cobijado con este gran grupo de actores y creativos. Por más que este texto sea del siglo pasado y suene viejito, hay que pensar qué nos podría decir ahora. Tiene mucho que decir, es muy actual, es una obra situada en los finales de la crisis del ’29, nosotros hicimos una crisis en el 2008, no tenemos ya tantos obreros pero si oficinistas, burócratas, con el mismo ritmo de horario. Es un chavo que está tratando de cambiar su mundo a partir de la poesía y en una realidad histórica, social, familiar que lo impide y eso es muy parecido ahora, cuando los chavos quieren ser escritores y lo primero que te dicen es que ‘te vas a morir de hambre’, y en el siglo XXI”, comentó el actor Pedro de Tavira Egurrola.
Diego del Río es el encargado de dirigir esta obra y llevar adelante un equipo de actores que ya tienen su trayectoria. Sobre la obra comentó: “Me encontré con un texto que me ha sorprendido mucho en el proceso de investigación y del día a día en el salón de ensayos. Toma temas particulares que a mí me interesaba explorar, tiene que ver con el artista, que en este caso es el personaje de Tom, el poeta que está en búsqueda de su espacio, de su naturaleza, que a veces para llevar a cabo ese camino tiene que tomar decisiones que tienen consecuencias. Por otro lado el amor de los hermanos y las ilusiones del amor, son personajes que sienten todo mucho, están muy a flor de piel las emociones todo el tiempo y ahí está la naturaleza poética en el texto de Williams como posibilidades muy interesantes para la construcción de los personajes.”
La escenografía es de Jorge Ballina, quien al respecto aclaró que respetó la narración que el mismo personaje hace del lugar a partir de su recuerdo. “Lo que se ve en el escenario es lo que el personaje recuerda de esa casa. Aunque es una obra realista, es muy importante ubicar la obra en un espacio muy particular, específica, y requiere de objetos realistas. Es un punto de vista del personaje, donde hay una selección de elementos y sonidos, iluminación y vestuario donde no estaba todo lo que existía ni es la casa realista perfecta. Esto nos da la oportunidad también de jugar con lo subjetivo o simbólico de los personajes”.
El texto contiene un humor interesante, sobre todo del personaje de Amanda, con cierto sarcasmo pero de una comicidad entrañable, y los personajes en sí son muy emocionales. “La fragilidad de lo emocional en los personajes, que hasta se tienen que esconder, como el personaje de Laura que vive a través de su zoológico de cristal, de estas piececitas frágiles, delicadas, que son la representación, la metáfora de su interior, de su naturaleza. Un personaje que no funciona con el mundo exterior pero su mundo interior es muy rico, y eso abre preguntas sobre la sociedad y lo feroz de la sociedad”, concluyó del Río.
El zoológico de cristal estará hasta el 24 de junio en el Teatro Helénico. Entérate de días, horarios y boletos aquí.
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