Foto Cortesía PinPoint
Por Óscar Ramírez Maldonado / El Plan es una de esas obras que uno va entendiendo hacia dónde se dirige poco a poco, que uno disfruta entre risas, creyendo que ha encontrado el punto de destino del texto, a dónde quiere llegar. Sí, uno va pensando todo esto mientras la trama se desarrolla, solamente para darse cuenta de que la risas son el preámbulo para algo que no esperabas, para algo que, por describirlo de alguna manera, se siente como un mazaso en la boca del estómago.
Esta obra del dramaturgo Ignasi Vidal, se estrena en México bajo la dirección de Sebastián Sánchez Amunátegui y las actuaciones de Alfonso Borbolla, Alonso Íñiguez y Pablo Perroni. El plan nos muestra a tres amigos en sus cuarenta años; Paco, Ramón y Andrade, se quedan de ver por la mañana de un día cualquiera para llevar a cabo algo que hace tiempo tienen planeado. Ellos se encuentran desempleados, al igual que otros compañeros de la fábrica de la cual fueron despedidos y con los cuales se supone que ser reunirían más tarde para realizar eso que le dará un respiro a su situación. Sin embargo, el destino tiene dispuesta otra cosa.
El texto del autor español habla sobre la amistad masculina, sobre sus códigos, sobre la lealtad. Habla sobre nuestras motivaciones y sobre eso que tanto nos cuesta expresar si no es a través de eufemismos. Una comedia negra en la que sus protagonistas nos van mostrando sus obsesiones y manías, la frustración, la angustia, incluso, el horror de ver cómo la vida no es eso que habíamos planeado cuando éramos más jóvenes.
La dirección de Sebastián Sánchez imprime, como en todos sus trabajos, intensidad y versosimilitur a los diálogos e interacciones de sus personajes. Las actuaciones de Alfonso Borbolla, Alonso Íñiguez y Pablo Perroni nos muestran con precisión distintos aspectos de sus personajes: de la risa a la incomodidad, del absurdo a lo conmovedor, nos muestran quienes son estos amigos. Entran en el ritmo que el texto y el director les requieren, nos hacen disfrutar mientras sentimos cómo algo va creciendo por debajo del texto. Algo amenazante.
Se trata de una obra muy disfrutable, que hay que ver. Con una escenografía e iluminación discretas pero muy precisas, El plan nos transmite una especie de angustia existencial, pero también algo más, algo parecido a una certeza de que hay algo más de lo que podemos ver. Lejos de la moraleja y la parábola aleccionante, el montaje parece decirnos que hay que mirar dos veces, que no hay que pasar por alto eso que está ahí, y que siempre en esta vida, valdrá la pena.
¿Por qué hay que ver El plan? En resumidas cuentas, porque es una historia distinta e interesante, bien escrita y bien dirigida. Porque es una obra que -más allá de reflexiones existenciales- es muy divertida y porque Pablo Perroni, Alonso Íñiguez y Alfonos Borbolla están realmente muy bien sobre el escenario.
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EXCELENTE ACTUACIÓN DE LOS TRES, FELICIDADES