Por Ro Tierno/ En el marco del Día Internacional del Libro, nos preguntamos cómo subsisten las editoriales de libros de teatro ante la aparente e inminente caída del lector y de la edición física. Acá hablamos con algunos representantes de editoriales que mantienen este nicho y siguen apostando por amor al arte y al teatro. Presente y futuro del teatro escrito.

EDICIONES TEATRO SIN PAREDES

Con la intención de promover la dramaturgia contemporánea mexicana y universal, David Psalmon fundó en el 2007 la Editorial de Teatro Sin Paredes (TSP), del colectivo Teatro Sin Paredes que parte de tres ejes: la creación escénica, el teatro social, y la actividad editorial. Considerada una de las editoriales más accesibles en cuanto a costo del libro, Ediciones TSP se ha mantenido por 10 años a fuerza de voluntad de sus creadores e interés social en cuanto a lo que puede generar la difusión del quehacer teatral.

“Igual que el teatro, el libro es tangible, palpable, tiene existencia física, quizá por eso los teatreros tengamos una aprehensión fuerte respecto a la desaparición del libro físico, creo que es una de las razones por las cuales los seres humanos resistimos a que sea todo digital, el libro se toca, huele, tiene una textura, eso es algo que sucede en el escenario, tenemos una relación física, tangible y concreta con las cosas, con el arte. Quizá esta es una de las razones por las que en este territorio también somos una disciplina en resistencia”, comentó Psalmon.

Como su nombre lo indica, TSP no entiende de fronteras, así explicó David: “creemos profundamente en el intercambio cultural, en los cruces de frontera y culturas. Estamos convencidos de que el teatro crecerá al verse reflejado con el teatro de otras latitudes, así los dramaturgos extranjeros que hemos publicado son autores imprescindibles del teatro universal de las últimas décadas, y nos parece fundamental que esté al alcance del público mexicano e hispanoparlante. Por otro lado, los textos de los dramaturgos mexicanos que hemos publicado son quienes han marcado el quehacer escénico mexicano en los últimos años”.

Las últimas publicaciones de Ediciones TSP son Yanga, del dramaturgo mexicano Jaime Chabaud, y Antología de Teatro Sin Paredes, cinco años de creación colectiva 2013-1018.

“A mí me gustaría más pensar cómo hacer que nos relacionemos de una forma distinta con la lectura, si queremos que el hecho de hacer libros físicos siga teniendo sentido, necesitamos lectores, entonces hay que formar lectores, si consideramos que el lector es una especie de superviviente de la hecatombe. El libro físico no va a desaparecer, si es que todavía las personas nos queremos relacionar con las cosas, y con las personas haciendo teatro”

LOS TEXTOS DE LA CAPILLA

La Editorial Los Textos de La Capilla fue fundada también en el 2007 por Boris Schoemann en un proyecto de la Compañía de teatro Los Endebles y Teatro La Capilla. El objetivo tuvo que ver con continuar la labor que había empezado Salvador Novo 60 años atrás, de difundir la dramaturgia contemporánea nacional e internacional. En este caso, Los Textos de La Capilla tienen la particularidad de editar libros de autores canadienses, entre ellos Michel Marc Bouchard (La divina ilusión)

“Nuestra editorial no es un negocio, ni ha querido serlo, podría serlo y buscar formas de vender, pero la realidad es que no hay ese interés, es una herramienta para acompañar las puestas en escena que hay en La Capilla y para los que se dedican al quehacer teatral”, comentó Gabriela Guraieb, integrante de la editorial. En relación a esto la editorial genera actividades paralelas, actualmente lanzaron Los Inéditos, una convocatoria para jóvenes dramaturgos, de los cuales los seleccionados tendrán una lectura dramatizada para todo público.

Al igual que la mayoría de las editoriales, Los Textos de La Capilla se mantiene en gran parte gracias a subsidios y apoyo de la Secretaría de Cultura u otros organismos nacionales e internacionales. Actualmente son beneficiados con el programa México en Escena del Fonca.

En junio se presentará su próxima edición, tres obras inéditas del dramaturgo mexicano David Gaitán. “Nos interesa mucho seguir apoyando a este autor que nosotros consideramos representa una voz importante de la dramaturgia contemporánea. Pero también estamos por publicar un libro que contiene historias de Ro Banda y otros autores mucho más recientes que creemos que también tienen una voz y es importante apoyarlos para que continúen su labor como dramaturgos”.

EDICIONES EL MILAGRO

Hace 27 años, un grupo de amigos ponía en marcha el proyecto teatral El Milagro, que pretendía construir un teatro, tener una galería de exposición teatral, una biblioteca especializada, y una editorial. David Olguín y Pablo Moya fueron los encargados en 1992 de concretar el primer eslabón de este gran proyecto: la editorial Ediciones El Milagro, posicionándose como una de las primeras de su tipo. Mucho tiempo después (en 2008) se concretaría el sueño del teatro que hoy existe en la Colonia Juárez de la Cdmx.

“La parte financiera era muy complicada, por lo que para sostener la editorial se decidió poner un bar, lo que hoy es el Bar Milán, motor financiero del proyecto”, aclaró Pablo Moya.

Ediciones El Milagro publica libros de dramaturgia mexicana y extranjera, algunos de guion cinematográfico y fotografía. El catálogo es muy incluyente según la línea editorial, por lo que hacer una retrospectiva de esta editorial probablemente signifique tener una idea amplia de lo que ha estado sucediendo en la dramaturgia mexicana los últimos 26 años.

Uno de los grandes frenos para todas las editoriales es poder hacer circular los libros en América Latina, ya que no existe una coyuntura que permita esto y la distribución y venta se hace de manera informal. “Nosotros como editorial estamos muy metidos con la Alianza Mexicana de Editores Independientes (AEMI), y estamos muy involucrados en ver maneras de intercambiar con otros países, generar una red hispanohablante”, comentó Moya, representante de su editorial en la AEMI.

“Yo creo que los lectores están, es un problema de estructura y un problema muy específico del mercado del libro. En cada país cambia, por ejemplo los chilenos están mejor que nosotros. En Argentina hay muchas librerías y se lee más. Nosotros en México nos quejamos mucho de que no hay lectores, pero a veces a esos pocos lectores tampoco sabemos cómo llegar, eso es lo que estamos tratando de cambiar, nosotros y otras editoriales”.

Lo cierto es que han atendido este nicho teatral de manera continua, logrando una identidad reconocida y sobre todo asimilando el trabajo editorial como una propuesta alternativa y de satisfacción, aunque el público sea poco y la supervivencia sea un trabajo de cada día.

“Después de tantos años te das cuenta que esta es la realidad, al principio crees que algo se puede cambiar, luego ves que sí se pueden cambiar algunas cosas pero que en términos generales la situación es esa. Entonces llevas trabajando tantos años por amor al arte, esa es la conclusión”.

La gran pregunta es si el libro impreso va a desaparecer. Y en términos generales pareciera que no, ya que existe una superproducción de libros y el futuro parece no haber llegado: la gente sigue eligiendo el papel antes que el libro digital.

“Las ventas están disminuyendo peligrosamente, pero creo que tiene que ver, en parte, por deficiencias nuestras, y luego el mercado del libro se ha complicado, son muchas cosas nuevas que antes no había y nos perjudican. La gente lee menos libros, digital o en papel, estamos inundados de una cantidad de información, la gente le dedica menos tiempo a la lectura, pero el mercado del libro digital es muy bajo, aún no le gana al impreso, ni siquiera en Europa”.

Sobre las deficiencias que comenta Pablo Moya, una es la de no poder adaptarse a la nuevas formas de comunicación, aunque están trabajando en ello. Es general, los proyectos que llevan más de 20 años en el mercado tienen cierta resistencia a esta nueva era, que parece no dar tregua (como nada en este sistema): o te insertas o desapareces.

Hay cierta incertidumbre en todo esto y el tiempo dirá. También hay una cuestión de autosuficiencia por parte de las personas que los lleva a editarse a sí mismos, grabarse a sí mismos en el caso de la música, y así prescindir de toda una coyuntura que le da sostén y genera intercambio interdisciplinario y humano. “Lo que está pasando mucho es que está creciendo el mercado del libro de autor, del que se publica a sí mismo, eso se me hace un error grave, porque el rol del editor para el libro se me hace fundamental en muchos sentidos. El sello de una editorial te puede decir algo del libro que vas a leer, eso es importante que se siga reconociendo”, dijo al respecto Moya.

Entre las últimas publicaciones de Ediciones El Milagro se encuentran la del escritor cubano Virgilio Piñera y próximamente se viene una edición de las obras de teatro de Leonora Carrington.

Supervivencia y amor al arte son las dos cosas que definen hoy día a las osadas editoriales de teatro. Y aunque parece que el futuro sea el libro digital o que el lector se convertirá en una especie de freak, todavía no ha sucedido. Por lo tanto, y en lo que coinciden todas las editoriales consultadas, es que el libro no va a desaparecer, y sigue dando batalla desde la trinchera. Mientras tanto, lectoras y lectores seguiremos dándole sentido a esta labor sustancial.

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