Fotos: Ulises Ávila
Por Saúl Campos/Félix es un repartidor con un problema claro: Pese a conocer perfectamente su sector, limitado a 172 interjecciones, 1804 negocios, 14 puestos de periódico y 73 en semáforos, su más grande conflicto ahora es dar con una dirección que ¡No existe! Y no por que haya sido un error de la mensajería, ellos personalmente han revisado todo… Solamente el destino final del paquete no existe. El trabajo de Félix depende de que encuentre ese lugar que no logra hallar, que todos señalan, incluso su novia Rosa, y que él no logra encontrar, ¿Cómo dar con aquello que simplemente no existe frente a nosotros?
La Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque, presenta DHL, original de Luis Eduardo Yee, con su actuación bajo la dirección de Ricardo Rodríguez. Una dupla que logra llevar a la audiencia en un viaje sobre el conocimiento personal bastante cercano al estrés que genera el proceso real en los humanos y el cual nunca termina.
Yee nos entrega a un personaje retraído, con claros reflejos de Asperger, sumergido en la necesidad de cumplir la meta que tiene, que cumple cada día y que por una razón ajena a él, simplemente no puede alcanzar. La exploración del actor en escena es plenamente franca, entregada a los detalles emocionales que nos dejan ver al hombre decidido y a su lado más frágil y temeroso de seguir.
En esta historia el realismo va y viene para expandir la complejidad del tema para el personaje mismo. Félix no está solo preocupado por no entregar el paquete, no, está misión se está convirtiendo en su peor pesadilla, al ser el mazo que llegó a demoler absolutamente todo lo que el creía controlado y dentro de sí, la fractura de su esquema, su monotonía.
La dirección de Rodríguez decide cuidar el texto al máximo, haciendo que toda la atención del monólogo se concentre en cada detalle que enfatiza su actor en la dicción, en sus matices. Aunque quizás por momentos tropieza sobre su trazo y propuesta, retoma siempre el ritmo necesario para concentrar la atención del espectador y permitirle ser totalmente cercano a la trama.
DHL es unipersonal bastante honesto, sencillo y sin mayor pretensión inicial que contar una historia cercana desde un imaginario bien elaborado. Sin duda una gran opción para acercarse a uno mismo, a través de la historia de alguien que no ha terminado de hallarse del todo.
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