DAMIANA Y CAROLA: ¿Quieres conocerlas?

Fotos: Víctor M. Ortiz Pelayo

Por Luis Santillán/ Saber que Verónica Bravo es parte del reparto de una obra es, de entrada, una poderosa razón para acudir al teatro. Que además esa obra sea de Los Bocanegra lo convierte casi en una necesidad. Y, paradójicamente, surge la pregunta sobre si las expectativas estarán a la altura de lo que se espera. En Damiana y Carola, sí lo están.

El diseño de escenografía de Abigail Cinco es muy atractivo, lo que propone es un espacio que funciona muy bien como dispositivo escénico, evita la ilustración y proyecta el texto hacia espacios evocados, pero cuando se emplean de manera concreta los elementos del espacio generan metáforas visuales, une las líneas de pensamiento con las líneas de desarrollo de acción. Es un espacio que propone niveles para enfatizar bloques, que evoluciona y se transforma sutilmente para sostener el relato y enmarcarlo cuando los estados emotivos requieren focalizar las imágenes.

El diseño de vestuario también es propuesta de Cinco, logra la síntesis de cada personaje, la tabla cromática que elige contrasta con los colores del dispositivo y enriquece el universo; las líneas del vestuario son casi extensiones del carácter de los personajes y eso les da mucha fuerza.

Verónica Bravo, con cada montaje en el que está, va generando una maestría para los textos que tienen como soporte la narración escénica, hace que las acciones, las situaciones y los detalles de la narración adquieran dimensiones tangibles con el manejo de la voz. En los bloques donde el personaje se desenvuelve en la forma tradicional, las cargas emotivas con las cuales lo alimentan son poderosas, la fuerza del personaje de “Damiana” está en la mirada, y logra proyectar la fragilidad del personaje cuando es necesario.

Michelle Betancourt tiene el personaje de “Carola”, la candidez que le imprime es vital para poder desarrollar los contrastes que tiene según las situaciones, la inversión que requiere para alcanzar sus metas es orgánica y eso es de suma relevancia, la sutileza que maneja permite que el relato mantenga los elementos de thriller.

Federico Zapata tiene altibajos, por momentos su dicción no es la óptima y eso daña los bloques de narración, sin embargo, su trabajo crece mucho cuando su personaje se relaciona de manera franca con los demás.

Los aciertos individuales suman mucho para la escena, se siente un reparto equilibrado, asumen cabalmente los estados emotivos y manejan los ritmos de forma eficiente.

Sergio Felipe López Vigueras es el autor, iluminador y director de la obra. El texto se construye con escenas de narración y dialogadas, quizá hay bloques de narración que se extienden, y, dado que las escenas dialogadas funcionan muy bien es inevitable hacer el ejercicio de imaginar la supresión de algunos bloques y quizá se gana mucho, aunque López, en la faceta de director les saca provecho a esos bloques para hacer en la escena momentos de fuerza sobre el mundo interno de los personajes. Su propuesta de iluminación es muy limpia, muy agradable, muy estimulante.

Damiana y Carola es un montaje muy llamativo, en la suma son más los aciertos, el trabajo de los que integran la puesta en escena va de lo disfrutable a lo impactante, además el relato tiene muchos logros.

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