Fotos: Roberto Sosa
Por Roberto Sosa/En La Higuera, Bolivia un guerrillero es herido y detenido por soldados del ejército boliviano. Una escuela es su prisión, su nombre es Ernesto “Che” Guevara. La maestra Julia Cortés sabe que en una de las aulas está un hombre lastimado, que no ha probado alimento y necesita asistencia. Son las últimas 36 horas en la vida del revolucionario…el idealista.
Julia Cortés es conocida como la maestra que le dio la última comida a Ernesto Guevara, “La última sopa del Che”. Era un día de octubre de 1967, el ejército boliviano y la inteligencia estadounidense lograron “cazar al monstruo”, el caudillo que había llegado a Bolivia con un comando de 52 guerrilleros para tratar de derrocar la dictadura de René Barrientos. Su ideal era encender la mecha que hiciera triunfar la Revolución de Latinoamérica, la que él mismo había prendido en Cuba.
De José Rivera (dramaturgo latino y guionista de “Diarios de motocicleta”, película protagonizada por Gael García Bernal), 36 horas. Cuenta abajo (Escuela de las Américas), narra las últimas horas de vida de Ernesto “Che” Guevara. La dramaturgia pone en contexto el encuentro del guerrillero y la maestra, dos idealistas que dentro de una aula, confrontan pensamientos sobre la educación y la religión.
“Se saluda…” le dice cuando la ve entrar. “¿Para qué vino, cómo niña a un zoológico…? Aborrezco que se apiaden de mi…” Detrás de ellos, escrito en la pizarra se conjuga el verbo huir; para él hay una falta de ortografía: “falta, vosotros”, le dice. El texto documenta un hecho verídico y asimismo enlaza el pensamiento de dos personajes desde la teatralidad. Dios, en este esquema, es motivo de un exaltado debate.
En la obra aparecen más personajes. La hermana de Julia, una mujer que simboliza los atavismos de una población que cimienta su vida en la fe y representa la inmovilidad, quedarse quieta, no hacer nada. Encerrada en su habitación deja que se haga la voluntad de Dios. Dos soldados y su comandante, personifican la represión, la dictadura…la sumisión. Su disciplina sólo les permite obedecer órdenes.
La dirección de Otto Minera logra que un texto histórico y verídico, sea teatral. Con su labor logra poner en contexto los hechos como sucedieron y amalgama el pensamiento de Ernesto Guevara y Julia Cortés, dos formas de percibir y sentir la vida. La obra se extiende en tiempo –mucho diálogo-, no obstante Minera le da movimiento, equilibra lo histórico con la ficción, esto la libra de ser monótona y cansada.
Las actuaciones son de Anilú Pardo (hermana de Julia), Carmen Mastache (Julia), Edgardo González (comandante), Juan Valero (Ernesto “Che” Guevara), Josué Uribe (soldado) y Alejandro Gama (soldado). El nivel es bueno, cada uno interpreta con exactitud y aptitud a su personaje.
Cabe destacar el trabajo de Carmen Mastache. Las escenas que tiene con el guerrillero, son encomiables. Su talento la lleva por todos los matices que el personaje le permite, sin duda, es un magnífico desempeño.
La obra pone sobre el escenario dos filosofías que confrontan a los protagonistas: uno, el ideal político, la necesidad de llevar la Revolución hacia otras regiones del mundo y lograr un cambio, que sólo es posible tomando las armas; el otro, es la absoluta certeza que todo sucede por el designio de Dios y hay que aceptarlo. Sin embargo, en los dos está la necesidad intrínseca de hacer justicia y que finalmente la educación sea la prioridad en todos los países pobres. Ése es el gran valor de 36 horas. Cuenta abajo (Escuela de las Américas).
Las funciones son en el Foro La Gruta, consulta precios y horarios, aquí.
