Por Ro Tierno/ La obra producida por Sergio Gabriel es un éxito de taquilla, pero para los que se resisten a una puesta ‘comercial’ y aparentemente ligera, acá les damos tres razones por las cuales Dos Más Dos vale la pena, desde cualquier punto de vista.
1- LA HISTORIA ES ORIGINAL
Escrita por los argentinos Daniel Cúparo y Juan Vera, si bien se ha visto la trama en la pantalla grande, es muy raro verla en el teatro. Dos parejas, una swinger y la otra ‘tradicional’, se plantean distintas formas de experimentar (o no) y formas de vivir la sexualidad. Aunque aquí la historia pareciera recaer en algún tipo de moralidad enfrentada, en realidad suelta cadenas y abre un espacio de reflexión en cuanto al sexo, que no necesariamente se traduce en amor, como ese ideal de pareja que el sistema nos ha inculcado, algo así como ‘te amo a ti y pierdo el derecho a desear a cualquier otra persona en mi vida’. En este sentido, la obra es muy cómica y además no hace diferencia de género ¡viva la igualdad!
2- GRAN EQUIPO
No hay manera de negarlo, Adal Ramones se lleva todas las miradas, tanto que cualquier escena sin él nos da ansiedad. Esto puede ser malo, pero en realidad es muy bueno, ya que el hilo conductor de la obra es su personaje y eligieron a uno de los mejores actores cómicos. Además, la obra es dirigida por Alonso Íñiguez, que siempre sabe donde poner los acentos, los tiempos, y lograr que cada actor y actriz enfatice en la característica más sobresaliente de su personaje.
3- RISA ASEGURADA
A ver, hay comedias y comedias. Algunas te hacen reír por momentos, tienen puntos más fuertes, otros no tanto, le meten drama, hacen un combo de emociones. Otras, te ríes toda la obra porque es una verdadera comedia. En esta última categoría entra Dos Más dos, es tan graciosa y está tan bien lograda, que las carcajadas son al unísono, y como ya sabemos, la risa nos llena de positividad y nos hace muy bien.
Dos Más Dos está de jueves a domingos en el Teatro Jorge Negrete. Para boletos con descuento haz clic aquí, no te la puedes perder.
