Por Luis Santillán/ Maricarmen desea tener el collar de la madre que murió recientemente, para obtenerlo debe convencer a Ana que se lo dé; a partir de esa premisa, Daniel de la O enfrenta a dos hermanas que han tomado decisiones de vida distintas. La confrontación verbal, la evocación de recuerdos compartidos, y el uso de los telegramas enviados son los recursos que emplea el autor.
Telegramas es un texto que se desarrolla sólo con la información compartida al espectador por medio del diálogo, la acción dramática es casi nula –como si la estructura de la pieza hubiera sido el molde de creación-, el deseo de contrastar a los personaje nulifica a los demás elementos dejando únicamente en la palabra –en la verbalización- el quiénes son.
De la O, en la faceta de director, emplea el trazo para sostener la dinámica de reconocimiento de los personajes con imágenes en espejo, uso de los espacios para separar momentos compartidos, bifurcación de la imagen; quizá los mayores aciertos los tiene al lograr que su reparto tenga la complicidad que requieren sus personajes.
Miguel Moreno Mati, con el diseño de espacio e iluminación, logra un excelente trabajo, genera atmósferas lumínicas de gran fuerza, logra que el espacio tenga texturas de luz que estimulan los momentos.
Jheraldy Palencia tiene el personaje de Ana, mientras que Claudia Silky, el de Maricarmen. Ambas hacen una buena mancuerna dado que logran matizar el comportamiento de sus personajes en aras de establecer la dinámica entre las hermanas, la interacción que tienen permite enlazar a los personajes y así, los reclamos o los secretos, se sostienen bajo la complicidad familiar que desea el director. Cada una cuida los matices, cimientan los personajes con el “peso del pasado”, sin embargo, a pesar de su esfuerzo, los personajes no logran separarse de un planteamiento de comportamiento, la poca acción no alcanza para darles profundidad.
Telegramas, esta versión, fue trabajada por parte del autor/director en la maestría de dirección escénica y llama la atención que se aleja de las características de otras puestas en escena emanadas de ahí, quizás en gran medida porque Daniel de la O confía en la visión que tiene sobre aquello que le interesa llevar a escena, y esa confianza le genera un público ávido de seguir su creación.
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