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PACHECAS A BELÉN: Las pastoras a Belén corren presurosas



Por Saúl Campos/ Esta historia comienza cuando el Árcangel Gabriel se presenta bañado de gloria (en mayor parte gracias a su cuerpo tonificado) ante Luminosa, Blandina y Severina. A partir de este momento, el trío de hermanas, pastoras de oficio, deberán emprender el viaje hasta Belén para rendir pleitesía al redentor nacido de una virgen que descansa en el pesebre.

Este viaje se verá alterado por los rencores entre las hermanas, que desatarán los intereses personales que “La De Moño” impulsará entre ellas, quien las meterá en aprietos para poder cumplir con su misión y poder llegar a su destino. ¿Podrán encontrar el camino en medio de las nubes del humo… de sus porros?

Tras 30 años de su estreno, la famosa pastorela mexicana Pachecas a Belén sigue siendo un clásico de la temporada navideña, pre y post, en gran parte gracias a su formato de comedia estilo drag. En una historia llena de inocencia y algo de avaricia, una de las hermanas, movida por su interés personal, pierde a sus acompañantes con la intención de cambiar el destino del viaje hacia la capital, y así cumplir su sueño de abrir un table dance.

La historia se antoja hilarante, pese a la falta de conexión entre todo lo que ocurre en ella. Y aunque la idea es buena, la historia se pierde en el camino y la comedia termina siendo un sitcom de descalificaciones entre los actores sobre el escenario, en la que el exceso de improvisación se percibe como si todos hubieran olvidado el texto.

El humor que sostiene la obra funciona por partes, ya que la gran mayoría es cansado y viejo. A tal grado de que el espectador se distrae fácilmente de la acción en escena, y más bien halla divertimento en que los actores están pasando un momento de maravilla sobre las tablas solo divirtiéndose, dejando al teatro completamente a un lado.

La falta de dirección, sumada a la ausencia de ritmo y la austeridad de la producción dan la sensación de que lo que se está viendo es distinto a lo que la premisa, o inclusive el póster del montaje, prometen en primer instancia. A esto se suma que las casi dos horas de duración se sienten eternas y sin justificación alguna.

Pachecas a Belén termina siendo una opción de divertimento ligero que quizás no debe tomarse en serio. Aunque si de no tomarse en serio el teatro se tratara, quizás la producción debería etiquetarse como experimental, lo cual a 30 años de historia no pueden permitir. Se debería contemplar el foco rojo para intervenir urgentemente y revisitar la propuesta, refrescándola para el público actual, que sin duda ha cambiado y maneja otro tipo de comedia.

Consulta precios y horarios de la obra, aquí.

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