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NIÑOS CHOCOLATE: Una analogía con los “niños chocolate” que viven en México



Por Roberto Sosa/ El cacao es el componente básico del chocolate, el cacao es amargo, como la realidad que viven muchos niños en algunas regiones de África. En países como Gana y Costa de Marfil, la esclavitud infantil existe, son obligados a trabajar en la siembra del cacao. La utilidad es el fruto que enriquece a las grandes chocolateras de Francia, Bélgica, Suiza, Alemania y Estados Unidos; sus gobiernos tienen conocimiento de la explotación de menores, no obstante, el producto lo siguen importando.

El cacao tiene su origen en México, sus semillas eran utilizadas como moneda en las culturas prehispánicas. Después de la conquista, el grano fue introducido por los españoles a Europa, después se expandió por África. La creciente demanda y la pobreza extrema en gran parte del continente, son el caldo de cultivo, las condiciones propicias para la explotación infantil. Detrás de la producción de chocolate, hoy en día, está la esclavitud, el desarraigo y el sufrimiento.

Niños chocolate aborda el tema desde el escenario; con cuatro personajes, el relato nos habla de las condiciones que viven en un sembradío de cacao. Podría ser en Gana o Costa de Marfil, el plantío está en medio de la selva; Niaaba, Fatao y Kuwame son seguidos por Thomas, un periodista que documenta la forma en que llegaron allí estos jóvenes, cómo fueron reclutados, extraídos de sus hogares o vendidos por algún familiar. Papá Gyan cuida que no escapen.

La puesta en escena cuenta con excelente escenografía; la ambientación es espléndida, sacos de cacao llenan el escenario. Arriba dos músicos tocan instrumentos y tambores propios de aquella región. Bailes y canciones se abrazan a la historia. Niños chocolate es un espectáculo orgánico en todos sentidos. Al inicio, un grupo de asistentes son invitados a participar como parte de la producción; sentados sobre los costales, interactúan e iluminan los rostros de los protagonistas.

Niabba, Fatao y Kuwame nos transportan a un universo con aroma a chocolate, un paraíso natural que contrasta con la forma en que ellos viven. El machete se utiliza para cortar la planta, asimismo es un arma peligrosa que puede causar heridas, que pone en peligro su integridad física. Papá Gyan es quien vigila y todos deben obedecer. Intentar escapar, los puede llevar hacia otros peligros, la selva es el hogar del temible ciempiés, su picadura es letal.

La historia es una analogía con los otros “niños chocolate” que viven en México, Centroamérica o cualquier país en donde la pobreza y la desigualdad social imperen. Los niños en situación de calle en países del tercer mundo son “niños chocolate”, los vemos, sabemos que existen pero volteamos la vista hacia otro lado. Acá no hay gusanos venenosos, a cambio existe la indiferencia y quizá esto duele más. La obra aborda un tema que nos mueve la conciencia. Después de esto, acaso la próxima tableta de chocolate que nos llevemos a la boca… nos deje un sabor amargo.

De Jaime Chabaud, Niños chocolate se presenta con las actuaciones de Marisol Castillo, Teté Espinosa, Fabrina Melón y Alejandro Morales, bajo la dirección de Alberto Lomnitz. Músicos: Eduardo Castellanos y Guillermo Siliceo; dirección musical, Leonardo Soqui.

Consulta precios y horarios de la obra, aquí.

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