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Por Gina Fierro/ El teatro es un espacio que tiene lugar para “n” número de personajes, en “x” número de universos. Y es a través de sus autores que la crítica, la opinión y la percepción del mundo toma forma para llevar al público un mensaje.

Dentro de este amplio universo de ideas, encontramos temáticas que pocas veces suben al escenario, temas que quizás aún sigan siendo tabú, o que simplemente no todos voltean a ver. En este especial hemos abierto un espacio para hablar sobre prostitución, y las propuestas que algunos dramaturgos ofrecen hoy en día en la cartelera para hablar sobre este tema.

En entrevista exclusiva para Cartelera de Teatro, Alba Alonso y Medardo Treviño nos hablan sobre lo importante y difícil que es llevar este tipo de temáticas al escenario. Con un tema controversial, estos creadores han llevado, a través de la ficción y la propia realidad, las voces de personas reales que quizás no llegarían a los espectadores si no fuera a través del teatro.

Investigación pornográfica

Con un texto de Virginie Despentes, ex prostituta autora de obras como Perras sabias, Lo bueno de verdad y Teoría de King Kong, la española Alba Alonso presenta la obra Investigación pornográfica.

Se trata de un montaje al estilo del Teatro Cabaret compuesto por un collage de testimonios de mujeres inmersas en el mundo de la prostitución, “toca el tema de las mujeres que de forma voluntaria -olvidemos la trata de blancas que es algo terrorífico-, la mujer que por mente propia se mete en este mundo y que viene desde trabajos basura que no le dejan vida, no le dejan dinero”, apunta Alonso en entrevista.

Con un montaje que resulta controversial y provocador a la vez, la española expone las historias de hombres y mujeres que pertenecen a un lugar de la sociedad calificado muchas veces como “lo oscuro, lo marginal”, detalla la entrevistada. Y agrega “son voces que no estamos acostumbrados a escuchar”.

Al llevar a escena estos testimonios, los cuales se exponen sin rodeos, Alba Alonso reconoce que sintió temor de mostrar al público tal cual un lenguaje sexual sujeto a ciertas normas sociales. Al respecto, la actriz apunta “había cierto miedo, miedo a que me malinterpretaran, sobre todo tenía miedo a la opinión femenina; y a desconocer también al público mexicano”.

Finalmente, la actriz superó esta barrera al recibir la respuesta del público, el cual acogió el tema a través de una propuesta de cabaret que por momentos rompe la cuarta pared con el espectador. Después de presentar el montaje en España y en México, Alonso confiesa que la reacción de las audiencias “no cambia tanto” al tratarse de una problemática universal.

Sobre el papel que juega la prostitución hoy en día, Alonso opina “yo creo que juega el mismo papel que jugaba entonces. El problema yo creo -que sí hay y que existe a lo largo de los tiempos- es que nunca, a pesar de haber ocupado un espacio en la sociedad, […] hoy por hoy estas mujeres siguen estando desprotegidas y socialmente no nos hacemos cargo de ellas, desde la política”.

“Algo habrá qué hacer, no sé si el tema es legalizarla, no me atrevo a decir algo así, pero tampoco abandonarlas a su suerte, teniendo en cuenta las cosas tan terribles que pasan”, enfatiza.

Asimismo, la protagonista afirma que se trata de un tema que cumple una labor social, “yo creo que sí, hay algo de lo cual habla Virgine Despentes en su libro (Teoría de King Kong) de la soledad del ser humano, en este caso el hombre que busca compañía en estas mujeres aunque sea pagando, ya no sexualmente, sino a la hora de tener una conversación hay muchas gente sola por el mundo. Y yo creo que esas mujeres a veces cubren esos huecos”.

¿Por qué llevar estas historias al teatro?

Para Alba, el llevar estas historias al público a través del teatro significa “darles una voz digna y que sean escuchadas y quizás tratar de dejar nuestros prejuicios a un lado a la hora de entrar al teatro”. Sobre la obra de Virgine, Alba apunta “al leer su libro te das cuenta de que ella lo que quiere es que la escuchen”.

El montaje también cuestiona los lineamientos que deben seguirse respecto a la sexualidad, qué prácticas son bien vistas, cuáles no, cómo nos han enseñado a relacionarnos con el otro género. A partir de esta propuesta, la creadora propone “abrir una puerta a que las cosas puedan ser de otra manera o poder verlas de otra manera. Y estar abiertos a cambiar en un momento dado de opinión sobre esta profesión”.

En la esquina de las desdichas

Protagonizada por Beatriz Moreno, Medardo Treviño escribe En la esquina de las desdichas, la historia de una mujer, prostituta de la tercera edad, que ya no puede vender su cuerpo, pero que busca vender un descanso, una conversación, o simplemente intercambiar palabras bonitas.

“Yo tengo mucha necesidad de contar historias de personas que a veces no escuchamos esas voces”, apunta Medardo Treviño en entrevista. De acuerdo con el dramaturgo, la importancia de compartir este tipo de historias, llenas de anécdotas atroces, está en hablar “de personas o de problemáticas que damos por hecho, que nos hemos acostumbrado, a vivir compartiendo con ellos”.

“A veces no queremos voltear a ver a una Petrita, a una Juanita. En este caso Petrita, que está ahí con todos sus miedos con todos sus demonios, los demonios de la angustia atormentándola diariamente”.

Con este texto, Treviño expone “lo que pasa con esas mujeres de la tercera edad, qué pasa con esas mujeres totalmente en el abandono, qué pasa con esas mujeres que intentan recuperar su propia existencia a través de sus recuerdos”.

Después de una investigación sobre el tema, Treviño sitúa a su personaje, Petrita, en la esquina de las desdichas, “esa esquina donde se encuentran todas las injusticias, donde se encuentran todos sus sueños, todas sus pesadillas”.

Al igual que Alba Alonso, Medardo reconoce que el mundo de la prostitución está integrado por personas que necesitan ser escuchadas, personas que “padecen” de soledad. “Somos tantas y tantas personas que avanzamos buscando un poco de amor, somos tantas personas que buscamos comprensión, somos tantas personas que a veces pedimos perdón hasta para vivir”.

Bajo esta perspectiva, Treviño presenta un monólogo, que lejos de exhibir las prácticas propias de este oficio, expone la humanidad de los individuos que pertenecen al medio de la prostitución. “En ese sentido, el personaje (Petrita) quedó muy humano […] es un ser humano que ama, es un ser humano que no ha podido ser amada, que sueña. Y a partir de ahí, hay una conexión completa (con el espectador)”, detalla el autor.

Sobre la prostitución, Treviño opina “vemos historias terribles, cada vez más fuertes, cada vez más crudas en estas redes de prostitución que hay; la nueva prostitución, aprovechándose de todas estas redes sociales. (La prostitución) está cada vez más presente, sigue presente y sigue causando injusticias, dolores, sigue causando terror a varias partes de nuestra sociedad”.

¿Por qué llevar estas historias al teatro?

“Es gente que existe, gente que está a un lado de nosotros, es una problemática que no podemos negar como ciudadanos, como ciudad, como país”, expresa Medardo Treviño. En este sentido, el también director apunta la necesidad de abordar estos contenidos, “es importante que nosotros podamos mostrar este tipo de personas, evocar esas voces en el escenario, en esta gran tribuna”.

Y reafirma “no creo que el teatro sea evasivo, no debe serlo, en estos momentos que está viviendo nuestro país […] Los artistas no debemos permanecer ajenos a esto y cerrar los ojos y voltear a otra realidad. Es nuestra obligación como creadores, es nuestra obligación como dramaturgos, como directores, como actores”.

“Es una obra que nos hace reflexionar, que nos hace voltear a ver al ser que está a lado y voltearse a ver a sí mismo”.

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