DÉJAME ENTRAR: Los vampiros no pueden entrar en una casa sin ser invitados

Foto: Roberto Sosa

Por Roberto Sosa/ Los vampiros no pueden entrar en una casa sin ser invitados. Oskar es un adolescente, una fría noche conoce a Eli, a quien la gélida temperatura no parece afectarle. Oskar sufre el acoso y las palizas de sus compañeros de clase. Eli tiene la apariencia de una joven de la misma edad de Oskar, sin embargo no es niña, ni niño, ni viejo, ni joven…”no soy nada”. Un bosque cercano es testigo de sangrientos asesinatos. La policía investiga.

La amistad entre los dos adolescentes enlaza un contexto que tiene que ver con el bullying, el alcoholismo, la pedofilia y el crimen. La historia centra la relación de Oskar y Eli, se compagina además con el problema emocional de la madre del joven. El vínculo que une a la joven con hábitos de vampiro, con el pedófilo a quien protege a cambio que la alimente con sangre humana.

Déjame entrar es una novela de vampiros publicada en 2004 por el autor sueco Jhon Ajvide. El protagonista es un espectro con apariencia de niña, en la ficción se trata de una criatura de más de 200 años. La acción se desarrolla en un suburbio de Estocolmo, Suecia, a principio de los años 80´s. La obra aborda el lado oscuro de la humanidad; Eli muestra ante Oskar un rostro cándido y “humano”, sin embargo en ella habitan la maldad y la inocencia; la perversión y el erotismo.

La dirección es Hugo Arrevillaga, todo un desafío para quien sus puestas en escena son con otros lenguajes; generalmente trabaja con actores jóvenes y personajes que cargan problemas existenciales, acá, además lo hace con actores que ya tienen recorrido por los escenarios. Otro aspecto nuevo en esta propuesta es la escenografía, las obras que dirige Arrevillaga son en escenarios vacíos o con pocos elementos escénicos, aquí cuenta con el talento de Jorge Ballina en el diseño de escenografía.

Otro reto para Hugo es el género de suspenso y drama, poco abordado en teatro. No vemos máscaras, maquillaje  o disfraces, ni echa mano de recursos que busquen seducir o alucinar al espectador; sí hay sangre –el personaje principal de eso vive-, si hay efectos de luz. Cuenta con los recursos necesarios para lograr un buen trabajo, y obtiene un espléndido resultado. Todo bajo su mirada es a favor del montaje.

En el elenco están: Constantino Morán, Alejandro Guerrero, Andrés Torres, Dalí González, Diego Velázquez (Oskar), Adrián Vázquez, Claudio Lafarga, Yuriria del Valle y Saraswati Valladares (Eli). La mayoría se desdoblan en dos o más personajes; todos realizan un magnífico trabajo, se acoplan adecuadamente a sus personajes y se abrazan a la historia.

Mención aparte está el desempeño de Saraswati en el papel de Eli. Tiene el peso de la historia, su personaje determina el desarrollo del relato. Tiene la edad y el físico, sí tiene la apariencia inocente, cándida y sensual que Eli requiere y lo hace adecuadamente. No obstante, cuando sale el vampiro que trae dentro, le falta fuerza interpretativa, le falta aptitud para crear al monstruo que vive dentro de ella y dejarlo salir cuando es llamado a devorar la sangre de quienes asesina.

Déjame entrar nos acerca al terror y al suspenso, es un trabajo bien logrado que pocas veces vemos en los escenarios teatrales. Producto del talento creativo, equipo compuesto por Humberto Pérez Montera en la traducción; Jorge Ballina en la escenografía; Jerildy Bosch en el diseño de vestuario; Ingrid SAC en la iluminación; Ariel Cavalleri en diseño sonoro y pos producción musical; y Meme y Renato del Real (Café Tacuba) en la música original. La producción es de Berenice González e Irene Azuela.

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