Por Gina Fierro/ Mónica Galarza es una mujer que hace 14 años decidió emplearse en un teatro, un hecho que la llevaría a encontrarse con muchas sorpresas, entre ellas, conocer a cientos de personas, así como adquirir una gran responsabilidad al controlar el acceso de todos los espectadores que función tras función asisten al teatro.

Los taquilleros, día a día, desempeñan una importante labor detrás de una ventanilla. Muchas veces, detrás del vidrio, apenas son vistos por los asistentes cuando todo va bien, pero son objeto del malhumor de algunos clientes cuando surgen los contratiempos.

Cuando una persona acude a la taquilla puede encontrarse con situaciones que hagan más lento el acceso a la sala de teatro. Es entonces cuando la interacción entre el público y la persona que atiende la taquilla es fundamental. Ahí es cuando vemos que la labor de los taquilleros es mucho más que cobrar y entregar un boleto.


¿Sabías que los taquilleros que atienden en los teatros están preocupados por darte un buen servicio?

TaquillaTeatroCirco-5511“Mi labor principal es estar al pendiente en la atención al público, ayudarles a resolver cosas y que tengan la mejor atención posible. Claro, siempre y cuando esté en mis manos”, detalla Mónica en entrevista para Cartelera de Teatro.
Para los responsables de taquilla, desempeñar esta labor significa tener ciertas habilidades. Por ejemplo, para Thania Reyes, taquillera del Teatro Jorge Negrete, es indispensable “tener muchísima paciencia y educación”, y considera que entre el público “hay gente muy amable y gente muy grosera. Hay de todo”. En este aspecto, la mayoría de los taquilleros coinciden con Thania, ya que en diversas ocasiones son ellos los que reciben los insultos o agresiones por parte de los asistentes.

Jazmín Maceda, quien desde hace dos años y medio está a cargo de la taquilla del Círculo Teatral, opina que para estar a cargo de la taquilla “puedes tener paciencia, pero si no te gusta tratar con la gente, no lo logras”.

“Hay muchas veces que el cliente por más tolerancia y paciencia que pueda mostrar uno, no cede”, apunta Galarza. Y añade, “hay que tener un amplio criterio y sobre todo es cuestión de actitud”. Asimismo, Mónica opina que las malas actitudes de un cliente nunca deben tomarse de manera personal, “si un cliente llega enojado, grita o es grosero, no es cuestión personal. Es cuestión de que él venía de malas y no le está pareciendo la manera en la que a lo mejor nosotros tenemos la logística para el acceso o para la compra de su boleto”.

Sin embargo, ante las malas actitudes del público, los responsables de taquilla siempre intentan buscar la solución inmediata y, sobre todo, respetar a los asistentes. En momentos de disgusto por parte del público, Mónica opta por hablar con ellos “sin ofender, siempre sin decir groserías, pero ser firme. A veces se necesita un volumen de voz un poco más alto, sin gritar ni ofender”.

Esther García, quien lleva siete años atendiendo la taquilla del Teatro Hipódromo Condesa, agrega “te topas con todo como en todos lados, gente agradable, desagradable, educada, no educada, pero siempre trato de mostrar el lado amable y paciente para poder dar un buen servicio”.

“Tú eres la cara que estás dando ante este cliente, de parte de la empresa, obra o de lo que se esté presentando”, añade Mónica.

El cliente siempre tiene la razón

Cuando las cosas se ponen muy difíciles con los asistentes, el personal de taquilla debe mantener la calma. Algunos de ellos nos cuentan: “Como la frase lo dice, aunque no sea cierta, ‘el cliente siempre tiene la razón’. Darle por su lado al cliente por más necio que se ponga y aunque no tenga la razón, dársela porque es algo que nos perjudica a nosotros como un espacio cultural”, señala Gabriel García, responsable de la venta de boletos en el Foro Shakespeare.
teatro_butacas“No me queda de otra más que seguirles la corriente y darles la razón, aunque no la tengan”, coincide Thania.

Es un hecho que los cambios de humor en cualquiera de los asistentes expone a los encargados de taquilla a recibir malos tratos, y viceversa. Entre las experiencias más extrañas está la de Jazmín, quien cuenta que un día, una chica llegó buscando una obra que ya no estaba en la cartelera del Círculo Teatral, así que decidió elegir una de las que estaba en temporada. Cerca de comenzar la función, la chica pidió que se le devolviera su dinero, “eso no era posible” -apunta Jazmín- porque ella había tomado la decisión. “Se metió muy enojada diciendo que nos iba casi casi a demandar y cuando salió (de la función), salió muy contenta […] Vimos todos sus cambios de humor en media hora”.

El personal de taquilla se expone a infinidad de situaciones que se tornan incluso peligrosas, como intentos de fraude, gente armada o alguna situación de violencia. “Te encuentras de todo, desde alguien que te quiere timar, hasta las veces que sin querer te meten el billete falso”, apunta Mónica, quien afirma que en una ocasión un supuesto dueño de farmacias le pidió dinero en efectivo para dárselo en cambio, un hombre que se dirigía a los empleados como si los conociera y que logró entrar hasta la puerta de la taquilla. “De alguna manera nos querían asaltar muy decentemente, sin agresión, sin nada”, dice.

Sin importar la situación en la que se vean involucrados los taquilleros, ellos están convencidos del gusto que tienen por su labor dentro de los teatros. “A mí me encanta hacer esto, me gusta mucho estar aquí en taquilla. Siempre me he dedicado a atender a la gente, me gusta tener contacto con ellos. Me gusta cuando llego al límite de que digo ‘voy a vender tantos boletos’ y sí los vendo. Paso el límite y eso me agrada mucho”, expresa Thania.

Sin duda, el momento más gratificante para las personas que son parte de servicio al cliente es cuando “algún cliente agradece el buen trato que le dan”, opina Esther. Mientras que Gabriel expresa que “el trato con la gente y todas las personas que llegas a conocer” son las mejores experiencias dentro de su labor en taquilla.

Cuando el público se toma un segundo para agradecer el buen servicio que recibe “hace que valga la pena”, subraya Jazmín.

¿Qué tanto teatro ven los que están en taquilla?

A pesar de estar tan cerca de las salas del teatro, no todos los encargados de taquilla son espectadores de las obras que se presentan en las carteleras. Gabriel afirma que en los 5 años que lleva en la taquilla del Foro Shakespeare, nunca se ha metido a ver una función, “tenemos un montón de trabajo súper pesado, entonces no tengo la oportunidad de entrar a ver las obras, manejamos de 4 hasta 14 funciones por día”, detalla.

renacimiento“Trabajo de lunes a domingo, ni tiempo me da”, asegura Thania del Jorge Negrete, quien reconoce que la carga de trabajo le hace preferir ir a casa a descansar cuando termina el día. Asimismo, Esther del Hipódromo Condesa confiesa que son muy pocas las funciones a las que ha asistido, “casi ninguna”, apunta. “Todas las obras que puedan trabajar en el mismo momento en el que nosotros estamos trabajando, pues no, me las pierdo”, subraya Mónica.

No obstante, para Jazmín del Círculo Teatral asistir al teatro es habitual. “Normalmente trato de entrar a todas las temporadas. Me habrá faltado una o dos, pero sí trato de entrar a todas las obras”, señala.

No hay un termómetro de asistencia

Bajo la mirada de quienes están en taquilla, los días de mayor afluencia en los teatros varían, no sólo por las temporadas del año, sino por las obras que se presentan en cartelera e incluso por el recinto. En este punto encontramos que no hay una regla en el calendario para que la gente asista al teatro. “Ya no hay un termómetro fijo en el que te pueda decir qué día hay o qué día no hay tanta gente”, afirma Mónica.

taquillaDe acuerdo con nuestros entrevistados, en el Teatro Jorge Negrete los mejores días son los sábados; en el Teatro Hipódromo Condesa el viernes es el día de más asistencia, siendo el domingo el de menor concurrencia; para el Foro Shakespeare es difícil definir un día de mayor afluencia, ya que en este teatro se presentan obras todos los días de la semana en distintos horarios simultáneos. Al respecto, Gabriel señala que “la afluencia puede ser tanto en un lunes como en un fin de semana. No tiene nada que ver el día, mientras una obra sea buena y tenga recomendaciones, así sea un lunes se puede llenar”.

Como muestra de ello, Jazmín señala que los días viernes -el día que se podría pensar que es más concurrido- son los que menos público asiste al Círculo Teatral, siendo sábados, domingos, martes y miércoles los días más concurridos.

“A veces te soy sincera, es mucha la carga de trabajo y sí, de repente, estás a punto de tirar la toalla y después vienen unos días que se apaciguan y vuelves a reconocer que estás encariñada con tu trabajo”, expresa Esther del Teatro Hipódromo Condesa. Por su parte, Mónica comparte “cuando yo empezaba en esto, un tipo me gritoneó horrible y lo único que hice fue llorar y llorar porque estaba aprendiendo a manejar a la gente”.

“El teatro me ha dado las mejores cosas de mi vida, ha sido mi familia,  ahí conocí a mi esposo, ahí se han hecho mis hijos […] Si tuviera la oportunidad de cambiar a otro ramo y que a lo mejor me ofrecieran, como dice la abuela ‘las perlas de la virgen’, no lo cambiaría porque el teatro me ha dado lo mejor”, concluye Mónica Galarza.

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