Por Luis Santillán/ Mariana Hartasánchez lleva a escena el texto ganador del Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo 2015, De tripas corazón de Anaid Varela Varela. La escenificación de la obra es parte de los beneficios del premio.
La línea anecdótica que plantea Varela es muy delgada, tanto que da la impresión de ser tan sólo una suma de momentos, sin una dirección o deseo de desarrollo; hay bloques que dan la impresión de ser relleno porque aportan nada, los acontecimientos son dispares, pero no como una propuesta que juega con una estructura. El texto es sumamente débil, sostiene el diálogo a partir de frases popularizadas que son “chistosas” por su origen pero no por su apropiación en el texto; los personajes son bocetos que parecen estar construidos en un tono fársico pero carecen de relieve; es una ópera prima con buenas intenciones y una necesidad por parte de la autora, sin embargo, el texto colapsa.
Hartasánchez toma el texto de Varela y suprime bloques tratando de darle un rumbo a la propuesta de la autora, decide de manera hábil la distribución de personajes con su elenco y juega con la propuesta del “narrador” de la obra de manera afortunada. Consiente o no, apela a que la multimedia llene los vacíos que se producen en la escena al no haber situaciones a desarrollar. El diseño de multimedia a cargo de Ismael Gimate y la propuesta escenográfica de Fernando Flores desarrollan lo que la autora en entrevistas ha dicho que tiene su texto; Flores crea el espacio que atormenta a la autora –mismo que no existe para sus personajes ni en sus situaciones- y Gimate plantea una evolución del entorno que deberían haber sido desarrolladas en la obra, también lleva a imagen los estados de la mente del personaje.
Sergio Bátiz hace un muy buen trabajo actoral; corporalmente desarrolla tanto al narrador como a los demás personajes permitiendo que en cada uno de ellos sea palpable el universo al que pertenecen. Es en él donde se ve, de mejor manera, la dirección de Hartasánchez.
Mariana Hartasánchez es una muy buena directora, elimina segmentos del texto, plantea un ritmo a partir de la distribución de actor-personaje; involucra la escenografía y la multimedia para que la experiencia del espectador sea grata, le da un cierre a la obra que el texto no posee. Sería productivo saber si la autora se involucró en la toma de decisiones sobre qué partes del texto suprimir.
De tripas corazón es de esos textos premiados que provoca la pregunta: “¿qué leyó el jurado?” La respuesta, a pesar de los esfuerzos de Hartasánchez, está en escena.
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