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MR.BRIGHT: Un juego de humor negro



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Fotos: Ismael Gimate

Por Luis Santillán/ En El tintero de los ironistas se presenta Mr. Brigth: El fin de la diplomacia de Mariana Hartasánchez. Es la segunda parte de una serie teatral que constará de 10. La línea anecdótica desarrolla las acciones de “M” para detener a la secta que descubrió en la primera obra (Mr. Brigth); tras la desaparición de una joven actriz de cine, “M” entra en contacto con una diva de cine venida a menos, juntas descubrían lo que hay de realidad en la última película donde participó la diva.

Mariana Hartasánchez es una autora que recorre diversos rumbos en su dramaturgia, tiene la capacidad para emprender proyectos de largo aliento; su dramaturgia, con el paso del tiempo, se vuelve más ambiciosa tanto en las estructuras, estilo y temas a desarrollar. El texto de esta segunda parte es una continuación totalmente orgánica; si en Mr. Brigth trabaja una sola voz, en esta parte logra una suma de voces para enriquecer el relato; la voz de los “otros” vuelve complejo los planteamientos de inicio, enrique el relato y emplea las herramientas del formato de manera hábil. Es un texto de gran calidad, quizá algunos bloques tienen un inicio lento, pero en la suma no pesan para debilitarlo. Y quizás el mayor acierto radica en lograr la promesa de la tercera parte.

Hastasánchez está a cargo de la dirección. Logra el juego sobre los referentes que se construye el texto, tiene balance en cuanto a las variaciones rítmicas de la obra, explota el espacio en aras del formato en el que trabaja, sin embargo, no logra equilibrar al grupo de actores y eso da la sensación de pesadez en algunos bloques.

Los mejores momentos son donde comparten la escena Hartasánchez con el personaje “M” y Guadalupe Damián con el personaje “Dolores Tinajero” Ambas actrices trabajan de manera impecable los gestos, la expresión corporal para que la caricatura sea todo el tiempo orgánica, se plantea un tono farsico que está construido de manera sólida, emotiva; son esos ejemplos de actuación donde la “forma” está a merced de la voluntad de las actrices para crear a los personajes. Hay detalles en la construcción de ambos personajes, logran los enlaces emotivos, los tonos de desproporción que nunca pierden verosimilitud, es sumamente grato el trabajo de ambas actrices.

La parte débil está en el resto del reparto. Pareciera que hay timidez en tanto el camino que tienen que recorrer para lograr encajar en el mundo que Hartasánchez (directora) pide. Es una propuesta que pide la confianza absoluta en el formato, y tanto Francisco Bahena Fonseca, Connie Garrido y Thania Luna están más preocupados por ser convincentes, sin que lo sean porque están en un punto medio.

Aún cuando es una segunda parte se puede asistir a Mr. Brigth: El fin de la diplomacia sin haber visto la primera, la información faltante no repercute. Lo cierto es que esta puesta en escena es una gran opción para ver un teatro que juega de manera diestra e inteligente con el formato policiaco con humor negro.

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