Redacción/ Este domingo, a partir de las 16:00 horas, se realizará una mascarada, un desfile artístico con treinta personajes de la novela Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes. La salida será en la esquina que conforman las calles de Madero y Eje Central Lázaro Cárdenas. El destino, el Zócalo donde los personajes esperarán a que Cervantes pronuncie su discurso final sobre la justicia y la libertad.
A la cabeza del desfile irán los personajes de Miguel de Cervantes Saavedra, Juan Ruiz de Alarcón y Sor Juana Inés de la Cruz. Será una gran verbena popular amenizada con una banda de metales, integrada por cornos y trompetas, más estandartes de la hispanidad. Los personajes irán dando vítores o cantos gloriosos al autor de El Quijote e invitarán al público a bailar en honor de Cervantes.
Cabe señalar que Cervantes quería venir a América y en España le negaron el permiso. Ahora nosotros se lo daremos en el 400 aniversario de su muerte. Treinta de sus personajes: Dulcinea, Sancho, Rocinante, el cura y el barbero, la sobrina y el ama, entre otros, evocarán aquella Parada Cervantina de 1625 realizada en la Plaza de la Constitución. Estos personajes pregonarán la vida y obra de Cervantes sobre la calle para que las nuevas generaciones lo conozcan y se acerquen al autor de la mayor aventura del pensamiento humano.
Sobre la procesión habrá un combate escénico de esgrima para que el manco de Lepanto hable de la importancia de las armas que dan honor y gloria a las grandes acciones humanas y no el deshonor y la infamia con que ahora se utilizan. Durante la caminata Juan Ruiz de Alarcón dará la bienvenida a Cervantes y se harán cuatro paradas en diferentes puntos de la calle de Madero. Los personajes ahí bailarán y cantarán en honor a Cervantes. Se esperan unas tres o cuatro mil personas.
Esta mascarada forma parte de la temporada Celebrando a Cervantes en sus 400 años, una propuesta visual que recrea de manera muy cuidadosa el teatro que se representaba en el México de la Nueva España. Un verdadero viaje a través del tiempo que ofrece la posibilidad de admirar el vestuario de aquella época, así como las similitudes que aún guardamos en cuanto a costumbres y formas de pensamiento.
