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Leche de gato: una reflexión sobre la depresión familiar



GatoPor Roberto Sosa/ De “Bruno”, el felino que María Nicolasa espera que su mamá Obdulia Carranza le compre; mientras espera la llegada de “Bruno”, María Nicolasa mira por la ventana. A su madre le preocupa que piense y se cuestione, solo debe ver y no hacer preguntas. Obdulia Carranza dejó de creer en todo, de niña cae en depresión infantil cuando se entera que ni Santa Claus ni los Reyes Magos existen, que son sus papás, esa noche de Navidad se fue de su casa… duda de la existencia de Dios.

Se fue lejos, muy lejos, años después tuvo una niña (pendeja) María Nicolasa, a quien aísla en una casa solitaria en el desierto, apartada de todo y de todos. Su horario de vida es estricto, vive de ocho de la mañana a nueve de la noche, solo puede ver a través de la ventana; su madre la mantiene alejada de la realidad, el hueco en la pared la comunica con el mundo exterior: “Bruno mirará por la ventana conmigo”; su imaginación y su pensamiento la llevan hasta el sol, el cielo… y las galaxias.

En la familia Carranza, todas las mujeres viven con depresión, Constantina Efigenia, madre de Obdulia lleva nueve años en depresión y tres en agonía; el padre va en busca de su hija, espera reunir a las dos y así la vieja Constantina pueda morir en paz. El encuentro con su hija y su nieta -la niña pendeja- no es lo que él espera, para las dos mujeres es más importante tener en casa un gato persa, a quien llamaran “Bruno”. El viejo las convence que Santa Claus dejó en su azotea un gato para Obdulia; para asegurarse que no las engaña, inician un viaje en busca de Santa, es una travesía al pasado, hacia su infancia y sus dogmas.

Leche de gato es un texto en tono de farsa que aborda temas como la depresión, la muerte y la fe, con personajes que se cuestionan la existencia de Dios. Nos versa sobre la relación entre los miembros de una familia muy singular, el acento es con sentido del humor… negro. En un escenario desnudo se desborda el talento y la creatividad; un marco de madera sirve de ventana de donde vuela la imaginación María Nicolasa, para transportarla al sol, al cielo y las galaxias. Para que Constantina Efigenia se pueda morir, solo es necesaria una cama, nada más. El escenario se llena con la imaginación del espectador.

Lucila Castillo escribe y dirige la obra, sin duda un excelente trabajo, Castillo demuestra en esta puesta en escena que no es necesario contar con una gran producción para lograr un buen resultado. Solo se requiere talento y creatividad. Las actuaciones son espléndidas de Ana María Aguilar, Estefanía Ahumada, Gina Cima y José Goro, de la compañía Nosotros, Ustedes y Ellos, grupo de teatro independiente proveniente de Xalapa, Veracruz.

Su trabajo se basa en la técnica – información del boletín de prensa- del teórico y pedagogo Jacques Lecoq y su teatro gestual, que consiste en transformar el cuerpo del actor y la mutabilidad en la voz, recursos que se utilizan en la creación de personajes sombríos, seres contenidos en algún sitio sin expresión, inmutables, que dan la impresión de estar en un lugar inexistente, donde el tiempo no transcurre. En verdad una excelente obra.

La temporada es del 18 de marzo al 24 de abril en el teatro Sergio Magaña, consulta horarios y precios de la obra aquí.

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