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LEAR O LA SENECTUD DEL PODER: El drama de la vejez



LEarPor Roberto Sosa/ Lear es el drama de la vejez o la vejez como drama. La historia es de Lear y sus hijas Gonerilda, Regania y Cordelia; el bien y el mal representado en sus sucesoras. Lear es el viejo rey de Bretaña, debido a su ancianidad, decide repartir el reino entre sus tres hijas. Lo divide en partes de acuerdo al amor que le profesen, por lo que les pide que le declaren su afecto. Cordelia molesta por la desfachatez aduladora de sus hermanas, se limita a expresar que su afecto es el que toda hija siente por su padre.

El rey Lear, es una de las principales tragedias de William Shakespeare escrita en 1605. Lear o la senectud del poder, versión de Germán Castillo, se sitúa en la contemporaneidad; tiene como eje narrativo las dos grandes guerras, el despojo de los vencedores y el reparto desproporcionado del poder económico y político. Para el también director y actor de la obra, estamos ante un fin de ciclo, ante la decadencia de Occidente. La decadencia, es la analogía de un soberano con los tiempos de hoy.Con estos elementos realiza la puesta en escena.

Castillo escribe, dirige y actúa. Con una impresionante trayectoria como escritor, docente y director toma el riesgo y –mi punto de vista- no logra un buen resultado. No Germán Castillo, no le creo a su personaje y no es buena su interpretación, no se ve en ritmo, como actor nos dejó muchas dudas. (A su favor, cabe señalar que el actor que haría Lear, abandonó el proyecto, así que tuvo que hacerse cargo del personaje con poco tiempo para representarlo).

Sintetiza la obra acertadamente y diseña el espacio escénico. Se hace acompañar –también un acierto- de Itzhel Razo, quien se desdobla en la interpretación de las tres hijas de Lear. Su trabajo en el escenario está cimentado en su formación dancística y como profesional de la actuación, su labor es espléndida; con su arte, talento y belleza equilibra el desafortunado –mi perspectiva- desempeño en la escena de Germán Castillo.

El escenario es un arenero, un rectángulo que simboliza el territorio donde Lear es el soberano. Lo acompaña su bufón (Carlos Talancón) que hace de narrador y el eco de las palabras de sus hijas. Lear es viejo y está perdiendo la memoria. Sus hijas lo han abandonado y en medio de una tormenta no encuentra refugio. En la obra original, el rey se desnuda en un páramo, se desprende de lo superfluo, y llega a un estado puro. En esta versión la desnudez la vemos en sus hijas, encarnadas en Itzhel Razo.

En resumen, Lear o la senectud del poder es luz y sombra; está el genio creativo de Castillo -hombre de teatro, formador de muchas generaciones de directores y actores-, la excelente actuación de Razo; el trazo escénico e iluminación (Gabriel Pascal) no obstante, la puesta en escena carece de fuerza interpretativa del protagonista, desde el escenario, concentrado en su personaje, pierde perspectiva con su interpretación. Lo confirmo, escribir, dirigir y actuar, la mayoría de las veces no da buenos los resultados.

Lear o la senectud del poder se presenta en el Teatro El Milagro hasta el 30 de septiembre, consulta precios y horarios de la obra aquí.

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