Por Gina Fierro/ Con el crecimiento del Internet como medio de comunicación y la fragmentación de audiencias, hoy en día la televisión abierta comienza a perder público. Sin embargo, la televisión sigue siendo el medio masivo con mayor influencia entre la población. Incluso, las producciones teatrales con grandes presupuestos ven a este medio como un factor determinante en sus planes de difusión.
Y aunque el impacto del medio televisivo es innegable, la situación no siempre fue así, hubo un tiempo en el que el teatro era, por excelencia, la forma de entretenimiento con mayor popularidad. Como sucedió con el cine, la televisión en sus inicios echó mano del teatro para generar contenidos y propuestas.
Las primeras huellas del arte escénico en la pantalla chica, se dieron con la representación televisada de obras de teatro, durante los primeros años de la televisión -siendo la primera transmisión en 1950 por Canal 4-. Los programas de teatro se realizaron a la par de las pruebas iniciales de la televisión a color, que en ese momento realizaba su inventor Guillermo González Camarena. En aquel entonces, la principal empresa de producción y transmisión de programas por televisión era Telesistema Mexicano (ahora Televisa).
Así, los “teleteatros” representaron el germen de las telenovelas, pero no sólo eso, sino que fueron el inicio de la narrativa propia que tomarían más adelante los programas de televisión.
Teatro Fantástico
Bajo la batuta del actor, director, escritor y productor Enrique Fernández Tellaeche (1924-2004), mejor conocido como “Cachirulo”, en 1955 nació el primer programa teatral llamado Teatro Fantástico, un programa infantil que daba vida a princesas, brujas y príncipes que habitaban en bosques y castillos donde la magia era posible.
Teatro Fantástico, transmitido por el Canal 2, era presentado por el personaje de “Cachirulo” (Enrique Alonso), quien daba la introducción de la historia y posteriormente abría el telón y daba paso a la escena. Patrocinado por una empresa de chocolates (Chocolate Express), al finalizar cada transmisión, Alonso se despedía diciendo “¡Adiós amigos! No olviden tomarse su chocolate”, una frase que se haría famosa en todo México.
Con una trayectoria de más de cinco décadas, Enrique Alonso fue un gran promotor del teatro para niños, siendo Teatro Fantástico su primer programa en televisión que marcó por 17 años a su público seguidor. Asimismo, Alonso fue un impulsor importante del extinto teatro de revista, donde resaltan títulos como Dos tandas por un boleto (1985), La alegría de las tandas (1986), El futuro está pelón (1988), Chin Chun Chan y Las musas del País (1992).
La primera historia en salir al aire fue Las aventuras de Cachirulo, donde se daba vida al famoso “Cachirulo”, un personaje con cabellos de zanahoria y cuerpo de trapo que Alonso inventó -inspirado en Pinocho- y que él mismo interpretaba. En el horario de las 19:00 horas, domingo tras domingo, el público mexicano vio nacer a personajes del Teatro Fantástico como la Bruja Escaldufa, el maloso Fanfarrón y las tías de Cachirulo (Doña Altamira y Doña Altagracia).
Algunos de los actores que participaron en Teatro Fantástico fueron Enrique Alonso, Angela Villanueva (La Bruja Escaldufa), Carlos Alonso (Fanfarrón), Roberto Antúnez, Aurora Alvarado, Marina Isolda, Jacqueline Andere, María Rojo, Alicia Montoya, María Rubio, Sergio Zuani (el príncipe), René Azcoitia, Roberto Comadurán y Jorge Zamora.
Después de tener importantes logros en el ámbito teatral, como actor y productor, Alonso fundó el Teatro del Pequeño Mundo, concebido para crear espectáculos infantiles; y la Compañía de Opereta y Zarzuela, con la cual consiguió numerosas presentaciones. Así, en 1979 comenzó la transmisión de un nuevo programa de cuentos en el canal 13 televisivo de Imevisión, “Érase que se Era”, que poseía un estilo similiar al del Teatro Fantástico y que igualmente alcanzó el éxito.
Teleteatros
Pronto, 1958, llegaría un proyecto más que sorprendería a muchos, tanto por sus temáticas como por su calidad, los Teleteatros, los cuales ofrecían programas de distintos géneros, enfocados a un público general.
En entrevista exclusiva para Cartelera de Teatro, Angélica Aragón, quien fue parte de diversos Teleteatros, nos comparte “una cosa es el teatro filmado donde yo llevo una cámara a un escenario y con esa iluminación y ese sonido, grabe lo que pueda y eso se transmita, ¡eso es aburridísimo! Cuando hablamos de los Teleteatros, esa no es la fórmula, estos se hacían dentro de los foros de televisión y se montaban las escenas para las cámaras, es decir, eran programas de televisión y el guión era la obra teatral”.
Sobre las primeras programaciones por televisión, derivadas de las obra de teatro, la actriz comenta “como no había realmente tanto material y de pronto hubo que llenar muchas horas al día de programación, se recurrió a las obras de la dramaturgia mundial […] El filmar esos textos fue como un paso muy natural. La gente tenía la oportunidad, sin necesidad de ir al teatro, de tener acceso a estas grandes obras de la literatura universal. Esto fue muy afortunado a inicios de la televisión en México”.
Los Teleteatros fueron instaurados por Luis de Llano Palmer -importante director y productor, pionero de la televisión mexicana-, quien invitó a llamativas figuras del medio para lanzar al aire las primeras transmisiones de un proyecto que con grandes elencos llevaba el teatro a los hogares. “Lo interesante de la televisión mexicana, en sus inicios en los 50´s, fue que todos los actores que intervenían eran los mejores actores del país porque todos venían del teatro. Había una fuerza interpretativa muy importante que cautivó al público”, subraya Aragón.
Entre los actores invitados se encontraba Cristian Bach, Humberto Zurita, Silvia Pinal, Roberto Gómez Bolaños, Sergio Jiménez, Rafael Baledón, Jorge Ortiz de Pinedo, Mauricio Herrera, María Rojo, Manuel Ojeda, Blanca Guerra, Diana Bracho, Angélica Aragón, entre otros.
Las críticas que derivaron del estreno del primer ciclo de Teleteatros (titulado Cosa Juzgada, dirigido por Miguel Sabido) parecía sobrepasar la expectativas. La producción fue reconocida como una variante en la forma de hacer televisión, hecho que llegó a inquietar a algunos productores de teatro al pensar que perderían a su público en las salas.
“Había una especie de tránsito muy constante y muy cómodo entre el mejor teatro y la televisión y eso marcó un misil de calidad de la telenovela mexicana, que fue reconocido en el mundo entero […] (La telenovela) fue una gran industria y creo que en gran medida fue por esta inyección, por un lado de textos de la literatura universal, a través de los teleteatros; y por otro, por la gran capacidad interpretativa que tenían los actores”, expresa la actriz.
En un artículo publicado en Proceso, marzo de 1994, Víctor Hugo Rascón Banda aseguró, “Amor de Madre (primer teleteatro trasmitido) es el ejemplo de cómo una historia puede ser adaptada acertadamente de un país a otro, sin perder su esencia; de cómo puede pasar el teatro a la televisión, sin que las palabras desaparezcan y sean transformadas en imágenes, como lo exigen algunos cineastas tontos, y cómo es posible mantener la atención del televidente durante hora y media con la eficacia de un diálogo de indudable origen y sabor teatral, que difiere totalmente de los parlamentos y cortes televisivos, siempre y cuando los textos sean dichos por actores verdaderos y la escena esté manejada por auténticos directores de escena, no por directores de cámara”.
En la misma publicación, Rascón apuntó “con este primer videoteatro es posible vislumbrar un avance en la televisión”. Y concluía “probablemente la televisión contribuya a devolver al teatro sus espectadores perdidos”.
Con el desarrollo de los Teleteatros -que inicialmente fueron dirigidos por directores de teatro- se marcó las incursión de directores de cine a las producciones televisivas, que dieron paso a un nuevo lenguaje visual para los programas de televisión. Con ello, surgiría una interacción diferente entre los actores y las cámaras, que con un guión distinto al teatral darían paso a las telenovelas.
Teatro Estudio
Actualmente, podemos ver teatro televisado a través del Canal Once donde se transmite Teatro Estudio, un programa diseñado por el escritor Carlos Pascual que inició sus transmisiones el 11 de junio del presente año. En esta propuesta, Pascual reúne elencos diversos, quienes hacen lecturas dramatizadas de los textos de escritores mexicanos dentro de ambientes distintos.
A diferencia de los anteriores Teleteatros, la propuesta de Pascual se enfoca en los textos, lo que significa para él conservar la esencia del arte escénico donde el actor y el texto son la materia prima. “La esencia del teatro es la palabra”, indica Carlos Pascual en entrevista para Cartelera de Teatro.
Destinado a la difusión de la dramaturgia mexicana, en colaboración con la cineasta Mafer Suárez, Pascual ha conjuntado obras de autores como Óscar Liera, Salvador Novo, Luisa Josefina Hernández, Flavio González Mello, Bárbara Colio, entre otros. El creador de Teatro Estudio afirma que la intención de dicho proyecto es la de incluir a dramaturgos de todos el país para que éste tenga “una repercusión nacional”.
A través de un concepto de dramaturgia escénica y narrativa, Pascual y Suárez mezclan el juego de cámaras en instalaciones específicas para dar lugar a una propuesta -de acuerdo con Pascual- “híbrida”. Al respecto Carlos indica que “es un camino medio. En realidad lo que se hace con el movimiento de la cámara es una especie de dramaturgia escénica y una dramaturgia narrativa […] (Esto) nos da una serie de enfoques que pueden resultar para el espectador muy interesantes, a veces extraños, pero creo que todo confluye en un nuevo lenguaje”.
Bajo el criterio de buscar “un ambiente más acogedor”, los creadores de Teatro Estudio han diseñado cuatro espacios específicos que acogen a los actores durante sus lecturas. Así, un jardín, una casa, un estudio y una oficina son los espacios en donde se desarrollan todas las obras.
Pascual confiesa que Teatro Estudio nace de su gusto personal por el extinto programa de Teatro en Atril -trasmitido por Canal Once- y su intento por recuperar su contenido. “(En Teatro en Atril) eran básicamente unos muy buenos actores parados frente a un atril, leyendo grandes textos. Lo recuerdo con mucho interés y entusiasmo, y lo comenté en Canal Once varias veces, les dije ‘hay que retomarlo’”, expresa el escritor.
Y aunque Teatro Estudio se enfoca en los textos, su autor no descarta la idea de llevarlos en algún momento a la representación. Por ahora, se planea tener una segunda temporada del programa donde se explorará en los movimientos de cámara y en las locaciones.
Pascual señala que en la actual cartelera del país existe un espacio reducido para la dramaturgia nacional, de ahí su interés en promoverla a través de Teatro Estudio. “Solamente es dramaturgia mexicana, pero no es por una cuestión chovinista […] me parece que este es nuestro canal cultural (Canal Once), es nuestro espacio, son nuestros actores y tenemos pocos espacios para la dramaturgia mexicana, eso siempre me ha parecido un tanto injusto”.
¿Por qué la televisión? Carlos Pascual reconoce que el medio televisivo “tiene una difusión mucho mayor que el teatro. Es decir, un teatro lleno -así a reventar- tiene 400 personas; un programa de televisión, si mal te va, te ven 40-50 mil personas”.
Por su parte, Angélica Aragón opina que al llevar el teatro a la televisión éste se vería beneficiado al generar más interés en el público por asistir a las salas de teatro, sin embargo, considera que “la que realmente se vería beneficiada es la televisión, que precisamente de eso adolece en este momento, de contenidos buenos, interesantes, bien escritos, serios, profundos… todo es demasiado superficial para mi gusto”.
Frente al incremento de las tecnologías que permiten al público tener acceso a distintos espectáculos del mundo, Pascual concluye “me parece que tenemos que empezar a mezclarnos, hacer un mestizaje con inteligencia y sensibilidad […] Creo que el teatro se debe servir de la televisión, no creo que sean enemigos, creo que deben ser aliados”.
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Excelente reportaje muy ilustrador gracias