Por Gina Fierro/ Una puesta en escena que a manos de un cuarteto de actrices de primera, logra ser una experiencia teatral totalmente recomendable para el espectador. Con un texto que nace de las propias experiencias del autor, Chema Rodríguez-Calderón, Feroces se convierte en un marco de intriga y confesiones dominado por la energía escénica de Maya Zapata, Mónica Dionne, Zuria Vega y Sonia Franco.
Con un humor ácido en su máxima expresión, el montaje descompone las personalidades de cuatro hermanas que se reúnen por una única razón: la muerte de su madre. En una lucha por encontrar el testamento de la difunta, estas mujeres se verán orilladas a desenterrar una historia que resulta ser igualmente amarga para todas.
Los contrastes entre estos personajes es muy claro, pero lejos de ser disonantes, convergen en un mismo universo de dolor. Unidas por los secretos que hay detrás de las anécdotas que tuvieron con su madre, Jose, Marisa, Ruth y Ana –obligadas por la tensión de su encuentro- destejen la figura reveladora de una mujer que las crió a través de un juego siniestro, marcando distinciones entre ellas y formándoles una estricta manera de ver la vida y de responder a ésta. La escuela de esta madre ha desatado una guerra emocional en el ático donde se reúnen las hermanas.
Durante la obra, el espectador se ve transportado por un camino de comedia, hasta llegar a la conmoción, en donde el texto y el reparto son los únicos elementos responsables de tal camino. Dirigidas por Lorena Maza, las actrices son capaces de mantenerse todo el tiempo en escena y generar un dinamismo importante en la obra al equilibrarse la potencia de cada una de las intérpretes, lo que resulta en un matiz perfecto de emociones.
Un acierto contundente por parte de la producción y dirección de dicho montaje es el elenco seleccionado, ya que cada una de las actrices –por su personalidad y su forma de hacer teatro- pareciera embonar en cada uno de sus papeles, lo que les da una soltura en escena evidente. Sabemos que los estilos y trayectorias de cada actriz difieren entre sí y mezclarlas en una misma puesta suena a un gran reto, el cual Maza resuelve apropiadamente.
Por otro lado, la puesta tiene momentos particularmente emocionantes que agregan un factor sorpresa al montaje y que acompañados de la música, agilizan el correr de la obra.
Jose, Marisa, Ruth y Ana representan la madurez, la arrogancia, la rectitud y la timidez, respectivamente, y sus historias pueden asemejarse a la de cualquiera, en su estado más crudo. Un claro ejemplo de la destrucción silenciosa al interior de una familia. Lo que esconde cada hermana dejará en silencio a la audiencia. Consulta precios y obras, aquí.
