Por Gina Fierro/ Con frecuencia llega a nuestros oídos la frase “La magia del teatro” y es que hay algo que sucede en escena que no alcanzamos a describir con palabras precisas. Eso a lo que llamamos “magia” va relacionado con los mundos y lugares -algunas veces ligados a la imaginación- que el espectador puede crear desde su butaca.
Las emociones que un asistente llega a experimentar pueden desencadenarse por numerosos elementos que habitan la escena, en primera instancia ubicamos a los actores, sin embargo, hay algo que hace que los propios actores sean parte de un mundo fantástico, que va más allá de la escenografía que los acoge, y es lo que les da la caracterización de un personaje, el vestuario.
“El vestuario es lo que termina de darle forma a lo que (el actor) tiene en la mente, lo que tiene en la cabeza, lo que está proyectando con su cuerpo […] El vestuario le da al actor la fuerza, el poder de lo que quiere hacer con su personaje”, detalla para Cartelera de Teatro Violeta Rojas, diseñadora de vestuario de El Hombre de la Mancha.
Cuando un actor porta un objeto, cualquiera que éste sea, se convierte en algo más, por ejemplo la nariz roja de los clowns que les da a los actores una apariencia y presencia diferente. Así, una prenda, una máscara, un poco de maquillaje, un accesorio o un elaborado vestuario le da al intérprete una identidad tan poderosa capaz de hacerle creer al público cualquier historia.
Aquí es donde el trabajo de los diseñadores de vestuario se vuelve indispensable para la transformación de los actores. Al respecto, Violeta Rojas apunta “por lo general en todas las obras hay personajes que se vuelven muy complejos de diseño. Si tienen alguna mutilación, alguna deformación, tiene que darse natural y cómo lo haces en una persona que naturalmente no lo tiene”.
En armonía con la escenografía y la iluminación
La labor de los diseñadores de vestuario va de la mano de quienes conforman el equipo creativo del montaje. Al respecto, Teresa Alvarado, diseñadora de vestuario de obras como La Dalia Negra y El fantasma en el espejo, apunta “el vestuarista, independientemente de qué tan compleja sea su creación, qué tan conceptual, qué tan estética, tiene que ser aliado de los actores, del escenógrafo, del iluminador, del director, y también del productor”.
De esta manera, señala que la relación con las otras áreas “es como una relación de amor, uno tiene que ceder y entender que a veces mis caprichos (como vestuarista) no son los más primordiales, porque la tela que yo quiero no se va a ver hermosa con la luz que va a poner el (iluminador), entonces para qué escojo esa tela; o no se va a comportar como quiero porque la escenografía es muy chiquita o muy grandota”.
Con el trabajo en conjunto se busca entrar en una armonía con los demás elementos de la escena, así como cubrir las necesidades de cada área -iluminación, escenografía, movimiento escénico, etc-. Mientras que, el trabajo con el productor implica determinar los montos que se destinarán a la inversión de vestuario, los cuales pueden llegar a sumarse en millones.
El primer paso para el diseñador de vestuario
“Lo primero que haces es leer la obra y absorber todo lo que emocionalmente te transmite”, subraya Teresa Alvarado.
Antes de elaborar cualquier diseño o propuesta de vestuario, para los creadores resulta necesario estudiar a profundidad la obra, para así ubicar a los personajes en una época determinada, además de darle la caracterización correcta. “Tienes que llenarte de información, de referencias, leer. Echarte un clavado en la época”, señala Violeta Rojas.
Por su parte, Teresa Alvarado enfatiza “desde que lees la obra tienes que tomar en cuenta que su composición estética es un todo, ni los personajes están solos, ni el espacio está solo, o sea ese espacio está habitado por esos personajes. Entonces son una sola cosa, son uno mismo”.
Cabe señalar que el proceso de creación es orquestado por el director de escena, quien da las especificaciones de cómo lucirá su propuesta y qué intención quiere proyectar al público. “Él es el que se vuelve nuestro eje, nuestro guía”, enfatiza Violeta Rojas.
Del boceto a la creación
Después de realizar un análisis minucioso de la obra y de sus personajes, así como entrar en sintonía con los elementos escenográficos y de iluminación, los diseñadores proceden a crear los bocetos. Una vez que el vestuario es plasmado en un boceto, los aspectos que un diseñador debe tomar en cuenta son diversos, siendo el principal el físico del actor. “Es muy importante tomar en cuenta el cuerpo del actor”, apunta Teresa Alvarado.
De acuerdo con Alvarado, para caracterizar apropiadamente al actor es importante tomar en cuenta cómo evoluciona el personaje, cómo se va transformando durante el desarrollo de la obra, así como el carácter que debe transmitirle al público. A partir de esto, la diseñadora apunta que puede determinar “qué cosas del físico de mi actor me aportan para lograr ese efecto”.
Asimismo, los diseñadores de vestuario ponen atención en aspectos como las posibles alergias de los actores por algún tipo de tela, su fisonomía o incluso algún tipo de padecimiento. Todo ello para conseguir que “el actor esté lo más confortable posible”, expresa Violeta Rojas, quien asegura que “el actor proyecta (al público) cuando está cómodo o cuando está incómodo”.
Finalmente, el vestuario es fabricado, y de acuerdo a las necesidades de cada obra es el tratamiento posterior que recibe. Por ejemplo, para el musical de El Hombre de la Mancha, el vestuario pasó por un proceso de texturización. Sobre este proceso, Rojas explica que consiste en un trabajo a cargo de pintores de caballete, “vienen y le dan acabado a la ropa para darle (el efecto) de pliegues, el desgaste y que obviamente parezca que está desgastado. Que realmente esté dada esa sensación por la pintura y no porque la misma tela ya esté en estado de putrefacción”.
Los más destacados
La escena nacional se ha visto transformada por diversos creadores de distintos estilos, que han contribuido con sus diseños a la magia del teatro a través del vestuario. Entre ellos encontramos a las hermanas María y Tolita Figueroa, originarias de México, consideradas las mejores vestuaristas del mundo por su destacada labor en el diseño de vestuario para ópera, cine y teatro; Jerildy Bosch, quien reside en México, acreedora a la Medalla de Oro al mejor vestuario en la Cuadrienal de Praga PQ 07; Brisa Alonso, reconocida por su creación de vestuario de época, con diversas producciones entre ellas para la CNT y la Compañía Nacional Fénix Novohispano; Violeta Rojas, miembro de Corporación Interamericana de Entretenimiento CIE y creadora de montajes como El violinista en el tejado, Bésame mucho y Annie, el musical; y Edyta Rzewuska, originaria de Polonia, se ha desempeñado profesionalmente en México como escenógrafa y diseñadora de vestuario en más de setenta puestas en escena, también responsable del diseño de vestuario de 3 días en mayo.
Dentro de una gran lista de creadores a nivel nacional y mundial encontramos a la artista estadounidense Julie Taymor, a cargo de producciones como El Rey León. Las propuestas de Taylor se han caracterizado por el uso de máscaras y títeres, que en el caso de El Rey León permite a los actores dar vida a los animales de la sabana que protagonizan esta historia, siendo las máscaras y títeres una extensión de las posibilidades de los intérpretes.
De esta manera, algunos de los actores son caracterizados con un títere adherido a su cuerpo, tal es el caso del personaje de Zazú y Timón. “La punta del iceberg de mi expresividad la da el títere que tengo en las manos”, detalla Ricardo Zárraga, quien intepreta a Zazú, el inquieto pájaro y fiel mayordomo del rey.
Sobre este personaje, Zárraga apunta que la marioneta le permite manipular casi en su totalidad los movimientos del ave, “con un dedo mueves la boca, con otro los ojos, con otro las alas”, detalla. Mientras que él como actor -vestido al estilo de Charles Chaplin y teñido todo en azul y blanco- es parte del personaje representando una especie de cielo o campo por donde esta ave vuela. Y concluye “el personaje se vuelve uno solo ya con la caracterización completa”, subraya Zárraga.
Con este tipo de propuestas, el arte del vestuario demuestra que no hay límites para la representación dentro del teatro.
“Es una labor que dura toda la temporada”
La labor del vestuarista consiste no sólo en diseñar, sino en mantener en buen estado sus creaciones. El mantenimiento del vestuario, el cual sucede durante las funciones y no sólo al término de las temporadas, consiste en la reparación y el lavado de las prendas; así como en el rediseño del mismo, si existe algún cambio en el elenco.
Por otro lado, el almacenamiento de vestuario también es importante, ya que éste debe conservarse en ciertas condiciones, aunque solamente esté guardado.
Considerando todos los aspectos anteriores, los diseñadores llegan a invertir hasta un año en la realización del vestuario en proyectos que inician desde cero.
Maquillaje
“Es algo demasiado importante que en México no le damos la importancia necesaria”
Un aspecto indispensable dentro del vestuario es el maquillaje, el cual no puede suplirse con ninguna prenda ni con la mejor actuación. Sobre esta área, Bernardo Vázquez, también creador de las “cachels” en La Jaula de las locas, opina “(el maquillaje) es una máscara que se crea en los actores sin importar que la caracterización sea algo muy natural o algo muy complicado”.
Como diseñador de maquillaje, Bernardo detalla que su labor consiste en “cuidar todos los pequeños detalles. Veo cuál es la perspectiva del director hacia los personajes, me involucro mucho en los ensayos, veo cómo el actor va creando su personaje, cómo el diseñador va creando el vestuario y con base en eso voy bordando cada diseño, para que en conjunto sea un cien por ciento”.
Sumado al trabajo de maquillaje, la labor del diseñador de vestuario completa el engranaje perfecto que hace posible esa magia del teatro.
“Ayudamos a los actores a crear personajes […] y a lo que necesita ese personaje para que esté vivo”
