Por Roberto Sosa/ Los personajes aparecen de un tablero que se forma con figuras y elementos esotéricos: Catarinela es un andrógino con vestido blanco y barbas en color verde, un hermafrodita que busca marido; lo acompaña Robinson Piller, grande de estatura, cuello largo y con la cabeza intercambiable, la que trae puesta, la cambia por una en forma de pera. Personajes surrealistas que salen de la mente del autor.
El tablero es una caja de sorpresas: dentro de un teatrino aparece la mojiganga Faustina, joven viuda que perdió a su marido en la Guerra de Troya, su esposo fue el primer soldado en desembarcar, y el primero que murió atravesado por una lanza; invoca el poder de Mefistófeles para que lo regrese del inframundo; el deseo sexual la tiene desesperada, en tanto se consuela con un muñeco sin cabeza que ella misma creó.
En el reino de Galba, se gesta una conspiración contra el soberano, la conjura de los senadores para derrocarlo, es descubierta. El tablero muestra a los conspiradores, personajes con una enorme cabeza de piedra –con apariencia y modo de hablar que nos recuerdan a algunos de nuestros ex mandatarios. Tres historias que suceden y se entrelazan; un galimatías escénico que aborda temas como el amor, el sexo y el poder.
El tablero de las pasiones de juguete, del dramaturgo Hugo Hiriart, se estrenó en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz del Centro Cultural Universitario, el 4 de abril de 1983. El espectáculo se define como Mecano dramático para actores, títeres y juguetes. De la imaginación del autor, emerge un lugar habitado por personajes abstractos; la dramaturgia se desarrolla con tres relatos entretejidos. Sobre el escenario convergen diferentes expresiones del arte escénico.
Un espectáculo abstracto y ambiguo, nada está definido y todo sucede a partir de la lectura que el espectador le da. El público abre su imaginación y todo es posible. Sobre el escenario está un tablero y allí se desarrolla un juego que exalta y mueve las pasiones.
En la dirección está Emmanuel Márquez, con probada experiencia en teatro infantil y de títeres; con talento mueve las piezas como en un ajedrez, sobre un tablero que difiere del original, aquí las piezas sienten, desean y provocan. La obra se complementa con la labor de Omar Guzmán en la composición musical y con Tenzing Ortega en el diseño de la escenografía, vestuario y títeres.
Actúan: Ángel Enciso, Galo Balcazff, Felipe Rodríguez, Miroslava Figueroa, Omar Esquinca, Karina Miranda, Axel Castro y Germán Tolaba de la Compañía Figurat S.C. Buen trabajo sin duda, ya que se desdoblan en la interpretación de sus personajes, con voz y con el manejo de títeres y muñecos. Una puesta en escena con guiñoles para el público adulto, en esta obra los muñecos tienen erecciones y los títeres deseos sexuales.
Las funciones son en el Teatro Sergio Magaña del 2 de febrero al 9 de marzo, los martes y miércoles a las 20:00 horas.
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