Por Gina Fierro/ “La forma en que el cabaret logra ser cómplice de las personas es lo que más me gusta del género, es un teatro popular -nuestra abuela es la carpa, nuestra madre es la revista mexicana- que a través de la risa genera reflexión, preguntas, consciencia”, detalla en entrevista exclusiva para Cartelera de Teatro, Cecilia Sotres de Las Reinas Chulas.

Desde sus orígenes en los barrios parisinos, a través de sus espectáculos el cabaret ha hecho públicas las opiniones de muchos artistas, convirtiéndose en un teatro social que siempre ha manifestado lo que muchos acostumbran callar. “El cabaret nació por necesidad específica de decir cosas que no se expresaban en el teatro tradicional […] Esto le dio al cabaret su particularidad. Se habla de política, de sexualidad libremente, sin tapujos y sin pretextos de ninguna naturaleza que encuadre lo que la gente común y silvestre dice ‘la decencia’”, expresa Tito Vasconcelos.

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Tito Vasconcelos. Foto: Retórica Studio

Como pionero del género de cabaret en nuestro país, Vasconcelos recuerda sentirse atraído por este género a finales de los años 70, “llegué a verlo y quedé deslumbrado y dije ‘eso es lo que yo he querido hacer toda mi vida'[…] y decidí que ese era el tipo de teatro que yo quería hacer, un teatro de emergencia, de respuesta inmediata, de acercamiento directo con el público”, subraya.

Influenciado por artistas como Juan Ibáñez y Enrique Alonso, quienes rescataban en sus montajes la revista mexicana (un teatro sobre los acontecimientos de aquella época, impregnados de humor, música y bailes picarescos), Tito comenzó un camino que hasta la fecha sigue vigente en nuestros teatros. Así, a lado de Dolores Solana, René Campero, Daniel Martín y Rodolfo Rodríguez, Vasconcelos dio pie a una parte de la historia del cabaret en México. “Hacíamos nuestros pininos, lo que nosotros en ese momento entendíamos por cabaret. A lo largo de estos años -a partir de 1978- a mí me ha dado por averiguar qué es lo que estamos haciendo y todavía no lo acabo de encuadrar, porque el cabaret es un fenómeno que se da a partir de un espacio en particular”.

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Las Reinas Chulas

Bajo la escuela de Vasconcelos, nació un referente más en el quehacer del cabaret en México, Las Reinas Chulas, un grupo de cuatro mujeres que a su forma tomaron las riendas del género para seguir hablando de lo que a las minorías y a la sociedad en general les sigue inquietando. La compañía, fundada en 1998, está integrada por Marisol Gasé, Cecilia Sotres, Ana Francis Mor y Nora Huerta. “Somos cuatro mujeres muy fuertes y muy poderosas que hemos posicionado el cabaret a nivel internacional y que lo seguiremos haciendo con todas nuestras fuerzas desde todas nuestras trincheras”.

Hoy en día el teatro cabaret se ha diversificado con montajes en infinidad de estilos que incluso han integrando al público infantil, todos ellos conectados a una misma necesidad: Hacer conciencia a través del humor. “La risa es un instrumento fortísimo, es un cuchillo de un filo que puede partir el corazón y llegarte por medio de la risa a la ideas”, apunta Sotres.

Por su parte, Leticia Pedrajo, quien encabeza la compañía La Teatrera solitaria desde 2006, apunta que el cabaret “es un teatro sencillo de muy fácil acceso donde la gente hace catarsis“.

Cuerpos en disidencia

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Leticia Pedrajo

La inclusión sexual y la diversidad son constantes en el cabaret, “es otro de esos temas que se insiste en invisibilizar, el mundo es diverso y hay que seguir insistiendo”, apunta Leticia Pedrajo.

Por su parte, la actriz Cecilia Sotres habla sobre la apropiación del cuerpo a través del cabaret, tomando en cuenta “su construcción cultural, esta invención de los cuerpos que tiene que ver con lo masculino y lo femenino”. Por medio de “cuerpos disidentes, transgresores, travestidos”, la actriz detalla que los espectáculos de cabaret muestran “otras formas de abordar el cuerpo, pero siempre desde la dignidad y la no desde la objetivización del cuerpo”.

Las limitantes del Cabaret

Aunque las barreras a las que se enfrenta el cabaret son diversas, éstas no han impedido que este teatro llegue a más audiencias y a más espacios. Tareke Ortiz, actor de cabaret, expresa que “lo difícil ha sido encontrar los foros y las coyunturas técnicas e institucionales para podernos encontrar con el público”.

Cecilia Sotres ubica los principales obstáculos al momento de conseguir “los espacios, los apoyos gubernamentales y la producción de espectáculos”. Asimismo apunta que en ciertos lugares la censura y la autocensura también son un impedimento, “el que tengas miedo de tocar ciertos temas o de tocar tu cuerpo en el sentido transgresor, subversivo, porque es un género que te confronta mucho contigo mismo y con todo lo que has aprendido”.

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Tareke Ortiz y Nora Huerta

Sobre el contenido del cabaret, Tareke encuentra las principales dificultades en “el rigor con el cual articulamos nuestro discurso. A pesar de ser un lugar muy desenfadado, muy cínico y divertido, justamente para que lo sea, uno tiene que tener muy claro qué es lo que se quiere decir. Eso es el trabajo difícil”.

Sin un consenso para llevar a escena un espectáculo de cabaret, Tito Vasconcelos expone que debería haber una línea académica para unificar el desarrollo del género. “Tenemos que tomar una perspectiva académica de lo que puede ser el cabaret. Yo insisto en que todo lo que hagas en el ámbito del espacio que se llama cabaret, es cabaret, puede gustar o no, pero no se puede descalificar”. Y añade “nos está haciendo falta un poco de humildad a los cabareteros en el sentido de bajarnos de nuestro tabique y juntarnos a niveles de academia para establecer ciertas premisas que la gente debe entender”.

Todo lo que suceda en el cabaret es Cabaret

Siendo un género que no se encapsula en un cierto tipo de discurso, ni de construcción escénica, el Cabaret ha podido tomar diversas formas o estilos que se pueden identificar como music hall, varieté, drag queen o burlesque, pero que finalmente todo se reduce a Teatro Cabaret.

Tito Vasconcelos califica el espacio en sí del cabaret como “fundamental para que el evento cabaretero se dé, donde coincide gente que está buscando lo mismo o algo parecido; o formas parte de una disidencia, o de un grupo interesado en discutir algunos temas en particular”.

Como parte de una opinión o una postura social, el cabaret es un género que es capaz de amoldarse a la necesidades e incluso recursos de los artistas. Sobre el tema, Tareke Ortiz opina “en general yo no apoyo la noción de una esencia (del cabaret) porque si supones que existe una esencia, entonces hay algo que es incambiable y creo que esa esencia en sí no existe. Hay un estrato muy profundo que le da lógica a la forma del cabaret político y que es perfectamente cambiable”.

Un actor de cabaret es…

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Cecilia Sotres

Como en todo género, los actores necesitan desarrollar ciertas aptitudes para adaptarse a las exigencias del tipo de teatro que hacen. Según Tito Vasconcelos, en el cabaret “un actor debe saber cantar, mínimamente, debe poder dar tres pasitos para la derecha y tres para la izquierda, debe ser capaz de improvisar; y tiene la obligación de conocer el ambiente político en el que está viviendo y el grupo social en el que se está desenvolviendo”.

Por otro lado, Leticia Pedrajo considera que los actores que tienen un sentido activista les gusta más el cabaret, “estamos empapados de lo que está ocurriendo en la sociedad y a nuestro alrededor. Es lo que más nos mueve, no es una postura pasiva”.

Frente a un género teatral que denuncia y despierta conciencias por medio de la parodia, los actores se exponen a la burla de ellos mismos, es decir, son objeto de risa de sus propias acciones. De acuerdo con los creadores de Teatro Cabaret, este último aspecto podría ser para algunos actores un motivo para no participar dentro de este género, “cuestionarte duele y no todo mundo es capaz de hacerlo y burlarse de esas mismas cosas”, expresa Cecilia Sotres.

Al respecto, Tareke Ortiz opina “particularmente en México el teatro tiende a ser muy solemne, entonces creo que es un poco difícil que los actores en México –suena muy prejuicioso, pero sí abarca una cultura- tienen demasiado miedo a perder su verticalidad, porque piensan que al burlarse un poco de sí mismos y ser cínicos en escena van a perder el poder que les da este como sistema medio trasnochado de ser un actor solemne, serio, etcétera”.

De qué habla el cabaret hoy en día

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Las Reinas Chulas

Una de la características de este género es su urgencia, al hablar sobre temas que actualmente se están viviendo, temas que por su controversia siempre serán los mismos como la política, la religión y la sexualidad. “El asunto del cabaret como teatro de emergencia es que tienes que hablar de las cosas en el momento preciso […] el teatro cabaret tiene que resolverse en el momento, en la inmediatez”, indica Tito Vasconcelos.

Cecilia Sotres detalla que hoy en día “se sigue hablando de temas de violencia, equidad de género, discriminación y por lo tanto, de diversidad. Son muchísimos los temas, política, economía, disidencia sexual. Son infinitos porque así es el mundo, pero siempre con un toque coyuntural”. Temáticas que de acuerdo con Leticia Pedrajo, son aquellas “que menos le interesa al Estado visibilizar […] Temas que no tienen en los medios de comunicación un espacio. Nuestras trincheras nos sirven para eso que incomoda”.

Para Pedrajo, el cabaret no significa “dogmatizar”, ya que considera que este género permite “abrir preguntas y que la gente decida […] es una forma de apagar las televisiones y de encontrar información que no nos dan los medios masivos”.

El actor Tareke Ortiz señala que este género también es autocrítico “yo creo que el cabaret está cuestionando nuestras formas de vida […] no nada más al establishment o a lo que se supone que es la vida social correcta, sino también hacia lo que somos nosotros”.

Finalmente Tito enfatiza “el cabaret no va a cambiar el mundo, va a cambiar algunas conciencias, algunas maneras de pensar y desde esa perspectiva es útil”.

¿Hay prejuicio en el público por ver cabaret?

Los artistas de cabaret reconocen que el público de hoy no tiene prejuicios para ir a ver un espectáculo que muchas veces no tiene censura, por el contrario, estos afirman que son los espectadores los que buscan este tipo de teatro.

Cecilia Sotres apunta que “evidentemente en México el público está muy identificado con el cabaret de los 50’s”, un ambiente donde las ficheras es lo primero que llega a la mente de los espectadores. Sin embargo, lo que actualmente ofrece el Teatro Cabaret no tiene que ver necesariamente con un escenario de los cincuenta, las puestas en escena realmente pueden llegar a sorprender a los espectadores con su ingenio y su propuesta escénica.

Para Tito Vasconcelos, el público que llega al cabaret “es un público de alguna manera más exigente, pero al mismo tiempo un público permisivo porque ‘estamos chupando tranquilos’, el asunto del alcohol en el cabaret nos brinda una camaradería y una ‘manga ancha’ ante nuestros espectadores. Establecemos una complicidad”.

Mientras que, Ortiz opina “nosotros no creamos un público, ese público está ahí […] Encontrarlo en las circunstancias deseables es lo que nos implica tanto trabajo y creo que éste es menos prejuicioso de lo que él cree o de lo que nosotros pensamos”.

“El cabaret es una manera de darle la vuelta a tus pensamientos desde otro lado, sin ningún compromiso, ni de sobriedad, ni de rectitud, ni de nada”, concluye Tareke Ortiz.

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