Por Itai Cruz/ En Cartelera hoy recordamos al gran poeta y dramaturgo español Federico García Lorca, a 80 años de su brutal asesinato.

Federico nació en Fuente Vaqueros en 1898. Estudió filosofía, letras y derecho, pero se licenció como abogado en la Universidad de Granada. Ahí conoció a Manuel de Falla, quien ejerció una gran influencia en él, transmitiéndole su amor por el folclore y lo popular, mismo que se manifiesta en toda su obra.

Foto: Izq. a der. Luis Eaton, Juan Centeno, Federico García Lorca, Emilio Prados y Juan Vicens 1924.

Foto: Izq. a der. Luis Eaton, Juan Centeno, Federico García Lorca, Emilio Prados y Juan Vicens 1924.

En 1919 se trasladó a Madrid a la Residencia de Estudiantes, donde conoció a Juan Ramón Jiménez y a Machado, además entabló amistad con poetas de su generación y artistas como Buñuel o Dalí. En este entorno, Lorca se dedicó con pasión no sólo a la poesía, sino también a la música y el dibujo, y empezó a interesarse por el teatro. Sin embargo, su primera pieza teatral, El maleficio de la mariposa, fue un fracaso.

Vivió un tiempo en Nueva York durante los años 1929-1930. Dos años más tarde regresa a España y es nombrado director de La Barraca, la compañía de teatro universitario que se proponía llevar a los pueblos de Castilla el teatro clásico del Siglo de Oro.

Su interés por el teatro, tanto en su vertiente creativa como en la difusión, está presente al emplear rasgos líricos, míticos y simbólicos, y al uso de la canción popular, el teatro de títeres, además de tener una clara influencia del calderonismo.

Foto: Lorca en Nueva York

Foto: Lorca en Nueva York

Para Lorca, tanto lo visual como lo lingüístico es importante, así, los últimos años de su vida los consagró al teatro, a excepción de dos libros de poesía, el Diván del Tamarit, parece ser que Lorca escribió los poemas durante la primera mitad de la década de 1930, aunque hay discrepancias en las fechas: la Enciclopedia Británica los sitúa entre 1931 y 1934; Pedro Guerrero Ruiz y Verónica Dean-Thacker los fechan entre 1932 y 1936; y Llanto por Ignacio Sánchez Mejías en 1936, una elegía dedicada a su amigo torero, donde combina el tono popular con imágenes de filiación surrealista.

Sus últimas obras son las piezas teatrales: Yerma (1934), Bodas de Sangre (1933) y La Casa de Bernarda Alba (1936). Esta última es considerada su obra maestra ya que ese año, al estallar la guerra civil, fue detenido por las fuerzas franquistas y fusilado diez días más tarde, bajo acusaciones -poco claras- que lo señalaban como un personaje culpable de alterar el “orden social”.

La importancia de Federico García Lorca reside en que consiguió un “lenguaje personal, inconfundible, manifiesto en la asimilación de elementos y formas populares combinados con audaces metáforas, y con una estilización propia de las formas de poesía pura con que se etiquetó a su generación”.

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