Por Óscar Ramírez Maldonado / Sucia y muy chingona historia de amor es una comedia romántica que parte de la premisa de si una aventura de una noche puede convertirse en un amor duradero. Una historia simple, conocida para muchos y… ¿sin complicaciones?
Ana González Bello y Manuel Calderón adaptan a la realidad de nuestro país esta historia del original Dirty Great Love Story, de Katie Bonna y Richard Marsh. La cual se presentó en el año 2012 en el festival Fringe de Edimburgo.
El resultado de esta adaptación realizada por Ana González y Manuel Calderón (quienes también protagonizan la puesta alternando con Aldo Escalante y Aída del Río) es bastante grato, lo que le ha permitido iniciar una nueva temporada en La Teatrería después de una exitosa primera temporada.
Bajo la dirección de Aída del Río y Manuel Calderón, esta obra nos narra una historia de amor contemporánea. Sus protagonistas, si quieren ver avanzar su amor, deberán superar los miedos y las formas de relacionarse de una generación escéptica ante las dinámicas que, gracias a los cuentos de hadas, pesan sobre sus relaciones.
Esta propuesta escénica, como toda comedia romántica, respeta ciertos códigos y una estructura en la que la pareja en cuestión tendrá que atravesar diversas circunstancias para estar juntos. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de las historias de este género, aquí son los propios personajes quienes con sus decisiones van marcando su historia y no un destino inefable lleno de malos entendidos.
Una gran virtud de Sucia y muy chingona historia de amor es un humor directo, honesto y sin grandes pretensiones. En una especie de crecendo, con diálogos y trenes de pensamiento que se alternan, esta pareja va tejiendo su historia entre rimas (que nos remiten a las grandes historias de amor) e interpretaciones de personajes que los han acompañado en el desarrollo de su relación.
Si algo coloca a esta obra en el camino de ser una obra entrañable que hace una delicia el ir al teatro un lunes por la noche, que deja en el espectador el deseo de volver a vivir esta historia y volver al teatro pronto, son sus actores y la química que entre ellos existe.
Ana González Bello, quien da vida a Mony, con una soltura cautivadora sobre el escenario pasa de borracha seductora a cruda arrepentida, y de brasileña sexy a amiga fresa de voz incordiante. Manuel Calderón, sin lugar a dudas está a la altura de su co interprete dando vida a personajes tan dispares como Rich (el protagonista masculino de la historia), “El Bato” o “El Innombrable”.
Un par de baúles, unos cuantos elementos escenográficos, y por supuesto su talento, son suficiente para que estos dos actores den vida a Sucia y muy chingona historia de amor. El diseño de este dispositivo escenográfico es resultado del trabajo de Iván Sotelo, quien con contados elementos da a los actores las herramientas necesarias para realizar la narración.
Esta historia, con balcones y enredaderas que nos recuerdan a trágicos amantes que a diferencia de Mony y Rich murieron en el intento, nos recuerda que el amor es una aventura que vale la pena, que en un instante puede dar inicio y que de cada uno de nosotros depende la manera en la que hemos de vivirla.
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