Por Itai Cruz / El cabaret tiene sus orígenes en el café-concert nacido en plena Revolución Francesa, aunque no se popularizó hasta la segunda mitad del siglo XIX. Su época dorada se extiende hasta mediados del siglo XX. El primer cabaret, el legendario Le Chat Noir, en el barrio bohemio de Montmatre, abrió sus puertas en 1881. La mayor parte de su concurrencia eran artistas que formaban un variopinto grupo que incluía escritores, pintores y estudiantes de Bellas Artes. Entre los espectáculos que ahí se presentaban abundaban los de cantautores y de ‘Teatro de sombras’.
En 1889 se construyó el mítico Moulin Rouge, en el barrio parisino de Pigalle, característico por sus bailarinas con cancán.
Para los años 20, Berlín se convierte en la capital mundial del cabaret, hasta la llegada de Adolf Hitler al poder. A nivel mundial, fue la época de mayor esplendor del cabaret, debido a los muchos artistas alemanes que se exiliaron en el extranjero. Fue entonces cuando la mayoría de los hoteles de prestigio de las grandes ciudades abrieron su propio cabaret con pista de baile y orquesta.
En las décadas de los años 30 y 40, el cabaret se popularizó y perdió su carácter contestatario. Es el momento estelar del Tropicana, en La Habana (1939) o el Lido, en París (1946), que nacieron con el único propósito de entretener.
Mientras que en los años 50 y 60, París vuelve a ser el epicentro del espectáculo de cabaret con la apertura del Crazy Horse en 1951, el cual destacó por su carácter innovador y vanguardista. También en la capital parisina surgió en los 60 una nueva modalidad de cabaret, el café teatro.
El cabaret en México
Este tiene sus orígenes en la carpa, Teatro Cómico que se hizo muy popular a principios del siglo XX en la Ciudad de México, porque parodiaba las producciones musicales del Teatro de Revista que se desarrollaban en los elegantes teatros del centro de la ciudad. Pero, al mismo tiempo, realizaba una crítica política a los acontecimientos más importantes que servían como un medio de información y educación histórica y política para la población que, en su mayoría, era analfabeta.
El espectáculo de carpa contó con la figuras emblemáticas de Germán Valdez “Tin Tan” y Mario Moreno “Cantinflas” que luego pasaron a la industria del cine.
Los cabarets alcanzaron su máximo esplendor hacia los 50, para aceptar su debacle hacia mediados de la década de los años 60. En donde, políticos, artistas e intelectuales compraban fichas (1) y bebían sin prejuicio dentro de aquellos salones.
Unos de los más importantes cabarets que marcaron toda una época y que sirvió de tema para filmar una película nacional (2) fue el famosísimo Salón México (3). Se encontraba en las calles de El Pensador Mexicano. Este lugar (4) tenía 3 grandes salones y daba cabida a diferentes estratos sociales, en uno de estos se podían hallar parejas de la alta sociedad que acudían a asomarse al folklore del pueblo. De ahí salieron grandes bailarines como el cómico “Resortes”.
Otro sitio que también ha figurado en la historia de los Salones de Baile famosos fue el Salón Los Ángeles. Este salón era frecuentado principalmente por obreros ferrocarrileros, que por su proximidad con los talleres de Nonoalco conocidos como “La Casa Redonda”, acudían en las noches a tomar cerveza y ejecutar sus mejores pasos danzísticos.
El California Dancing Club lugar que era frecuentado por los jóvenes y donde comenzaban a escucharse el “Swing” y el “Boogie-Woogie”. En este sitio podían verse a los famosos “pachucos” de cabello envaselinado cortado al machete, con sus amplios pantalones balín con la valenciana ajustada y resorte, portando vistosos tirantes y zapatos de dos colores con tacón “cubano”; las jóvenes, por su parte, portaban una falda ceñida ceñida falda, cabellera oxigenada y gruesos labios de color rojo encendido, mientras masticaban su eterno chicle.
Aquí un recuento de algunos que han sobrevivido, tratando de mantener su esencia, y otros que sólo nos acompañan en la memoria: Zandam, Waikiki, Victor’s, Río Rosa, Astoria, Swastica, Lomalinda, La Tablita, Smyrna Dancing Club, Barba Azul, Savoy, La Perla, Bombay, entre otros.
Ya en los años ochenta, un grupo de artistas se da a la tarea de resucitar con gran éxito las dinámicas y estrategias dramáticas del Teatro de Carpa, utilizando los centros nocturnos existentes en la ciudad. Con ello surge el cabaret político mexicano, que es considerado como un hijo tardío del Teatro de Carpas.
Dentro de la multiplicidad de influencias que contiene el cabaret político en México están: la commedia italiana del siglo XVI, cuyas dinámicas dramáticas tienen muchos puntos en común con el Teatro de Carpas; el Deutsches Kabarett de la posguerra; la técnica clown; el arte de performance contemporáneo; y el Stand-Up Comedy americano, ya que su dramaturgia pone un énfasis mayor en el virtuosismo de la actriz o el actor en su interacción con el público.
“Los artistas pertenecientes a este género teatral estaban descontentos con la jerarquización inherente de la mayor parte del teatro académico, además de que contaban con una formación universitaria, por lo que buscaron desarrollar sus propias necesidades expresivas a la par que querían suscitar reflexiones sobre la situación social, económica y política de su país, en relación con la problemática de la diversidad sexual” (5). Sumado a esto, se fue conformando un tipo de espectador diferente al del teatro tradicional, constituido principalmente por estudiantes, intelectuales, profesionales de clase media y artistas, deseosos de consumir un nuevo tipo de producción cultural.
Cabe señalar que la mayoría de los los artistas de cabaret basan sus obras en la investigación histórica, en el papel que la iglesia ha tenido en las costumbres y en la política de la nación, haciendo énfasis en su actitud hacia la diversidad sexual, la opresión de las mujeres y su complicidad con la corrupción.
Los principales exponentes de este género han sido: Jesusa Rodríguez, Astrid Hadad, Regina Orozco y Tito Vasconcelos, todos ellos con formación universitaria, este último formador de muchos cabareteros y cabareteras como Las Reinas Chulas (Marisol Gasé, Nora Huerta, Cecilia Sotres y Ana Francis Mor) y Las hijas de Safo.
Hoy día, el movimiento de cabaret político mexicano se ha consolidado en la vida nocturna y cultural de la Ciudad de México, tan es así que hoy tenemos el Festival Internacional del Cabaret organizado por la compañía Las Reinas Chulas.
Este festival es considerado como “la fiesta cabaretera por excelencia”, y se realiza de manera anual en diferentes sedes de la Ciudad de México con la finalidad de reunir a los principales exponentes de este género, tanto nacionales como extranjeros.
Este año se llevará a cabo del 13 al 29 de agosto y tendrá como sedes el Teatro Bar El Vicio, el Foro A Poco No y El Cabaretito. Habrá café-concert, vaudeville, variedad, farsa, sátira política, burlesque, performance, queer, así como la ya tradicional denuncia social y la crítica política desde el humor.
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