Por Mariana Mijares / ¿Somos aptos para tener un hijo? Se cuestionan un hombre y una mujer a lo largo de Pulmones, de Duncan Macmillan.
La obra está escrita para ser presentada en un escenario vacío. No hay escenografía, muebles, ni accesorios. Sin utilería ni nada que ayude a construir este universo, estos dos actores se vuelven los solos responsables de transitar entre tiempos, lugares y situaciones.
“¿Un bebé?” pregunta ella.
“Respira”, le pide él.
“¿Un bebé?”, vuelve a insistir ella.
“Sólo estaba pensando”, justifica él.
“Es como si me hubieras golpeado en la cara y luego me hicieras una pregunta de matemáticas”, dice ella en esta conversación que tiene lugar en un Home Depot, lugar de donde no salen con lo que iban a buscar, pero sí con algo que necesitaban cuestionarse.
Y es que una vez materializadas estas palabras, nada volverá a ser igual; a partir de ese momento las conversaciones de esta pareja girarán en torno a si podrían, o deberían, tener un hijo.
Porque ¿realmente necesita más humanos este planeta?, ella hace el cálculo: podría volar a Nueva York de ida y de vuelta, cada día, por siete años y aun no dejaría una huella de carbono tan grande como si tuviera un hijo; un hijo equivale a 10 mil toneladas de CO2. El peso de la Torre Eiffel.
Él escucha estos cálculos e intenta revirarlos, propone plantar un bosque, pero para contrarrestar el efecto necesitarían plantar bosques enteros…
¿Es ético tener un hijo cuando eres una persona que maneja un coche, usa bolsas de plástico y come aguacates importados?, con estos hábitos, ellos se definen como ‘personas buenas’, porque, más allá del impacto ambiental, entienden la importancia de traer a una persona al mundo.
Pero si lo siguen pensando, nunca lo harán. Ellos sólo quieren tener un hijo por las razones correctas; pero ¿cuáles las razones correctas?
Las preguntas que se hace esta pareja reflejan extraordinariamente lo que las parejas jóvenes podrían, o deberían, cuestionarse hoy en día, y ese es el principal mérito de la obra: lograr que las interrogantes de los personajes se vuelvan las preguntas del público.
Interrogantes válidas en un mundo ‘congestionado’, en un contexto en donde sobran guerras y narcotraficantes pero hacen falta recursos naturales.
“Él” y “Ella” reciclan, cierran la llave del agua mientras se lavan los dientes, andan en bici, votan, marchan y hasta apoyan los cafés pequeños sobre las cadenas grandes (aún cuando ese café sabe a tierra), pero también cometen errores, y tienen miedos, miedos como que su hijo se vuelva grande, compre su propia ropa, se vaya de la casa y los odie. Son humanos.
Así, Pulmones muestra no sólo la manera en que esta pareja lidia con el convertirse en padres, sino cómo evoluciona también su relación de pareja; pleitos, reconciliaciones, engaños, acuerdos, traición, esperanza… El terrible dolor que sólo pueden provocar aquellos a quien amas.
Brutalmente honesta, con un texto divertido, atrevido, y sobre todo actual, Pulmones resultan una bocanada de aire fresco, una obra no sólo interesante sino necesaria. Una invitación a reflexionar sobre la magnitud de lo que significa traer una persona al mundo, pero también una propuesta para que -no importando la situación sentimental, o personal-, se haga una pausa y respire.
Hay que oxigenarse, reflexionar, y seguir adelante…
Los dos pulmones de “Pulmones”:
Roberto Cavazos y Ana González Bello, los actores del montaje, formaron una alianza teatral para traer a México obras que les impactaron durante su estancia en Londres, donde ambos estudiaron. Pulmones es su primera incursión como productores.
Roberto Cavazos es un actor mexicano con 10 años de trayectoria en Inglaterra. Graduado de East 15 Acting School, ha Participado en obras como Fuente Ovejuna, Bash (de Neil LaBute), El Rey Lear, y en las 24hr Plays en el Old Vic Theatre en Londres. En diciembre de 2014, trajo este concepto por primera vez a México, en colaboración con el Teatro Milán.
Ana González Bello es una actriz mexicana graduada de Bristol Old Vic Theatre School y Drama Centre London. En su estancia en Londres protagonizó obras como Medea y Los Últimos Días de Judas Iscariote. Actualmente participa en Tóxico en el Foro Lucerna, bajo la dirección de Hugo Arrevillaga.
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