Por Gina Fierro/ Una comedia dirigida por Paola Izquierdo, con las actuaciones de Emireth Rivera, Luisa Muriel, Maru Dueñas, José Luis Guarneros “El Macaco”, Alfredo Barrera y Javier Olivan, que aborda las problemáticas de inequidad de género dentro de una sociedad machista, en la que los roles de ambos géneros están completamente definidos.
Si pensamos en la típica historia de telenovela, en donde la mujer-ama de casa es maltratada por su marido, engañada y dedicada exclusivamente al hogar, pensaríamos de inmediato en una idea trillada. Sin embargo, son situaciones que suceden actualmente. Dentro de la obra ocurre lo mismo, mujeres que sufren de violencia de género, que sufren de infidelidades y que se ven limitadas a un rol establecido en donde las mujeres se dedican a las labores domésticas, no pueden ser mal habladas y se ven mal si son ellas las que toman bebidas alcohólicas. Una serie de planteamientos culturales que por mucho que suenen absurdos, y a la vez sean motivo de risa cuando los vemos exaltados en escena, están presentes dentro de la sociedad.
La obra aborda un tema cotidiano y familiar dentro de nuestra sociedad. Nos presenta una serie de personajes que a través de su situación económica y sociocultural reflejan diversas posturas ante esta problemática.
Por un lado está Andrea, una mujer profesionista y con trabajo estable que no ha tenido la necesidad de dedicarse al hogar ni desempeñar ninguna actividad doméstica. Por el otro, tenemos a Rosalba, una mujer que debido a la ignorancia vive en la violencia por parte de su familia y de su pareja. Chelito es la mujer conservadora y educada “a la antigua”, casada desde hace muchos años y por su edad prefiere no atreverse a vivir nuevas experiencias. Braulio, el novio gandalla y mantenido que gusta de experimentar aventuras con los amigos y las parejas. Fulgencio, esposo de Chelito, que sabe expresar su amor por medio de detalles románticos, como las flores, los mensajes, las salidas y los besos. Francisco, un personaje que esconde su homosexualidad frente a su familia y que en el intento de aceptación ha tomado decisiones que no disfruta en realidad. Finalmente, está el marido de Andrea, Santiago, el hombre de negocios que no tiene tiempo para su esposa y que a escondidas dedica tiempo a sus amantes. La historia se desarrolla dentro de una estética en la que coinciden estas diferentes personalidades.
Por medio de la comicidad el montaje expresa una denuncia a la violencia contra las mujeres y la inequidad de género. El mensaje de la obra es muy claro, el texto se inclina más al trabajo de la comedia y a través de éste el espectador no necesita buscar entrelíneas información oculta.
De manera tangencial queda en el aire la reflexión sobre la forma en que estas situaciones de violencia inciden en la ruptura del tejido social, el incremento de la crueldad y el atropello de los derechos humanos. La propuesta escénica se acerca al tema desde un esquema de una comedia con toques fársicos, recurriendo a elementos brillantes para caracterizar a los personajes, interpretaciones musicales, intensidad actoral y un lenguaje coloquial.
