Marlon Brando hizo su debut en Broadway esta semana al aparecer por primera vez en el Teatro Ellen Stewart de la ciudad de Nueva York, con la puesta escénica vanguardista “Brickman Brando Bubble Boom”. Fallecido desde hace más de una década, Brando luce genial (y no tan genial) en el papel de Sir John Brickman, un exitoso barón británico quien fuera el mayor constructor de Inglaterra del siglo XIX, considerado como visionario y emprendedor que inspiró el primer sistema hipotecario de la historia.

Esta biografía escénica, muestra una interpretación bastante convincente sobre la vida de Brickman, la cual abrió telón la noche del martes para cerrar funciones el domingo próximo, y en la que podemos observar un vestuario que incluye camisetas rotas, trajes de cuero negro de motociclista, una toga romana, y para los últimos años de Brickman, mejillas maquilladas con algodón.

Durante la trama, el consagrado histrión de “El Padrino” comienza a educarnos sobre las hipotecas de alto riesgo, el desarrollo y urbanización de la vivienda a bajo costo, la liquidez de mercado y el fácil acceso a los créditos. Parece que Brando se ha levantado de su tumba para darnos una lección sobre las desatrosas políticas económicas de nuestros tiempos.

Esta inesperada reencarnación del afamado actor es lograda gracias al performance multimedia que ofrece la compañía Agrupación Señor Serrano, originaria de España. El montaje forma parte de la cartelera del festival de teatro experimental Under the Radar. Esta ingeniosa producción utiliza varios recursos, entre los que destacan, clips de video, hojas de espuma plástica, tableros de Monopoly, entre otros más, para así poder darle vida a esta gran puesta en escena.

En el escenario se proyectan fragmentos de filmes de Brando, como “El Padrino” y “The Wild One”, sobre paredes blancas biseladas independientes, las cuales son armadas en tiempo real delante de los ojos del espectador. Pero esta historia del ficticio Brickman no solo es relatada por Brando, sino también por imágenes transmitidas en video de forma simultánea sobre pequeños maniquíes, e incluso sobre pequeñas casas a escala, varias de las cuales son incendiadas como parte del performance.

Esto ilustra cómo el joven Brickman comenzó a hacerse de su fortuna como “pirómano a sueldo” en un demacrado suburbio de Manchester, mientras al mismo tiempo se muestra la toma de un joven Brando angustiado, al proyectarse un fragmento de la clásica “Un tranvía llamado deseo”. Aunque Brickman adquirió fama por construir casas baratas para los pobres, es recordado más como un destructor que como un constructor, más aún cuando introduce el sistema de hipotecas en la Inglaterra Victoriana.

Utilizando un elenco de cuatro histriones, quienes trabajan utilizando un estilo que los lleva rápidamente de la despreocupación a la ira, este ensayo animado nos habla del hábitat humano al dramatizarnos otra vida digna de las primeras planas, la de Marlon Brando (la persona real), contándonos sobre los muchos hogares que habitó a lo largo de su vida, no siempre haciéndolo felizmente.

Para esta parte de la obra, la cual se desarrolla paralelamente a la historia de Brickman, la compañía ensambla un collage de tarjetas, mapas y fotografías viejas, enfatizado por una película documental. El mensaje de ambos relatos es que la idea del hogar es una quimera, la búsqueda de aquello que lleva al desencanto, a la desilusión (en el mejor de los casos), o incluso a la ruina.

Forma y contenido convergen de forma apabullante en “Brickman Brando Bubble Boom,” cuyo título refleja no solo el tema, sino también su ritmo alegremente explosivo. La audiencia será seducida para dejar su incredulidad mediante la manipulación de imágenes e ideas que no soportan un escrutinio profundo.

Lo mismo debió ser dicho por los cientos o miles de españoles (y de europeos y estadounidenses) que compraron una casa y después la perdieron durante la crisis financiera del 2008. Y para cerrar con broche de oro, al final de la puesta se proyecta material sobre los disturbios políticos ocurridos en España, junto con estadísticas sobre las personas que fueron forzadas a estar sin hogar.

La producción también brinda un ejemplo inolvidable de lo fácil que es construir y destruir una vivienda humana (lo que podría definirse como deconstrucción).

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