Por Gina Fierro/ Es un montaje que mezcla la realidad con la ficción a través del teatro, la danza y la pantomima. Los temas planteados en la trama pueden ser tan lineales y narrativos como contar la historia de una escritora que se inspira en cosas que pasan en la vida para mostrar en escena fragmentos de lo que en su mente existe; pero también podemos identificar un gran número de imágenes y situaciones que no tienen que ser comprendidas al pie de la letra puesto que son una interpretación de lo abstracto. Dos actores en escena Xana Sousa y Jorge Chávez Caballero, interpretando a Otto y a Areia, pero también interpretando la soledad, la pérdida, el amor, la separación y una serie de emociones que como espectador se puede jugar con la intuición y la imaginación de lo que sucede entre estos dos personajes que buscan relacionarse de manera amorosa, pero que su camino no debe ser necesariamente placentero.
En entrevista para Cartelera de Teatro con el director del montaje, Roberto Eslava, nos explicó “hablamos de la posibilidad y la necesidad del ser humano de dejar ir, de soltar y de no aferrarse a una sola idea o persona. El carácter efímero del teatro, nos da el marco ideal para poder hablar sobre estos temas, de la posibilidad que hay en la vida con sus distintos ciclos, que uno deja ir y que todo termina, todo final implica el principio de algo nuevo. Con toda la tristeza y la melancolía que genera la ausencia de la pérdida, siempre en esa ausencia de la oscuridad existe la probabilidad de que se genere algo nuevo. Esta obra es un viaje que termina pero deja la opción de uno nuevo”.
La puesta en escena es musicalizada por un tercer personaje, el cuervo, un ave que canta a través de un instrumento y que al igual que el público, es espectador de lo que sucede arriba del escenario. La presencia de este emplumado hombre está inspirada en el cuento de Edgar Allan Poe “un ave que canta a través del piano y a la vez observa, el hecho de que sea un cuervo, está inspirado en el poema de El cuervo que también habla sobre la ausencia y la pérdida. Poe utiliza el cuervo como un elemento que está punzando y recordándole al protagonizta que “nunca más”, esta frase que repite y repite, con la idea de que esa persona nunca va a regresar”, Roberto Eslava, director de la obra. Sin duda cuervo le da vida a la obra.
La interacción con la audiencia también está presente- un elemento que ya es posible experimentar en varios montajes- los actores hablan desde las butacas, conversan con el público e incluso brindan con éste. Todo ello para reflexionar sobre la importancia del silencio y de la soledad, incluso el tema del desprendimiento de cualquier sentimiento o cosa que nos pueda mantener aferrados a algo.
Al respecto, podemos recomendar esta obra para un público que guste de descifrar el mensaje del autor, de reflexionar e interpretar los elementos más corporales que textuales, en sí, que guste de las ideas abstractas y de muy poca descripción. Hay que mencionar que si se espera ver la narración de una historia como tal, esta no es la opción.
La gravedad del silencio. Su director nos habla sobre el sentido del nombre de la obra “el silencio como un elemento técnico es muy importante, éste influye en diferentes ambientes; por una parte, la estructura de la obra está basada en la música, vemos la relación que existe entre el lenguaje de la música y el lenguaje del teatro. Dentro de la música también rescatamos el valor del silencio y su importancia, ya que la armonía no tendría ningún sentido sino existiera el silencio. Muchos de los elementos técnicos en el lenguaje actoral están regidos por la pantomima, en donde también predomina el silencio. La gravedad del silencio nos habla sobre la importancia del silencio, dándole el peso de la gravedad específico que éste requiere”. Consulta precios y horarios aquí.
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