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La anarquista. El poder y la justicia



dosPor Gina Fierro/ ¿Qué debería de ser justo y bajo la perspectiva de quién? El texto de David Mamet plantea un serie de interrogantes bajo las cuales nos cuestionamos la postura del poder, el gobierno y Estado, frente a la oposición y la lucha por la ausencia de estructura gubernamental que plantea la anarquía. El contenido de esta obra es fácil de identificar pero también es difícil de asimilar en su totalidad, pues cada parte del texto es motivo de reflexión y de cuestionamiento entre un aparato de poder, representado por Ann (Marina de Tavira), una criminóloga a cargo de una prisión; y la libertad de expresión y de pensamiento opuesto a la normatividad del Estado, interpretado por Cathy (Lisa Owen).

En escena vemos una confrontación entre dos personajes ubicados muy lejos uno de otro, pues sus ideas son totalmente paralelas. El Estado y la ausencia de éste. Cathy ha pasado ya tres décadas en prisión y cree que ya es tiempo de ser liberada, pues su delito del asesinato de dos policías, lo ha pagado. Ella se siente vieja y su arrepentimiento lo manifiesta como un hecho, pues se ha entregado a Dios, ha encontrado el perdón y la salvación de un poder superior a ella. Cara a cara se encuentra frente a Ann, una mujer con un temperamento inquebrantable, decidida y dura en sus acciones que está a punto de marcharse de la prisión y que podría decidir algo que otorgaría la libertad a Cathy. Ellas dos dialogando complejos escenarios de lo que puede ser perdonado y lo que debe ser castigado, justicia, amor, lesbianismo, piedad, compasión, orgullo, religión.

Verlas a ambas enfrentarse con las armas más valiosas que poseen, su conocimiento y la fuerza de sus ideologías, es un total gozo para el espectador pues los argumentos con los que se derriban una a otra están llenos de verdad y de impacto desde la postura religiosa, política y humana. A ello hay que añadirle las actuaciones de las intérpretes, superadas por mucho a lo que se pudiera esperar al ver situaciones tan crudas e impactantes en escena- pues ver en el teatro crudeza e impacto de una manera constante y sorpresiva, es difícil cuando se tiende a abusar de los mismos recursos actorales para expresar exaltación- La anarquista resulta una obra que vale la pena subrayar.

Otro aspecto que no puede pasar desapercibido es el talento incuestionable de Lisa Owen y Marina de Tavira, ambas recrean la tensión angustiante de Cathy y la dureza y determinación de Ann. Marina brilla por su actuación, pero sin duda Lisa deja perplejo al público con su interpretación. Con ello el montaje no necesita mayor escenografía ni adorno musical, sin embargo la ambientación musical es buena, la iluminación estática es ideal y todos los elementos simples sobre el escritorio en el que debaten son los necesarios para que se desarrolle la obra.

Al final podemos plantear qué tanto la experiencia de la cárcel cambia a una persona, ¿una persona puede cambiar?, ¿hasta dónde?, Dios no perdona a un asesino, ¿pero si ya no eres más un asesino? El Estado es el encargado de hacer justicia y detener a los futuros destructores del orden, las ideologías que quebranten al gobierno deben ser eliminadas…

Por último, el final de la puesta en escena es impredecible y le da un cierre único. Una excelente obra con las actuaciones de Lisa Owen y Marina de Tavira, de David Mamet bajo la dirección de Enrique Singer. Consulta precios y horarios aquí.

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2 comentarios sobre “La anarquista. El poder y la justicia

  1. DEBERIAN VENIR A MONTERREY, TENEMOS MUY POCO TEATRO DEL BUENO.
    FINALMENTE ESO NOS FORMARA COMO CIUDADANOS CRITICOS Y CON CONOCIMIENTO. ES MUY LAMENTABLE QUE ACA NO LLEGAN O LLEGAN MUY POCOS, ESTAMOS CONDENADOS A UN CINE DE POCO NIVEL Y CASI NULAS OBRAS DE TEATRO BUENAS.

  2. Fuê sobrecojedor, presenciar esta puesta. Reviví una experiencia personal, lograron transmitir el miedo,culpa, arrepentimiento, dolor e impotencia que causa el ascinamiento. Una obra cruda y humana, paraiso e infierno se dan la mano. FELICIDADES!!!

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