Por Itai Cruz/ Los éxitos de taquilla, las grandes actuaciones, las espectaculares producciones son las que siempre aparecen en los medios cuando se habla del teatro, sin embargo, también vale la pena mencionar los fracasos, desaciertos y la mala suerte o mala ejecución del personal técnico que está detrás del escenario,  ya que forman parte de la historia y las anécdotas del teatro.

FRACASOS

Alta Fidelidad. La exitosa novela de Nick Hornby fue llevada a Broadway en 2006, tras el éxito que tuvo en cine, era de esperarse que su versión teatral también consiguiera notoriedad, pero una mezcla de malas críticas y el uso de canciones originales en lugar de las que contenía el libro y la película, provocaron que sólo tuviera 13 representaciones. El mismo resultado tuvieron la versión de Lolita, adaptada por Edward Albee en 1981 con un gran reparto y Frankestein (1981),  que en ese entonces se convirtió en el mayor fracaso económico en la historia de Broadway.

frank

MALAS CRÍTICAS

Ante el temor de los críticos, los productores de Desayuno con diamantes, en su primera adaptación teatral (1966) a pesar de contar con dos de los actores más populares del momento Mary Tyler Moore y Richard Chamberlain, decidieron suspender la obra, argumentado que “querían preservar al público y a los críticos de ver una obra aburrida”.

Originally titled "Holly Golightly" during its pre-Broadway tour. Production closed after four previews on Broadway.

Y es que una crítica es una delgada línea que separa el éxito o el fracaso de una obra, por ejemplo,  A Good Time (1901) tiene el récord de haber recibido la crítica más corta de toda la historia, después de su estreno, la crítica consistió en una sola palabra “No”.

PROBLEMAS TÉCNICOS

En algunos casos, no son los productores o los actores los causantes de que la obra sea recordada de una manera negativa, sino los desperfectos técnicos que a veces hay en los teatros o que el personal técnico no está capacitado.

cort theater

En la obra The Lady of the lions (1888) las malas lenguas dicen que al no haber un técnico que supiera cómo abrir el telón que estaba atorado, no hubo más remedio que desalojar a la audiencia y posponer la obra. En 1945 en el estreno de The French Touch, en el Cort Theater de Nueva York, el encargado de las relaciones públicas, tuvo la puntada de perfumar el teatro con el fin de obtener una mejor ambientación, pero el olor fue tan fuerte que muchos de los asistentes salieron huyendo del teatro y los actores no pudieron terminar la obra. Otro caso, ocurrió en el musical 101 Dálmatas en su versión argentina, pues la escena final mostraba a los cachorros pero, al no estar adiestrados, los animales corrían y dejaban evacuaciones por doquier, lo que dificultaba el final de cada representación.

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