Por Gina Fierro/ El simulacro de Idilio, de la autoría y dirección de David Gaitán, es una puesta en escena que a través de la comedia deja ver el panorama de una sociedad gobernada por la múltiple moral, tanto en su contexto social como educacional. Con las actuaciones de Harif Ovalle, Amanda Schmelz, Miguel Romero, Alejandro Morales, Milleth Gómez y Sara Pinet, la obra reestrena temporada en el Teatro Benito Juárez hasta el 27 de septiembre de 2015.
Seis individuos que muestran cada uno un segmento de un país falto de ética, que juegan a la doble moral y que sin importar sobre los valores de quién pasen lograrán satisfacer sus propios intereses. Con toques musicales del Himno de la Alegría, la trama entreteje las acciones de un director de escuela movido por la seducción de la Miss Yolanda, cuyos “méritos” compiten con la rectitud del Profesor Palacios para conseguir una plaza de maestro, mientras éste se divorcia de su esposa desencantada de su matrimonio, con ayuda de un abogado multifacético que se mueve por la promesa de ayudar a quien más le convenga hacerlo.
Para adentrarnos en la historia de estos personajes, Cartelera de Teatro comparte las entrevistas con el elenco y su director:
El Profesor Palacios es quien da vida al idilio, un amante de los códigos morales y la integridad, es el reflejo de la esperanza y la credibilidad en la justicia como premisa para cualquier acción. Quien lucha contra la corrupción y cualquier salto al proceso de lo que implica el trabajo y la honradez del ser humano.
Un personaje fascinante pues además de tener una actuación impecable, por Harif Ovalle, las múltiples facetas que definen su personalidad están fuera de contexto. Palacios es un adulto, pero con gestos de niño, en escena lo vemos en sus movimientos que simulan jugar a saltar la cuerda, en sus posturas corporales y montado en un triciclo, “la infantilización de Palacios es un estrategia para marcar la progresión del personaje, él empieza en el absurdo de la rectitud del comportamiento adulto y de la rigidez moral, tanto que ni siquiera puede decir una mala palabra. En este punto, como director, me interesaba ir poco a poco deshebrando esa estructura moral hacia el punto en el que la integridad es mucho más laxa, que es el universo de lo infantil”, detalló el director de la puesta en escena, David Gaitán.
El actor Harif Ovalle nos describe más a cerca de Palacios. “Él es quien devela todo el organismo podrido de las estructuras de poder y al darse cuenta de que está frente a un aparato burocrático y legal que está en su contra, evidentemente hay un cierto desquiciamiento de su parte, que es propio de cualquier ciudadano. Este personaje contiene una especie de esquizofrenia que lo lleva a cometer ciertos actos de transgresión con tal de develar esta estructura de poder”. Dentro de sus ideales, el profesor logra humanizar su proyecto de valores y su persistencia a través de una adolescente, alumna suya, de quien no ve aún la participación dentro de la corrupción de este juego del que tanto huye. En contra o a favor de la ética, se verá enganchado por sus sentimientos hacia su alumna, Julia.
Graciela, Amanda Schmelz, esposa de Palacios “es una mujer con gran ambición, que se siente aprisionada en su matrimonio porque ya que no hay amor de su parte. No ha probado muchas cosas en la vida y lo que ella busca son aventuras nuevas que vivir. A pesar de tener el compromiso de un hijo y una larga relación, no está dispuesta a quedarse infeliz, así que no se detendrá, pues lo que importa es que ella se sienta bien aunque este bienestar lo encuentre en alguien más”, Amanda Schmelz, intérprete.
Julia, una adolescente enamorada de su maestro por la manera en que concibe el mundo. “Julia juega el papel del único ser todavía ingenuo e inocente que apenas está absorbiendo la información del mundo y que está intentando descubrir hacia dónde va el mundo y hacia dónde tomará su rumbo”, Sara Pinet, intérprete. A través de ella Palacios fantasea con sus principios morales encarnados en su personalidad, mientras ella encuentra en él admiración la cual puede guiar su futuro. Dentro de su rectitud Julia busca también el camino de la aventura y de lo prohibido, pues es menor de edad y según el código moral no es correcto amar a un mayor.
El Director, de quien dependen los asensos de los maestros empleados de la escuela que encabeza. Se mueve por los principios de la corrupción y es débil a la presencia de las mujeres. “Con este personaje el espectador se identifica ya que su sociedad también está permeada de la corrupción del gobierno. En este sentido el director ejerce su pequeño poder sobre Palacios de la manera más burda, siempre lo está atacando porque sabe que tiene el poder y lo puede manipular. Quizás el público se identifique con el personaje porque de alguna manera muchos han cometido -por pequeño que sea- un acto de corrupción”, Miguel Romero, intérprete.
Miss Yolanda, una maestra que consigue tener lo que quiere con su encantos de mujer. “Ella juega un rol social a través de la seducción, con la que busca beneficios que la ayuden a subir de categoría utilizando su cuerpo como objeto a su favor. Maestra y secretaría, un rol ya estigmatizado, ´la que siempre se ve involucrada con el jefe´, y que al final recae en el mismo ambiente de deshonestidad y corrupción”, Milleth Gómez, actriz. La Miss Yolanda también está en búsqueda de la plaza de maestros y aunque emplea su físico para manipular al director, en momentos difíciles recurre a la honestidad.
En entrevista, el director David Gaitán habla sobre el tema a reflexionar con esta puesta en escena, “El simulacro de Idilio es un replanteamiento sobre los códigos morales que decimos defender y los que realmente rigen nuestra conducta y nuestro punto de vista sobre el otro; ante ello, habría que pensar realmente en dónde se fundamentan. La obra no busca marcar ningún juicio ni marcar ninguna flecha sobre cómo comportarse o cómo no comportarse, lo que se busca es poner sobre la mesa un escenario profundamente cuestionable. Busca ser un ejercicio de un cambio de tono en donde se está utilizando el universo de la comedia y del frenesí en el humor para darle al espectador un universo concreto en el que se pueda identificar”.
La novena sinfonía de Beethoven. La puesta en escena es guiada musicalmente por la novena sinfonía de Beethoven, de acuerdo con la propuesta del director, ésta representa un referente a la alegría y es utilizada como un un “leitmotiv” presentado en distintos formatos y que construye el universo de progresión en la obra.
El simulacro de Idilio una comedia llena de reflexiones y con la participación de un elenco destacado en escena. Se presenta los jueves y viernes a las 20:00 horas, sábados a las 19:00 horas y domingos a las 18:00 horas en el Teatro Benito Juárez de la Ciudad de México.
