De príncipes, princesas y otros bichos, dos obras en una

 Por José Islas/ Los cuentos de hadas no son como los pintan, en la vida real los príncipes no son tan azules ni tan maravillosos, ni las princesas son esos seres hermosos, armoniosos y que hasta una bella voz tienen. De príncipes, princesas y otros bichos precisamente nos da ese mensaje: los seres humanos no necesariamente vivimos “felices para siempre”.

La idea en realidad no es nueva, ya en muchas ocasiones se le han dado cualidades humanas a los personajes de cuentos de hadas, en cine por ejemplo Shrek (que también fue llevada al teatro musical con mucho éxito en los Estados Unidos, en México, de la mano del productor Gerardo Quiroz, simplemente no despegó jamás). En el caso de nuestro país, tenemos grandes de esta humanización como 12 princesas en pugna, que lleva varios años, y la obra Y llegaron las brujas de Fred Roldán, con más de dos décadas de presentarse de forma ininterrumpida. Sin embargo, De Principes, princesas y otros bichos es diferente, porque a la vez que humaniza a una princesa y a un príncipe (que en realidad es una parodia del personaje principal del clásico de Antoine de Saint-Exupéry, El Principito), hace también una crítica social bastante fuerte y dura por medio del humor negro. Ambos personajes son interpretados por la actriz Paola Izquierdo, quien también escribió el guión de la obra.

El montaje resulta hilarante y conmovedor a la vez, además tiene una virtud muy interesante: se trata de dos obras en una. El primer acto es realizado por el personaje de una princesa bióloga que busca desesperadamente a un sapo al que pueda convertir en príncipe, el segundo es un príncipe que tiene la apariencia de ser un niño de la calle y que narra los abusos de los que es víctima.

Si bien la idea de esta obra resulta fresca y mezcla el humor negro con la ironía y la crítica social, me parece que la primera parte de la historia (la de la princesa) tuvo un cierre no tan sólido, al cual le hizo falta algo de intensidad, en lo personal me quedé con ganas de conocer más sobre la historia de la princesa. Me parece que la segunda parte está muy bien aterrizada de principio a fin, esta parte de la obra por medio del humor nos invita a pensar y a reflexionar sobre los problemas que viven los niños de la calle, quienes todavía viven en condiciones que tienen mucho en común con el clásico del cine Los Olvidados de Luis Buñuel.

Un aspecto que me parece debe mejorar es la iluminación, pues llega a aturdir al espectador y resulta por momentos incómoda. Creo que la producción podría mejorar este aspecto.

Es de destacar el trabajo de los músicos Isaac Pérez Calzada (violín) y Luis Servín (teclado), le ponen mucho sabor a la obra, sus intervenciones resultan bastante divertidas y enriquecedoras.

De príncipes, princesas y otros bichos se está presentando en el Teatro Virginia Fábregas del Centro Cultural Manolo Fábregas.