Uno puede preguntarse qué de nuevo puede haber en un mensaje tan antiguo, pues Godspell es una adaptación musical del evangelio que Jesús enseñó hace más de 2 mil años… pero no nos adelantemos, pues estamos frente a una obra que nos habla de algo que en el mundo de hoy debería ser muy vigente. Este montaje, dirigido por Lorena Maza, está por finalizar el próximo fin de semana (viernes 18, sábado 19 y domingo 20) su temporada en el Teatro Milán.

Cuando uno asiste a esta obra, apenas han transcurrido unos minutos cuando ya han empezado las reflexiones personales, el buen trabajo vocal de los jóvenes actores de la puesta en escena, escrita por John-Michael Tebelak y Stephen Schwartz, empiezan con fuerza para que el espectador se sienta parte de esa moderna Torre de Babel repleta de creencias, donde seductoramente se escuchan voces que dicen “me tienes que oír”, “me tienes que seguir”. La sencilla escenografía transmite también esa fuerza gracias al mural en el que conviven símbolos de diferentes ideologías.

Este preámbulo es la entrada para recorrer una parte de la vida de Jesús, el pensamiento que compartió con el mundo, su muerte y resurrección; pero en esta ocasión nos transporta hacia un mundo contemporáneo en el que las parábolas que cifraban su mensaje se vuelven accesibles y divertidas.

El desempeño de Juan Pablo Ruiz y sus interpretación merecen una mención especial, pues añaden un toque de alegría al montaje. Sin embargo, las actuaciones de sus compañeros no son menos precisas y comprometidas; José Ron, Donnatella Pelayo, Mario Sepúlveda y Joana Domínguez con un encanto especial bailan, cantan, interactúan con el público y llenan la sala de ese mensaje tan poco común actualmente: hablar del amor.  Una escenografía que integra un andamio, algunas cajas y un juego de luces que apoya sus interpretaciones, el elenco da vida y movimiento a cada escena.

En esta adaptación contemporánea –en la que también participan Alex Sirvent, Jacser, María José Brunet y Mayte de Samaniego– es imposible no ser parte del juego que se consigue con la tropicalización de algunas bromas y que hacen de esta obra musical una experiencia disfrutable.

Sí, uno puede preguntarse qué de nuevo puede haber en un mensaje tan antiguo, la verdad es que resulta refrescante mirarlo desde esta lúdica perspectiva y dejarse llevar por lo que los distintos personajes están reflexionando en el escenario. Así que te invitamos a que no te pierdas esta puesta en escena y acudas este  fin de semana al Teatro Milán.

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