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Durante la conferencia de prensa en la que se anunció la puesta en escena de La última sesión de Freud, los integrantes de este montaje fueron cuestionados sobre el cierre de la vigesimocuarta Conferencia Iberoamericana de Ministros de Educación, celebrada la semana pasada, donde, entre otras puntualizaciones, se refirieron al teatro como una fuerza transformadora.

“Mientras existan más teatros abiertos y haya más facilidades para hacer teatro en la Republica Mexicana tendrán menos oportunidad los chamacos de no tener nada que hacer y de meterse en broncas y en líos y de fumar drogas…”, señaló Jorge Ortíz de Pinedo. “Es una manera de combartir la bronca que está pasando en este país”.

Al respecto, el director José Caballero señaló que afortunadamente el teatro tiene numerosos géneros. Precisó que desde sus inicios, el teatro ha corrido el riesgo de ser, además de un medio de comunicación y de humanización, un medio de manipulación; en este sentido, cuando es desde poder de donde se pretende utilizar como herramienta, quienes hacen teatro solamente pueden estar alerta.

“Ciertamente el teatro tiene cualidades que en esta época son sumamente necesarias para la sociedad. Tenemos una cultura de la imagen y a través del cine, la televisión, las redes, lo que observamos es que se ha ido extendiendo una ilusión de comunicación entre las personas.

“El teatro es un arte vivo, es un arte de presencia. Necesitamos contar con gente que esté dispuesta a jugar con nosotros un juego eterno; nosotros jugamos a ser otro y ustedes juegan a que nos creen y, de esta manera, aprendemos juntos sobre la naturaleza humana”, apuntó.

Y es precisamente en el contacto entre seres vivos que se da en el teatro que se encuentra sus ventajas y sus riesgos. Por ello, finalizó expresando: “qué bueno que lo tomen en cuenta y, por otro lado, diría ¡aguas!”

Por su parte, Sergio Klainer recordó la década de los 60, durante el sexenio de Adolfo López Mateos, cuando acudía como espectador a ver el “gran teatro de México”. En aquel momento, bajo la administración de Benito Coquet en el Seguro Social, se construyeron los teatros de la institución, con lo que se acabó con la falacia de que al público sólo le gustaba entretenerse y reírse, pues se exhibían obras de teatro clásico, a precios accesibles.

En este sentido, subrayó la importancia de volver a esos tiempos, con el gobierno como “mecenas” y a favor de la cultura, pues el teatro no es para una élite, es para todos. De manera que los precios deben ser asequibles y la ayuda debe facilitar la esperanza de volver a tener teatros llenos.

“Hay personas que no han entendido, por ejemplo, que un teatro de Estado o el teatro de la Ciudad de, ya fue construido con el dinero del pueblo, los impuestos sirvieron para que un gobernante usara parte de esos recursos y construyera un teatro”, añadió Jorge Ortiz de Pinedo

“¿Qué es lo que tendrían que hacer esos teatros de la República Mexicana?, solamente cobrar una cuota de recuperación para mantener el teatro en óptimo estado (…) Los teatros deben ser del teatro, para la gente de teatro, para que hagan teatro en el interior del País los grupos locales que están muy abandonados”.

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