El día de hoy se anunció en conferencia de prensa el inicio de la temporada de Crímenes del corazón el próximo 28 de febrero en el Teatro Helénico. Se trata de una obra escrita por Beth Henley en 1978 y estrenada en Broadway en 1981. Por este trabajo, la autora recibió el premio Pulitzer de teatro y el premio de Crítica Teatral de Nueva York.

El montaje, que está bajo la dirección de Enrique Singer, cuenta con las actuaciones de Marina de Tavira, Irene Azuela, Ilse Salas, Martín Altomaro, Jana Raluy y Pedro de Tavira.

Se trata, dijo Singer, de un proyecto nacido de las ganas y la necesidad profunda de hacer teatro. “Por ello escogimos una obra que nos parece ‘muy teatral’, una obra que ya prácticamente podríamos decir que es un clásico contemporáneo. Una obra hecha para que los actores puedan circular en ella de una manera libre, gozosa, para que el público no nada más se divierta sino también vea una parte de su realidad, se vea a sí mismos y vean a otros a partir de ella”.

Sobre el elenco bajo su dirección, Singer puntualizó que se trata de gente muy experimentada, “gente muy talentos, gente muy de teatro, que tienen un espíritu teatral”.

Por su parte, Marina de Tavira señaló que el texto de Henley aborda el tema de tres hermanas y las relaciones entre ellas. Este tema, dijo, es un tema que ha interesado siempre a la literatura universal, en particular a la literatura dramática, lo han abordado “Shakespeare, Chéjov, Bergman, Woody Allen y Beth Henley”. En este sentido, agregó que se trata de un tema muy atractivo dramáticamente, pues habla de relaciones profundas y enraizadas en la infancia.

Esta obra, inscrita dentro del realismo norteamericano, explicó De Tavira, habla de la soledad, la frustración, lo que pudo haber sido, lo que otros esperaban de nosotros, sobre amores que se quedaron en el camino pero están vivos todavía, sobre la vida, sobre los otros que están ahí y que importan, “habla sobre lo entrañable de la vida y las relaciones en la vida”.

Irene Azuela agregó que es la historia de una familia que de pronto es indispensable para la salvación de cada personaje, a pesar de lo complejo de sus relaciones, “es una celebración a la vida”. Es una obra que nos hace recordar que también es imortante celebrar a la vida, “hace bien al corazón, y hace bien al teatro”, dijo. Ilse Salas coincidió al señalar que se trata de una historia entrañable “en la que todos nos podemos identificar”. En este sentido, Martín Altomaro puntualizó que se trata de una obra emotiva, humana y muy hermosa.

Sobre la puesta en escena, Enrique Singer explicó que se respetó el espíritu del texto original, conservando tanto el espacio temporal y el lugar en el que se desarrolla. Se trata de una historia, dijo, en la que se aborda la relación de estas tres mujeres y siempre está presente un mundo femenino que le da color a la obra. En este sentido, agregó, se apostó por la esencia humana dentro del texto original, pues es una obra muy bien escrita, que retrata las relaciones de manera pulcra y exacta, es, puntualizó, “una obra para actores”.

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