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El Teatro de Padua Hills fue un recinto que presentó espectáculos musicales con temas mexicanos durante más de cuatro décadas (1931-1974). Ubicado en la ciudad de Claremont, Califonia, fue sede de una organización no lucrativa encargada de promover el intercambio cultural entre los norteamericanos y aquellos de ascendencia mexicana.

Se ofrecían cursos en música regional mexicana, baile, y clases de español con la intención de preservar la herencia cultural de México en el estado sureño. Comenzó como un pequeño teatro con actores de la comunidad, pero pronto los actores mexicanos estelarizaban obras, bailes y canciones para entretener a los comensales durante la cena.

Aunque las presentaciones se llevaban a cabo en español la mayoría de los asistentes eran de origen anglosajón. Los actores no solamente eran responsables de entretener sino que cocinaban, atendían las mesas y daban mantenimiento al lugar.

Al concluir cada presentación se llevaba a cabo una “jamaica”: una fiesta en la que los asistentes y los actores – “paduanos”- interactuaban dejando de lado las tensiones raciales de la época y su rol espectador/artista.

Sin embargo, el recinto también dio motivo de críticas ya que en el intento de preservar y difundir la cultura mexicana, hubo mucha gente que opinaba que este tipo de iniciativas contribuían a la distorsión de la historia de California. Los más radicales consideraban que los migrantes mexicanos representaban una amenaza en vez de apreciarlos como agentes culturales benignos.

A pesar de las críticas políticas sobre el teatro regional Mexico/Americano, Padua Hills dio la oportunidad a talentos latinos de entrenarse en canto y baile, y forjar relaciones fuertes y duraderas que los llevaron a desarrollar su carrera en el teatro musical y otros espacios.

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