De manera muy conmovedora y humorística se presenta la historia de amistad y audacia entre dos hombres septuagenarios. A Sigfrido le queda poco de vida y decide llamar a su amigo de antaño, Lorenzo para venderle su casa y cumplir, con ese dinero, los sueños que ha dejado guardados, pero en un momento de osadía los amigos intentarán cometer un asalto. Esta puesta en escena se presenta a partir del 19 de septiembre en el Teatro Orientación, del Centro Cultural del Bosque.

La pieza, que fue escrita por Luis Ayhllón, aborda, desde el humor, el latente miedo a la muerte que está presente en todos los seres humanos, explica la directora Gabriela Lozano. Dijo que la idea nació del miedo natural que tienen sus padres o seres queridos a la muerte, y ante la falta de educación acerca del gin de la vida.

“Nace de un tema muy básico y se amplía como un abanico inmenso de temas humanos. Yo quisiera que la gente se ría y reflexione sobre lo que quiere hacer antes de morir y cómo va a ser esa muerte y diga, ¿qué tengo a mi alrededor que es valioso?, la amistad, los amigos, los valores”.

El montaje cuenta con las actuaciones de Édgar Parra, José María Negri y Julián Pastor, quien consideró que se trata de un texto arriesgado, duro y al mismo tiempo conmovedor. “La obra es muy mexicana y latinoamericana, personajes como estos no pueden existir en Europa, todos tienen un programa de bienestar social que hace que los ancianos tengan una cierta seguridad, impidiéndoles llegar a situaciones como la que viven estos personajes”.

Según Julián Pastor, los personajes hablan como lo hacen en la vida real, lo cual rompe con la dramaturgia predominante que intenta corregir el habla coloquial.

“Tengo gran curiosidad por ver si los espectadores logran captar ciento por ciento lo que se dice y los pequeños detalles que hay detrás de cada diálogo, contrario al texto diáfano y directo que predomina en otras dramaturgias”.

Para Negri, el montaje no sólo aborda el tema de la muerte sino cómo se ha vivido y la manera en que en los últimos momentos de la existencia se busca un bienestar.

“Son dos ancianos que vivieron su juventud en los años sesenta y setenta, que se pasaban gran tiempo de su vida en las cantinas del centro y han llegado al final de su etapa, uno está muy enfermo y el otro, en bancarrota; eso es lo que los une”, agregó Julián Pastor.

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