La compañía que dirige Claudio Valdés Kuri funde el arte y el negocio con un mismo objetivo: montarse arriba de un escenario para el deleite del público. Es de reconocer que el impacto de este grupo se debe no sólo a su creación artística sino al arduo trabajo comercial y administrativo que comúnmente permanece detrás del escenario.
Valdés Kuri, un hombre multifacético, que se ha distinguido exitosamente en actuación, dramaturgia, música, diseño de escenografía e iluminación ha dotado de lo mismo a la compañía que se creó en 1997. No está casado con un sólo género o estilo lo que le permite llegar a diferentes públicos.
Sus proyectos han recorrido varios lugares del mundo para dejar el nombre de México en alto en lo que a teatro contemporáneo se refiere: Becket o el honor de Dios, De monstruos y prodigios, El automóvil gris, Dónde estaré esta noche, La piel, El gallo, Todavía…siempre. Ésta última termina el día de hoy su temporada en el Teatro Benito Juárez de la Ciudad de México.
La primera de ellas fue la que diera forma al grupo de Ciertos Habitantes. Su notoriedad repentina hizo que se extendiera el número de funciones programadas dentro y fuera de México, convirtiéndose así en referente del teatro actual. Por ello, la Compañía Nacional de Teatro les propuso producir sus dos siguientes montajes acarreando el mismo éxito. Sin embargo, pronto se dio la necesidad de darle un nombre propio a la compañía para así poder distinguirse.
Y es que Teatro de Ciertos Habitantes sobresale no sólo por abrazar artistas de diferente nacionalidad y rama, sino que ha abierto sus puertas a integrantes con o sin entrenamiento y experiencia permitiendo que desarrollen su talento en el mismo trabajo.
Así el público de los cinco continentes ha sido testigo de un teatro comprometido con el desarrollo intelectual y artístico, consciente de ser un medio excelente para la transmisión del conocimiento e impulsor de cambios.
