Por Oscar Ramírez Maldonado / Goldfish es una puesta en escena que propone, que busca encontrar un lenguaje propio sobre el escenario, pero que a la vez es capaz de comunicar y divertir. Nueve actores (10 personajes), vestidos con variopintos disfraces, reciben al público que va ingresando al Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico. Formados de frente a los asientos nada acompaña a estos actores más que sus compañeros sobre el escenario.
En este escenario libre de cualquier decoración, todo inicia con una disertación sobre el pez dorado; una especie de monólogo a varias voces nos introduce a un aparente caos que va tomando forma y sentido mientras los minutos pasan. Del monólogo a las escenas colectivas, la compañía Los Bocanegra –artífices de esta puesta- van construyendo una apología de la soledad y del fracaso amoroso. Esto en una sociedad que, a pesar de vivirlo a diario, no está acostumbrada ni desea escuchar o hablar sobre el fracaso.
Esta puesta en escena, escrita por Gibrán Portela, Lucía Leonor Enríquez y Aurelio Vargas, tiene en buena parte de sus diálogos un ingenio directo y sencillo –valga decir que ésta es una de las mejores formas del ingenio- que hace reír de buena gana a la audiencia.
Bajo la dirección de Ricardo Rodríguez, esta compañía de actores integrada por María Goycoolea Artís, Anick Pérez, Paola Herrera, Nubia Alfonso, Isabel Almeida, Leonardo Zamudio, Erick Barranco y José Aurelio Vargas logran un espectáculo sólido y completo. El único punto débil a veces son los extensos lances verbales, a ritmo acelerado –de manera consciente y por requisito del texto-, que provocan pequeños tropiezos, casi imperceptibles, para los actores.
En conclusión, el espectador que además de reír busque un montaje que se atreva a proponer, tiene en Goldfish una buena opción para pasar una noche de miércoles en el teatro. Podemos decir que Los Bocanegra, como manifiesta el programa de mano de esta puesta en escena, logran uno de sus objetivos, “encontrar un discurso propio a nivel artístico y estético”.
